Los premios más futuristas y la emoción del verso
El impactante escenario de Caixaforum de Valencia alberga una ceremonia de entrega de los Premios Ortega y Gasset marcada por las sentidas palabras de Martín Caparrós y las historias de la guerra
Nunca los ya cuarentones Premios Ortega y Gasset habían contado con un escenario tan futurista. Algunos invitados que visitaban por primera vez el nuevo Caixaforum no ocultaban su asombro ante los paisajes que el arquitecto Enric Ruiz-Geli ha diseñado en el interior del Ágora con forma de ballena que alcanza hasta 70 metros de altura en la Ciutat de les Artes i les Ciències de Valencia. Justo al lado, en el Museu de les Ciències, se está rodando la serie de la galáctica factoría Star Wars Andor con el máximo secretismo. Todo lo contrario que la ceremonia de los premios retransmitida por este periódico y cuyos asistentes se han mostrado solícitos a las cámaras y los focos, conversando entre ellos, haciendo tiempo a que llegara el presidente valenciano, Ximo Puig, acompañado por el presidente de Prisa, Joseph Oughourlian, y la directora de EL PAÍS, Pepa Bueno, y el director de relaciones institucionales de la Fundación La Caixa, Sergi Loughney, para iniciar el acto.
Representantes de la política valenciana, del mundo de la empresa, del periodismo, de la cultura y del deporte se han dado cita a las 13.00. Por segundo año, los premios han salido de Madrid para valencianizar la ceremonia de las mejores historias del periodismo en español que, por azar del calendario, ha coincidido con la votación de la muy poco futurista moción de censura del Congreso de Diputados. La comitiva de cargos socialistas ha sido muy numerosa, desde los consejeros Arcadi España o Gabriela Bravo, al presidente de la diputación de Valencia, Toni Gaspar, pasando por la delegada del Gobierno, Pilar Bernabé, la vicealcaldesa de Valencia, Sandra Gómez, o la portavoz en el Senado, Eva Granados. Tampoco se han perdido la cita el presidente de Les Corts, Enric Morera, de Compromís, ni la portavoz parlamentaria del mismo partido Papi Robles, ni la portavoz del PP, María José Català y sus correligionarios Miguel Barrachina, diputado, y Fernando de Rosa, senador, ni el portavoz adjunto de Vox, José María Llanos, entre muchos otros.
El periodista Santiago Segurola recordaba al Arturito Pomar de los nodos mientras hablaba con el escritor Paco Cerdá, autor de la novela El peón, en la que relata el enfrentamiento entre el genio español del ajedrez y el estelar Bobby Fischer. El escritor Ferran Torrent y la actriz Rosanna Pastor se buscaban para salir juntos en la foto. Los diversos representantes de Mercadona y sus fundaciones satélites, Consum, Global Omnium, Iberdrola o El Corte Inglés, no ponían problemas para retratarse juntos o por separado. Los de Balearia esperaban a su presidente, Adolf Utor, bromeando con la idea de haber llegado a Caixaform en una de sus naves. Agnès Noguera, vicepresidenta de la Asociación Valenciana de empresarios (AVE), saludaba al exdirector del diario y director de la escuela UAM-EL PAÍS, el valenciano Javier Moreno.
Al término de la ceremonia, en el ansiado momento del cóctel, tras superarse el umbral de las tres de la tarde, se han formado diversos corrillos de los que se emitían comentarios de diversa índole, si bien uno se repetía con más asiduidad: la emocionante intervención del periodista y escritor argentino Martín Caparrós, de 65 años. “Bueno, si la gente se ha emocionado es porque he hablado en verso y así es más fácil. Y encima voy en silla de ruedas”, decía el premio Ortega y Gasset a la trayectoria, quitando hierro al asunto. “Yo sí que me he emocionado un poco, claro: que me hayan dado este premio 40 años después de que empezara a leer EL PAÍS, un premio que solo había ganado antes un argentino, mi viejo amigo Tomás Eloy Martínez [fallecido en 2010]...”, apuntaba sin dejar de agradecer con la mirada y la cabeza las felicitaciones.
También los dos monólogos del proyecto Historias de la guerra, que han interpretado María Sahuquillo y Cristian Segura, en representación del resto de sus compañeros de EL PAÍS, corresponsales en la guerra en Ucrania, han concitado el interés de los invitados de una ceremonia patrocinada por la Generalitat, la Diputación de Valencia y Balearia. Lo mismo sucedió el día anterior ante los suscriptores y otros interesados con la versión completa de un proyecto que cuenta con la dirección artística de Raúl Fernández de Pablo. Más tarde, el actor encajó con humor los comentarios de los periodistas versados en el conflicto bélico ante las numerosas peticiones de selfis que atendió por su participación en populares series como El internado o El Pueblo, tras la resaca de las fallas y antes de los premios más futuristas, marcados por la emoción del verso de Martín Caparrós.
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