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La crisis de las adolescentes en EE UU: atrapadas por la violencia sexual y los traumas mentales

Un estudio oficial refleja tendencias depresivas en tres de cada cinco chicas y que casi una de cada cinco sufre violencia sexual

Salud mental EEUU
Jugadoras del equipo de fútbol de Stanford visten camisetas en las que se lee "la salud mental importa" para recordar a una compañera que se suicidó antes de un partido.Yalonda M. James (AP)
Miguel Jiménez

“Los jóvenes nos están diciendo que están en crisis y debemos escucharlos y actuar”, según Kathleen Ethier, responsable del departamento de salud de los adolescentes de los Centros de Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC). Un informe publicado este lunes por el organismo dependiente del Departamento de Salud dibuja un paisaje alarmante de los adolescentes, especialmente las chicas, atrapados por problemas de salud mental, tristeza y violencia sexual.

El informe es la radiografía más completa de los problemas de salud en sentido amplio que aquejan a los jóvenes y abarca cuestiones como la salud mental, los impulsos suicidas, el consumo de drogas, la violencia y el comportamiento sexual. Al presentarlo este lunes en una rueda de prensa telemática, Debra Houry, la jefa médica de los CDC, ha sido tajante: “Los datos muestran un panorama desolador: las adolescentes estadounidenses están sumidas en una creciente ola de tristeza, violencia y traumas. En la última década, los adolescentes, especialmente las chicas, han experimentado un aumento espectacular de las experiencias de violencia, mala salud mental y riesgo de suicidio”, ha afirmado.

Ethier ha bajado al detalle del estudio, el primero que se realiza desde la pandemia, con un trabajo de campo desarrollado en el otoño de 2021 entre estudiantes de instituto. Hay dos frentes alarmantes. Por un lado, la pandemia ha hecho estragos en la salud mental de los jóvenes, aunque las tendencias ya venían de atrás y factores como las redes sociales y los problemas en la escuela también contribuyen a ello. Por otro, la violencia sexual se ha disparado.

En 2021, el 42% de los estudiantes de secundaria habían experimentado tristeza y desesperanza persistentes, casi un tercio habían sufrido problemas de salud mental, un 22% había pensado seriamente en suicidarse, un 18% había hecho planes de suicidio y un 10% lo había intentado en el último año. Son cifras récord en todos los apartados. Y si se mira a las chicas, casi tres de cada cinco adolescentes declararon síntomas depresivos, casi un tercio había pensado en suicidarse (un aumento del 58% en una década), casi una de cada cuatro había hecho planes para ello (el 60% más que en 2011) y el 13% lo había intentado (frente al 7% de los chicos). Los niveles de síntomas depresivos y de pensamientos y comportamientos suicidas son el doble de altos entre las adolescentes que entre los chicos. La situación es aún peor en el colectivo LGTBI, en el que el 45% de los jóvenes habían pensado en el suicidio.

La situación también es alarmante en cuanto a violencia sexual: “Las adolescentes experimentaron niveles récord de violencia en 2021″, ha explicado Ethier, que considera que esa violencia contribuye a las tendencias depresivas. Casi una de cada cinco chicas, el 18%, había experimentado recientemente violencia sexual, lo que supone un aumento del 20% desde 2017. El 14% de las adolescentes habían sido forzadas físicamente a mantener relaciones sexuales cuando no querían.

Durante los últimos 10 años, ese número se ha mantenido alto, alrededor del 10% o el 11%, pero ha saltado del 11% al 14% de 2019 a 2021, en tan solo dos años. “Esto es verdaderamente alarmante. Por cada 10 chicas adolescentes que conoces, al menos una de ellas y probablemente más ha sido violada. Esta tragedia no puede continuar”, ha subrayado Ethier.

“Estos datos son duros de oír y deberían dar lugar a la acción”, ha dicho Houry, la jefa médica de los CDC. “Como madre de una adolescente, tengo el corazón roto. Como líder de la salud pública, estoy impulsada a actuar y prevenir estos problemas y el impacto que tienen en nuestros jóvenes y sus familias. Como médico de urgencias, aún recuerdo a la estudiante universitaria que atendí tras una violación. Estaba avergonzada y pensaba que no había hecho lo suficiente para impedirlo”, ha dicho.

Las adolescentes también consumen más alcohol (27% frente a 19%, aunque en este caso con tendencias claramente a la baja en ambos sexos) y sufren mayores tasas de ciberacoso (el 20%, frente al 11%, con cifras estables frente a anteriores encuestas). El informe de 89 páginas muestra ciertos progresos en el acoso en los propios colegios (quizá algo distorsionado por la pandemia), en evitar el consumo de drogas y sustancias tóxicas y en menores prácticas sexuales de riesgo.

El estudio analiza también las diferencias entre grupos étnicos, pero por lo general no son tan marcadas como las que hay por razón del sexo. Sí señala que los estudiantes negros e hispanos eran más propensos a no ir a la escuela por motivos de seguridad, lo que sugiere una exposición a la violencia ambiental en sus comunidades y escuelas. Sin embargo, los estudiantes negros eran menos propensos que la mayoría de los otros grupos a sufrir acoso en la escuela.

En términos de violencia sexual, las estudiantes blancas tenían más riesgo que las de algunos otros grupos étnicos a sufrir violencia sexual por parte de cualquier persona, mientras que la mayor incidencia de las relaciones sexuales forzadas se da en las jóvenes indias americanas o nativas de Alaska.

“Nuestros hijos nos necesitan ahora mismo”, ha dicho en la presentación del estudio Anna King, la presidenta de la Asociación Nacional de Padres y Profesores, que se ha referido sobre todo a las tendencias depresivas y suicidas. “Lo venimos diciendo. Nuestra nación se enfrenta a una crisis de salud mental juvenil y estos datos la hacen aún más devastadora. Y debemos abordarla ahora mismo. Nuestros niños son el futuro de nuestro país y es fundamental que les ayudemos a alcanzar todo su potencial ahora mismo”, antes de compartir su propia experiencia.

“Mi familia pasó por una situación así con mi sobrina de 15 años, llamada Lada, hace cinco años. Era una niña feliz. Era muy participativa. Bailaba, hacía deporte. Corría en atletismo y baloncesto. Era bailarina y animadora. Nunca supimos qué señales había que buscar. Y eso era muy importante para nosotros. Insto a nuestras familias a que se reúnan, busquen señales”.

Hablar con los hijos, crear entornos más seguros en las escuelas y programas específicos de ayuda a los jóvenes con problemas de salud mental son las recetas que recomiendan los expertos de los CDC para hacer frente a los problemas que destaca el estudio.


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Sobre la firma

Miguel Jiménez
Corresponsal jefe de EL PAÍS en Estados Unidos. Ha desarrollado su carrera en EL PAÍS, donde ha sido redactor jefe de Economía y Negocios, subdirector y director adjunto y en el diario económico Cinco Días, del que fue director.

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