Hans Zollner, experto en la lucha contra los abusos en la iglesia, dimite de la comisión vaticana
El jesuíta alemán ha publicado un comunicado donde muestra algunas discrepancias con la línea de la comisión y con algunas de las decisiones tomadas
Los avances en la lucha contra los abusos en el seno de la Santa Sede no siempre se perciben igual desde las distintas posiciones que se ocupan de la cuestión. Pese a los grandes cambios impulsados por Francisco, siguen planteándose muchas dudas. Y una de las más sonoras la ha expuesto este jueves en forma de portazo el jesuita alemán Hans Zollner, uno de los mayores expertos en la materia y flamante fichaje del Papa para la Pontificia Comisión para la Protección de Menores, creada por Francisco en 2014. Ahora, el alemán ha decidido abandonarla —tras haber sido renovado el año pasado y tener todavía otros dos años más de responsabilidades— y publicar un comunicado explicando algunas de las razones más evidentes de su renuncia.
Los motivos expuestos por Zollner son, fundamentalmente, su desacuerdo en la organización y el funcionamiento del ente pontificio. “Falta claridad sobre el proceso de selección de los miembros y del personal, sobre sus respectivas funciones y responsabilidades; y otra área de preocupación es la responsabilidad financiera y la rendición de cuentas, que creo que es inadecuada. Es crucial que la Comisión muestre claramente el uso de los fondos en su trabajo”, denuncia en el comunicado. Zollner, un hombre recto y estricto en esta lucha que siempre ha hablado muy claro, ha asegurado que “debería haber transparencia sobre cómo se toman las decisiones dentro de la comisión”.
El papa “ha aceptado su petición agradeciéndole profundamente sus muchos años de servicio”, se lee en la nota, donde se elogia la labor de este experto, que en todos estos años “ha ayudado a dar forma e implementar muchos de los proyectos y programas que tuvieron su origen en las deliberaciones de la Comisión”. Según un comunicado del cardenal Seán O’Malley, presidente de esta comisión desde su fundación, el padre Zollner “ha tomado esta decisión tras reflexionar sobre su reciente nombramiento como consultor para la Protección de menores en la Diócesis de Roma y, en vista de ello y de sus otras responsabilidades, ha pedido ser excusado de su puesto en la Comisión”. Pero no parece que el motivo se circunscriba a la dedicación que quiere prestar al otro órgano donde participa.
Zollner, además, ha lanzado un dardo indirectamente contra la reforma de la estructura de la curia promulgada por el Papa, en la que ha cambiado el órgano del que depende la comisión. “No conozco ninguna norma que regule la relación entre la comisión y el Dicasterio para la Doctrina de la Fe, desde que la comisión se incorporó al Dicasterio el pasado mes de junio. Debido a estos problemas estructurales y prácticos, he decidido desvincularme de la Pontificia Comisión para la Protección de Menores”, explica.
Existe otro motivo que podría encontrarse también en la base del desacuerdo de Zollner con algunos de los últimos acontecimientos de la lucha contra los abusos pilotados desde la Santa Sede. El alemán había manifestado en una reciente entrevista a la cadena de radio española COPE su perplejidad por cómo se estaba procediendo con el caso del jesuita esloveno Marko Ivan Rupnik, acusado de abusos a religiosas. “Es muy frustrante darse cuenta de que, a pesar de todo lo que ha sucedido, lo que se ha discutido, debatido y reflexionado en términos de abuso y su prevención, todavía no hemos avanzado”, apuntó.
El pasado 5 de diciembre, la Compañía de Jesús reveló que Rupnik había sido denunciado por varias monjas de la Comunidad de Loyola en Liubliana, de la que había sido padre espiritual. Las víctimas habían acudido al dicasterio de la Doctrina de la Fe para denunciar unos casos que se remontaban a los años noventa, pero el órgano vaticano que se encarga de analizar y juzgar estos casos dictaminó que habían prescrito. Rupnik, tras el examen del Vaticano a su caso, fue apartado de algunas funciones, como la posibilidad de confesar o acompañar espiritualmente a fieles, pero se le permitió que continuase celebrando misa.
Sin embargo, más tarde se supo que ya en 2020 la Doctrina de la Fe le había excomulgado —el castigo más duro en la Iglesia— por “absolver a un cómplice de un pecado contra el sexto mandamiento”. Es decir, el sacerdote había confesado en 2018 a una monja con la que había tenido relaciones sexuales —presuntamente había abusado de ella— obligándola a guardar silencio: uno de los delitos canónicos más graves. De modo que la excomunión le había sido cancelada en un tiempo récord por el mismo órgano que se la había impuesto. Una decisión que levantó sospechas, ya que el prefecto de la Doctrina de la Fe, el español Luis Ladaria, es jesuita.
La Pontificia Comisión de la que formaba Zollner ya sufrió dos bajas sonadas hace años. En 2016 y 2017, dos de sus miembros y víctimas de abusos por parte de sacerdotes, el británico Peter Saunders y la irlandesa Marie Collins, abandonaron la comisión como protesta, al considerar que no había colaboración con el Vaticano.
El pasado 30 de septiembre, Francisco renovó la Comisión con nuevos miembros y con paridad de género, ya que ahora está formada por diez mujeres y diez hombres, en representación de todos los continentes. Los nuevos miembros son los obispos Peter Karam y Thibault Verny, el padre Tim Brennan, las religiosas Mary Niluka Perera y Annah Nyadombo; la profesora mexicana Irma Patricia Espinosa Hernández y otras profesionales, como Maud de Boer-Buquicchio, Anne-Marie Emilie Rivet-Duval, Teresa Devlin y Ewa Kusz. Se mantiene como miembro el chileno Juan Carlos Cruz, uno de los tres supervivientes de los abusos del cura Fernando Karadima, la única víctima del órgano.
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