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La vuelta a los viajes exóticos tras la pandemia satura los centros de vacunación internacional

Más de tres meses de espera en Madrid o Barcelona dificultan el acceso a algunos destinos a los turistas que no se han inmunizado con suficiente antelación

Centro de vacunación internacional en calle de Francisco Silvela Madrid
Centro de vacunación internacional, en la calle de Francisco Silvela de Madrid .Álvaro García
Pablo Linde

Irene y su pareja han tenido que cambiar sus planes de viaje para este verano. Pensaban ir a Colombia y, de ahí, volar a Brasil para hacer excursiones por la Amazonía. Pero han cancelado esta última etapa. Para cruzar esa frontera es obligatoria la vacuna de la fiebre amarilla y, pese a que el viaje es en julio y llevan intentando pedir cita desde mayo en un centro de vacunación internacional, no han conseguido una.

Algunas de las grandes ciudades españolas tienen meses de espera. Según la web del Ministerio de Sanidad, la primera en sus centros de Madrid y Barcelona es para mediados de septiembre. En Sevilla o Bizkaia llegan un poco antes, en la segunda quincena de agosto. Pero son fechas demasiado tardías para que muchos de quienes no se hayan vacunado ya lleguen a tiempo para sus viajes de verano.

Las administraciones y los hospitales consultados justifican que suele subir la demanda cuando se acercan las fechas del verano. Durante la pandemia había bajado drásticamente, que repuntó algo el año pasado y ha explotado definitivamente este, cuando han vuelto masivamente los viajes a lugares más exóticos, donde vacunas como la de la fiebre amarilla y otras (cólera, hepatitis, sarampión...) son más recomendables. Algunos países del sudeste asiático, por ejemplo, estaban cerrados para turistas en 2022 y abren ahora por primera vez desde que existe la covid.

La Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA) hizo una encuesta que relevó que las reservas de viajes de mayo a octubre habían subido un 35% con respecto al año pasado. La empresa tecnológica de viajes Kiwi ha registrado un incremento aún mayor para este verano: más del doble de reservas que en 2022.

Jose Muñoz, investigador de ISGlobal y jefe del Servicio de Salud Internacional del Hospital Clínic Barcelona, explica que las unidades del viajero tienen una actividad muy estacional y que, a pesar de los refuerzos cuando se acerca el verano, es imposible cubrir toda la demanda. “Venía creciendo de forma sostenida desde aproximadamente 2005, con el auge de los vuelos baratos y la moda de viajar. Llegó a un pico en 2019 y se desplomó durante la pandemia. Para este año esperábamos la recuperación, y a falta de cerrar la temporada, creemos que habremos llegado a cifras de aquel año”, señala.

La misma impresión tiene Marta Arsuaga, especialista en medicina tropical del Hospital Universitario la Paz, en Madrid: “El año pasado viajó sobre todo gente que tenía que gastar los reembolsos debidos a las cancelaciones de la pandemia, pero no fue masivo. En 2023 estamos viendo desde Navidad las consultas llenas y a la gente animadísima. Y, desde marzo, las consultas llenísimas. En mayo estábamos dando cita para agosto; ahora, para octubre. Quien no ha planificado con tiempo no llega”.

La solución que han adoptado es remitir a los usuarios a otras provincias cercanas. En el caso de Irene, intentó en todas las colindantes con Madrid y ninguna le dio cita para antes del viaje. “Ya a la desesperada me presenté en el centro de vacunación de Francisco Silvela [en Madrid] a las siete de la mañana [abre a las 9.00]. Había oído el rumor de que si ibas temprano podías coger una cita sin reserva previa. Pero allí me dijeron que eso ya no se hace, que me podía pasar allí todo el día, pero que no me iban a atender”, explica.

Si viajase a Brasil desde España, no tendría problemas para entrar, pero al llegar desde Colombia, un país endémico de fiebre amarilla, exigen el certificado de vacunación. Como explica Muñoz, esta obligación no se hace por la salud de los turistas, sino por la protección del propio país. “No quieren que llegues de una zona endémica con la enfermedad, te pique un mosquito y comience a expandirse”, razona.

