El superior de los jesuitas en Bolivia: “Es el tiempo de cortar aquello que tanto mal hace a la Compañía de Jesús”
Bernardo Mercado habla sobre cómo el caso del diario de un cura pederasta está siendo un punto de inflexión en la gestión de la pederastias en la Iglesia boliviana y adelanta que iniciará una investigación interna sobre todos los casos de abusos en la orden en el pasado
EL PAÍS puso en marcha en 2018 una investigación de la pederastia en la Iglesia española y tiene una base de datos actualizada con todos los casos conocidos. Si conoce algún caso que no haya visto la luz, nos puede escribir a: abusos@elpais.es. Si es un caso en América Latina, la dirección es: abusosamerica@elpais.es.
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El corazón de los jesuitas de Bolivia bombea su sangre desde un pequeño bloque de la calle Genaro Sanjines, una de esas calles empinadas del centro de La Paz. Dentro, bajo una luz tenue, espera su provincial, el sacerdote Bernardo Mercado. Tiene 41 años, barba rasa, gafas de pasta y no lleva alzacuellos. “La poca luz es por las facturas. No podemos permitirnos pagar mucho”, justifica. Se mueve con movimientos rígidos, habla con sobriedad. Durante las dos últimas semanas, Mercado ha tenido que hacer frente al mayor escándalo de abusos de la historia de la congregación que dirige. Todo comenzó con la publicación del diario secreto del jesuita español Alfonso Pedrajas, fallecido en 2009, en el que este admitió cómo abusó de decenas de menores en varios colegios de la orden en Bolivia y también cómo sus superiores, los predecesores de Mercado, lo encubrieron durante décadas. Su decisión fue rápida e insólita en la jerarquía eclesial: suspender cautelarmente a todos los exprovinciales que siguieran vivos y que pudieron haber tapado esos delitos. No fue el único en dar un paso adelante. La fiscalía general boliviana inició una investigación y, la semana pasada, el presidente Luis Arce presentó un anteproyecto de ley para hacer imprescriptibles los delitos de pederastia y para crear una comisión de la verdad que realice pesquisas sobre estos casos del pasado. Ahora, en medio del huracán mediático, Mercado ofrece una entrevista a EL PAÍS, donde promete ser tajante con cada caso.
Pregunta. ¿En qué pensó tras conocer la noticia de los abusos de Alfonso Pedrajas?
Respuesta. Primero, en la magnitud del crimen que se describía y en las víctimas. Lo que menos pensé fue en todas las consecuencias a nivel de opinión pública. Pensé en las víctimas inmediatamente. Decir: viene un señor del otro continente, se le recibe tan bien, se le abren todas las puertas y comete estas atrocidades, las registra y las guarda al margen de la Compañía de Jesús. Entonces te viene la imagen de un monstruo.
P. Pero Pedrajas no guardó sus delitos al margen de la Compañía, en el diario cita que habló sobre ello con varios de sus provinciales.
R. ¿Que los superiores y todos lo sabían? Eso es lo que la investigación que está en curso determinará, el grado de participación.
P. La primera medida que hizo fue apartar a estos provinciales cautelarmente.
R. Lo primero que hice fue pedir perdón a las víctimas, sabiendo que eso era insuficiente. ¿Qué es pedir perdón si no va acompañado de obras? Y ahí es cuando yo decido suspender absolutamente a todos los exprovinciales que están vivos, aquellos que fueron en tiempo de Alfonso Pedrajas y los posteriores. ¿Con qué afán? Con el de esclarecer estos crímenes.
P. ¿Cómo fue tomar esa medida? ¿Lo consultó con alguien?
R. Lo consulté con los colaboradores más próximos al gobierno de la compañía y ellos respetaron y apoyaron mi decisión. Es lo mínimo que podíamos hacer si realmente queríamos aportar a las investigaciones. Nosotros proseguimos en conciencia, como correspondía.
P. ¿Ha habido algún malestar dentro de los jesuitas por esa acción tan drástica?
R. No. La Compañía de Jesús boliviana se posicionó con mucha nobleza.
P. Pedrajas era español, aunque se hizo jesuita en Bolivia. Pero hay más casos de españoles que fueron trasladados a su país después de haber cometido abusos. ¿Qué responsabilidad tiene la Compañía de Jesús en España?
R. Hay una responsabilidad institucional, evidentemente. ¿Cuál era el modo de proceder? ¿Por qué procedieron de esa manera? ¿En qué condiciones se enviaban desde allí y en qué condiciones residían aquí? Es lo que las investigaciones nos tienen que dar como resultado.
P. ¿Tienen pensado abrir sus archivos para que la justicia investigue?
R. Todo lo que soliciten se les entregará. Esto ha sido así desde el primer día y nadie puede decir que no se brindó la información que pidieron. En este sentido, es lo máximo que en este momento podemos hacer: dar material para que puedan trabajar las autoridades y dictar los resultados de su investigación.
P. Pero no solo en el caso Pedrajas, ¿abrirá el archivo a las autoridades si quieren investigar todos los casos que no han salido a la luz?
R. Claro, esto está sujeto siempre a la investigación. Yo dudo mucho de los archivos secretos. Hemos visto que los verdaderos archivos secretos los guardan los criminales.
P. ¿Cree que hay más casos de abusos que se han tapado dentro de la Compañía de Jesús de Bolivia o en la Iglesia boliviana en general?
R. Mire, le voy a ser honesto. Después de lo que estamos viendo estos días, yo dejo abiertas todas las posibilidades.
P. ¿La Compañía de Jesús de Bolivia va a iniciar una investigación general sobre todos los casos de pederastia en el pasado, similar a la que han hecho otras órdenes o las Iglesias de otros países como Francia, Alemania o actualmente España?
R. Sí. Lo tengo contemplado y tendremos que hacerlo con gente que realmente tenga la voluntad de esclarecer estos casos y tenga la delicadeza de manejarlo con total responsabilidad. Es un paso que hay que hacer, que lleva su tiempo. Pero se tiene que hacer y cuando se tengan los resultados hay que ponerlos en conocimiento de la opinión pública.
P. ¿Tiene pensado en un futuro reunirse personalmente con víctimas para pedirles perdón?
R. Evidentemente. Siempre y cuando las víctimas quieran mirarme a la cara. Tengo las puertas abiertas para acoger a estas víctimas y para poder conversar.
P. ¿Cree que el caso Pedrajas puede ser un punto de inflexión sobre los casos de pederastia en la Iglesia? ¿Una luz para aquellas víctimas que hasta ahora no han encontrado justicia o no han podido contar su caso?
R. Tiene que haber una luz y lo último que puede desaparecer es la esperanza. Y eso hemos de aprender de las víctimas. Para mí es un tiempo de purificación, de poda. Puede parecer que el árbol está frondoso y maravilloso, pero es el tiempo de cortar todo aquello que tanto mal hace a la Compañía de Jesús y a la Iglesia. Y el podador ha llegado por otros medios, cuando nosotros deberíamos haber pensado [antes] de qué manera hacíamos nuestra poda. [Debemos] Repensar la Compañía de Jesús. Que seremos menos, seremos, pero que sea para dar vida y no muerte, como estamos viviendo estos días con estos crímenes.
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