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Los padres de Madeleine McCann pierden su batalla contra la justicia portuguesa por permitir un libro que les considera sospechosos

El Tribunal Europeo de los Derechos Humanos respalda al Supremo de Portugal, que defendió la libertad de expresión del primer inspector del caso Gonçalo Amaral

Gerry and Kate McCann
Gerry y Kate McCann, en Praia da Luz (Portugal, poco después de denunciar la desaparición de su hija Madeleine (en el recuadro) en agosto de 2007.ARMANDO FRANCA (AP)
Tereixa Constenla

Los McCann, padres de la pequeña Madeleine, desaparecida en un apartamento del Algarve en 2007, han perdido su batalla contra la justicia portuguesa. El Tribunal Europeo de los Derechos Humanos ha dado la razón al Supremo portugués, que en 2017 absolvió a Gonçalo Amaral, el inspector que lideró la investigación del caso en la primera fase, de haber atentado contra su honor en el libro Maddie: la verdad de la mentira, como esgrimían Kate y Gerry McCann en su demanda. Los jueces del alto tribunal luso consideraron que en el conflicto entre el derecho al honor y la libertad de expresión debía prevalecer el segundo. “Toda la estrategia de este matrimonio se ha venido abajo”, ha comentado Amaral a EL PAÍS. “Ellos querían ganar para poder decir que no tienen nada que ver, pero este proceso contra mí y luego contra la justicia portuguesa es civil y no criminal. No se trataba de saber quién fue el culpable de la muerte, si no de si yo podía escribir el libro”, agregó.

Ahora el Tribunal de Estrasburgo respalda su razonamiento en un fallo acordado por unanimidad al señalar que los jueces portugueses hicieron una “cuidadosa evaluación del equilibrio entre el respeto a la vida privada y el derecho de Gonçalo Amaral a la libertad de expresión”. El libro se publicó en 2008, un año después de la desaparición de la niña de tres años en el apartamento de Praia da Luz, donde dormía sola junto a sus dos hermanos bebés. Amaral recoge en la obra la hipótesis de que los padres simularon la desaparición de la pequeña, que podría haber muerto de forma accidental. Gerry y Kate McCann habían dejado a sus tres hijos de corta edad dormidos en el apartamento mientras ellos cenaban con un grupo de amigos en el restaurante de la urbanización.

La denuncia de los McCann contra Amaral encontró eco en primera instancia, donde un juzgado prohibió la publicación de la obra (tanto la versión impresa como el documental que le siguió) y retiró los ejemplares distribuidos al entender que había atentado contra la reputación de la pareja e invadido su privacidad. Sin embargo, el litigio dio la vuelta en las siguientes instancias, que aludieron al hecho de que los británicos habían expuesto de forma voluntaria su intimidad en entrevistas.

Este argumento ha tenido peso entre los siete jueces de Estrasburgo, que recuerdan en su resolución que antes de la publicación del libro, los McCann habían divulgado la desaparición de su hija “utilizando agencias de comunicación y reclutando asesores de prensa” y que continuaron haciéndolo después. “No parece que [el libro] haya tenido ningún impacto serio en sus relaciones sociales o en la legítima búsqueda de su hija”, esgrimen. El tribunal considera que el recurso de los padres a los medios de comunicación les convirtió en personajes públicos y que, en consecuencia, ven reducido su derecho a la privacidad.

Gonçalo Amaral
Gonçalo Amaral dirigió durante cinco meses las investigaciones de la Policía Judicial (PJ) portuguesa para encontrar a Madeleine McCann.Miguel Ribeiro Fernandes

En cuanto a las informaciones contenidas en el libro, los jueces de Estrasburgo señalan que figuraban en el sumario de la investigación policial, “siendo por tanto públicas”. Amaral destacó siempre una serie de indicios como la aparición de sangre y vestigios biológicos de Madeleine en el coche de la familia y en el apartamento de Praia da Luz, olfateados por perros de la policía británica. Esta fue una de las razones que llevó a la Policía Judicial a declarar a los padres como arguidos (sospechosos oficiales) por la desaparición y es la principal hipótesis de Amaral, que fue apartado del caso el 2 de octubre de 2007 y que acabó dejando la Policía Judicial después de 27 años. “En el libro no se inventa nada, se cuenta lo que se recoge en el sumario policial, donde estaba la hipótesis de que podría haber ocurrido una muerte accidental y después una simulación del rapto”, sostiene Amaral por teléfono.

Kate y Gerry McCann figuraron durante un año como arguidos, la misma imputación que pesó sobre el empresario británico Robert Murat y el informático ruso Sergey Malinka. Finalmente la policía retiró esta condición a los cuatro. Ante la falta de avances, la Fiscalía lusa cerró su investigación hasta que en 2020 se reactivó gracias a una pista alemana que apuntó hacia un nuevo sospechoso: Christian Brückner, de 44 años, condenado por una violación en el Algarve, al que la policía portuguesa investigó y descartó en 2007 por el caso Madeleine. El pasado mayo, poco antes de que se cumpliesen 15 años de la desaparición, la Policía Judicial declaró a Brückner arguido, con el objetivo de evitar la prescripción del caso (la ley da 15 años de margen).

El sospechoso alemán, que está encarcelado en Oldenburg por una agresión sexual, podría haber estado cerca de Praia da Luz la noche de la desaparición, según revela su móvil. Un testigo también declaró que le escuchó presumir de que sabía donde se encontraba Madeleine McCann. En opinión de Gonçalo Amaral, se trata de “la construcción de un falso sospechoso” con el objetivo de “influir” en el Tribunal Europeo de Derechos Humanos que estaba examinando el caso de los McCann contra la justicia portuguesa.

Los McCann disponen ahora de tres meses para recurrir el fallo del Tribunal de Estrasburgo. En un comunicado que han difundido hoy han mostrado su decepción por la decisión judicial y recuerdan que demandaron al inspector por una única razón: “Las infundadas acusaciones del señor Amaral podían tener un impacto negativo en la búsqueda de Madeleine”. “Si el público creía que nosotros estábamos implicados en su desaparición, entonces no estarían alerta ante posibles pistas y no informarían de detalles relevantes”, agregan. Las padres de Madeleine subrayan que el objetivo ahora se centra en encontrar a su hija y al responsable de su desaparición.

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Sobre la firma

Tereixa Constenla
Corresponsal de EL PAÍS en Portugal desde julio de 2021. En los últimos años ha sido jefa de sección en Cultura, redactora en Babelia y reportera de temas sociales en Andalucía en EL PAÍS y en el diario IDEAL. Es autora de 'Cuaderno de urgencias', un libro de amor y duelo, y 'Abril es un país', sobre la Revolución de los Claveles.

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