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La búsqueda del gato Tito, un asunto de Estado en Bolivia

Un ministerio y cuatro instituciones gubernamentales del país andino buscan dar solución al extravío de una mascota durante un vuelo, mientras que la aerolínea puede enfrentar una multa de hasta 10.000 dólares

Andrés Rodríguez
Tito the cat
Tito, who went missing during a short domestic flight and has sparked a nationwide search in Bolivia. Andrea Iturre (RR.SS.)

Edgar Montaño, ministro de Obras Públicas, llama a una conferencia de prensa este lunes en el departamento de La Paz. Trasmitida en directo por el canal estatal afirma lo siguiente: “Tito todavía está con vida y podría estar en las viviendas contiguas al aeropuerto”. La autoridad continúa y dice que ha instruido que el cuerpo de bomberos, en conjunto con el personal de cuatro instituciones estatales, hagan un rastrillaje para dar con su paradero. “Hemos dispuesto comida y también agua en todos los sectores para que pueda estar alimentado, al gatito le gustaba el atún. Tenemos las esperanzas de que el gatito Tito va a aparecer”, finaliza Montaño.

Tito tiene tres años, pesa entre seis a siete kilos, tiene una mancha distintiva en el rostro, responde a su nombre y es de color blanco con tonos grisaceos. La desaparición de esta mascota, propiedad de Andrea Iturre, es el caso que ha despertado indignación y malestar en algunos sectores de la población boliviana desde hace un poco más de una semana. La propietaria de Tito denunció, a través de una publicación en Facebook el 10 de diciembre, que durante la preparación de un vuelo local de Tarija a Santa Cruz, departamentos ubicados en la región sureste del país, la aerolínea estatal Boliviana de Aviación (BoA) extravió a su gato.

“Solicité que me dejen llevar a mi mascota en cabina y me denegaron alegando que el canil [caja transportadora para mascotas] que él tenía no estaba autorizado y así me presionaron para que vaya a bodega”, explica en la publicación que se viralizó siendo compartida más de 19.000 veces.

En su relato Iturre detalla que el vuelo tuvo un retraso de más de dos horas, por lo que suplicó que le permitan estar con Tito en cabina porque era demasiado tiempo de espera y él se encontraba sedado. Los funcionarios de BoA, según Iturre, solo se remitieron a decirle que el avión saldría en 20 minutos y que tenga paciencia. “Al llegar a Santa Cruz, esperando el equipaje, casi me muero al recibir el canil de mi gato vacío y sin ninguna referencia de él. Después de unos minutos recién aparece un agente de BoA para decirme que lo extraviaron en Tarija. Ni siquiera se dignaron en decírmelo antes de volar y yo me enteré en Santa Cruz, muchas horas después”, continúa en la publicación.

Iturre denuncia que tuvo que tomar acciones inmediatas por su cuenta. Retornó a Tarija en busca de información para dar con el paradero de su gato, pasó más de 24 horas tratando de encontrar soluciones, tiempo en el que no obtuvo una respuesta o llamada por parte de la empresa. La aerolínea se limitó a publicar un comunicado a través de sus redes sociales, en fecha 10 de diciembre, especificando que “en relación al caso de Tito, la mascota que salió de su contenedor especial, Boliviana de Aviación mantiene activa su búsqueda a través de una comitiva cuya tarea es encontrar a Tito y regresarlo con su familia”, según se puede leer en un fragmento de la misiva.

“Aunque sea nuestra línea bandera BoA, igual he instruido a la ATT [Autoridad de Regulación y Fiscalización de Telecomunicaciones y Transportes] que se haga una investigación. La investigación tiene que dar responsabilidad”, afirmó el responsable de la cartera de Obras Públicas en conferencia de prensa.

Por su parte, a pedido del ministro de Obras Públicas, la Autoridad de Regulación y Fiscalización de Telecomunicaciones y Transportes (ATT) solicitó informes a la aerolínea sobre las circunstancias y procedimientos que adoptó BoA para transportar a la mascota. El director ejecutivo de la ATT, Néstor Ríos, advirtió que se puede imponer una multa de más de 10.000 dólares a la empresa, cifra que para los usuarios en redes sociales es “irrisoria”, por lo incalcuable de la pérdida para la dueña.

Para un grupo de la población, la pérdida de Tito por parte de BoA fue la gota que colmó el vaso de una serie de años de atención deficiente por parte de la aerolínea. BoA fue creada en 2007 —a través de un decreto supremo—, pero no fue hasta 2009 cuando comenzó con sus operaciones tras recibir el certificado de operador aéreo. Desde entonces, la empresa estatal con el pasar de los años se ha ido haciendo con el monopolio de las rutas nacionales en el país andino. Según diferentes especialistas, la participación de la empresa en el mercado nacional oscila entre el 79 y 82%. La ATT dio a conocer que en el primer semestre de 2022, BoA realizó 11.470 vuelos y registró 1.209 quejas, las cuales van desde retrasos, fallas técnicas, así como pérdida y robo de maletas.

La propietaria retornó de Irlanda a Bolivia para hacer los trámites para llevarse a Tito con ella ya que, según dio a conocer, padece de ansiedad y su gato siempre fue su acompañante. “Volví para llevármelo conmigo, es todo para mí. Mi plan era ir a Santa Cruz donde yo planeaba hacerle poner el chip y certificarlo como un gato terapéutico. Yo me voy a quedar hasta encontrar a mi gatito, voy a llegar hasta las últimas instancias. No me muevo de aquí sin él o con una explicación clara de qué es lo que le pasó”, dijo en una entrevista en inmediaciones del aeropuerto de Tarija.

Iturre no pierde la esperanza de hallarlo y continúa en la búsqueda de su compañero en los alrededores de la pista del aeródromo, a la espera de algún dato o señal sobre su paradero. Bomberos, personal de la ATT, de la Dirección General de Aeronaútica Civil y de la Navegación Aérea y Aeropuertos Bolivianos tienen la orden de acompañar en la labor para intentar solucionar el extravío de este animal de compañía. Encontrar a Tito es un asunto de Estado.

Sobre la firma

Andrés Rodríguez
Es periodista en la edición de EL PAÍS América. Su trabajo está especializado en cine. Trabaja en Ciudad de México

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