Son muy pocos los países que tienen prohibida la entrada sin este certificado de vacunación internacional desde cualquier destino: una veintena, la gran mayoría en África. Pero muchos otros son endémicos y la inmunización de la fiebre amarilla, sin ser obligatoria, es recomendable. Ocurre con buena parte de América Latina y la propia África.

La fiebre amarilla no es, ni mucho menos, el único riesgo de salud para los viajeros internacionales. “Hay vacunas como la de la hepatitis A que se la ponemos a prácticamente todo el que viaja [a destinos tropicales], porque aquí [en España] hay muy poca exposición, pero fuera abunda y se trata de una vacuna muy segura y cuya eficacia dura toda la vida”, expone Muñoz.

El riesgo de otras enfermedades, como la encefalitis japonesa, se restringe a zonas muy concretas —en este caso, de Asia—, así que los médicos valoran cuánto tiempo va a pasar y dónde va a ir el viajero para decidir si pinchar o no. “No es lo mismo que una persona vaya a un resort de cinco estrellas a otra que vaya a cooperar en un lugar rural”, ejemplifica Arsuaga.

Al arsenal de vacunas que ya existía, este año se ha añadido una más: la del dengue, que ha sido aprobada por la Agencia Europea del Medicamento este año y está disponible en las unidades de medicina del viajero desde mayo. Es una inyección que ha demostrado una eficacia del 80% frente a esta enfermedad tropical transmitida por mosquitos que puede llegar a tener complicaciones graves.

No solo vacunas

Las vacunas son solo una de las herramientas que utilizan en las unidades, pero no la única. “Hacemos una evaluación del viajero, de la zona a la que va, sus enfermedades previas, y ahí valoramos qué necesita. Pueden ser vacunas, antibióticos, profilaxis contra la malaria o, por ejemplo, recetar un diurético si va a un sitio a más de 2.800 metros sobre el nivel del mal para minimizar los riesgos del mal de altura”, añade Muñoz.

Este médico defiende que las unidades del viajero tienen también la utilidad de asesorar a los usuarios de los riesgos que pueden correr en las zonas a las que van, qué tipo de precauciones tomar, y qué hacer en situaciones comprometidas, como la de ser picado por un animal. O, como comenta Arsuaga, alertar sobre los peligros de bañarse en agua dulce en ciertos destinos o recomendar los repelentes de mosquitos que realmente funcionan, “y no pulseras de citronela de supermercado que llevan muchos”.

Al ser unidades muy estacionales, que concentran la mayoría de la actividad cerca del verano, no dan abasto. Esta especialista en medicina tropical recomienda a los viajeros que pidan cita en cuanto cierren el viaje, cuanto más pronto mejor, y no lo dejen para última hora.

¿Y qué ocurre si surge un viaje repentino? En un centro de vacunación de Madrid, este jueves, una enfermera explicaba que si es de turismo no hay nada que hacer: no contemplan excepciones. Y que si se trata de trabajo y está debidamente justificado, se puede estudiar la situación concreta, pero dependerá de la voluntad de los sanitarios del centro de salud en cuestión.

En el caso de Irene, cuando se encontró con las trabas para vacunarse, escribió al Ministerio de Sanidad, que le respondió que siente los inconvenientes. “Durante la época estival la demanda de citas es los Centros de Vacunación Internacional es muy alta y en ocasiones tienen dificultades para darle respuesta en su totalidad. Le proporcionamos el enlace con los Centros de Vacunación Internacional que hay a lo largo del territorio nacional, por si pudiera conseguir cita en alguno cercano a la Comunidad de Madrid”, exponía el departamento en un correo electrónico.

“Por el momento solo tenemos el billete de ida y vuelta de Madrid a Bogotá. Hemos desistido de ir a Brasil. Pero allí visitaremos sitios como el parque nacional Tayrona, donde el riesgo de fiebre amarilla es alto, y no estaremos protegidos. Al Amazonas, donde es todavía mayor, no iremos”, lamenta.


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Sobre la firma

Pablo Linde
Escribe en EL PAÍS desde 2007 y está especializado en temas sanitarios y de salud. Ha cubierto la pandemia del coronavirus, escrito dos libros y ganado algunos premios en su área. Antes se dedicó varios años al periodismo local en Andalucía.

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