_
_
_
_
_

Luis Arce pide “castigar severamente” los casos de pederastia en la orden jesuita que conmocionan a Bolivia

El presidente insta a “todas las instancias llamadas por ley a investigar” los abusos sexuales perpetrados por sacerdotes

El presidente de Bolivia, Luis Arce
El presidente de Bolivia, Luis Arce, el pasado 1 de mayo.JORGE BERNAL (AFP)

El presidente de Bolivia, Luis Arce, pidió este martes a “todas las instancias llamadas por ley a investigar y castigar severamente” los casos de pedofilia y pederastia dentro de la orden jesuita cuya revelación ha conmocionado al país. “Condeno enérgicamente estos hechos que no son menores; son conductas aberrantes contra nuestra niñez, a quiénes más debemos cuidar y proteger”, señaló al final del mensaje televisivo que pronunció con ocasión de los dos años y medio de gobierno.

La condena presidencial se produjo días después de que EL PAÍS publicara un reportaje en el que se revelaba que el sacerdote español Alfonso Pedrajas, conocido como Pica, había aprovechado su condición de profesor y orientador espiritual de varias generaciones de niños y adolescentes bolivianos para cometer abusos y violaciones sexuales que confesaba en su diario personal. Este había quedado grabado en su computadora tras su muerte el año 2009, impreso por sus parientes, leído por el sobrino del pederasta, Fernando Pedrajas, y entregado por este a EL PAÍS. Los delitos a los que se refería habían ocurrido principalmente en el Colegio Juan XXIII, situado en Cochabamba y propiedad de la Compañía de Jesús en Bolivia.

En el diario, el padre Pedrajas afirmaba que había confesado lo que le hacía a los chicos a varios colegas religiosos y a los superiores que tuvo a lo largo de su carrera. Pese a ello, estas personas ni lo detuvieron ni lo denunciaron ni lo alejaron de los menores de edad. Lo dejaron seguir como director del Colegio Juan XXIII, formador y orientador de novicios y guía espiritual de los jóvenes que querían volverse jesuitas. Varios de los confidentes de Pica fallecieron. Otros, como Marcos Recolons y Ramón Alaix, siguen vivos y están entre los ocho jesuitas suspendidos por la orden tras el estallido de este caso.

Pedrajas ejerció la pederastia durante 15 años con total impunidad. Él mismo calculó sus víctimas en unas 85, varias de las cuales confirmaron los abusos a EL PAÍS. Los exalumnos del Colegio contaron que varios estudiantes habían denunciado a Pica en su momento y que, en lugar de escucharlos, los jesuitas a los que se habían quejado los habían expulsado y los habían violentado para que guardaran silencio. El exjesuita Pedro Lima declaró a este diario que había sido expulsado de la orden en 2001 por el provincial Alaix, a causa de sus denuncias contra dos sacerdotes pederastas: Pica y Luis To –que la orden trasladó a Bolivia por una condena de pederastia en España–, y contra Antonio Gausset Capdevilla, Tuco, que pasó tres décadas en la ciudad de Sucre rodeado de gran reconocimiento. En esta ciudad está el Centro de Educación Alternativa Padre Antonio Gausset.

Desde 2022, Fernando Pedrajas y un número indeterminado de víctimas presentaron denuncias a la Compañía de Jesús en Bolivia, tanto al director del Colegio que fue el escenario de los delitos, el exjesuita Arturo Moscoso, como al sacerdote Osvaldo Chirveches, encargado de Ambientes Seguros de la Compañía. Chirveches insistió en que el sobrino le mandara el diario de Pica, lo que este no hizo, porque desconfió de él. Pese a ello, justo cuando el reportaje fue publicado, la Compañía de Jesús informó de que esta denuncia era “verosímil”. Al día siguiente, el provincial Bernardo Mercado suspendió de la práctica congregacional a todos sus antecesores vivos y, posteriormente, presentó una “denuncia genérica” a la fiscalía. El lunes, Chiverches hizo lo propio en contra de otros dos jesuitas fallecidos, Luis María Roma y Alejandro Mestre. “Son dos casos que nosotros ya habíamos investigado, ya publicamos los resultados”, declaró. Los consideraron pederastas.

La Conferencia Episcopal boliviana ha pedido perdón, pero algunos de sus miembros han tratado de quitarle pólvora al escándalo, señalando que el problema no se debía politizar, que algunos intentaban aprovechar para “desacreditar a la Iglesia” y que esta no es culpable de los “errores” de algunos curas.

Sigue toda la información internacional en Facebook y Twitter, o en nuestra newsletter semanal.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_