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El cantante R. Kelly recibe una nueva condena, por pornografía infantil

Un tribunal de Chicago considera culpable al ídolo caído del soul, que ya fue condenado en junio a 30 años de prisión por abusos y tráfico sexual

R. Kelly, en junio de 2019, abandonar un juzgado de Chicago.
R. Kelly, en junio de 2019, abandonar un juzgado de Chicago.SCOTT OLSON (AFP)
Iker Seisdedos

Un jurado federal de Chicago ha condenado este miércoles al ídolo caído del R&B R. Kelly por seis de los 12 delitos de los que se le acusaba: tres de pornografía infantil y tres de pedofilia. Sus 12 miembros encontraron probado, tras una deliberación de 11 horas, repartida en dos días, que se grabó abusando sexualmente de una muchacha, que entonces, a finales de los noventa, contaba 14 años. Durante el juicio, la identidad de la víctima, hoy una mujer de 37 años, se mantuvo tras el alias, habitual en el derecho procesal estadounidense, de Jane. Al músico le queda ahora conocer la sentencia; cada uno de esos delitos acarrea en el Estado de Illinois penas de prisión de hasta 10 años.

En junio pasado, un juez de Nueva York lo condenó a 30 años de cárcel por nueve cargos por abusos y tráfico sexual, nueve meses después de que un tribunal lo hallase culpable en un juicio enormemente mediático en el que se escucharon durante semanas los testimonios de 45 de sus víctimas, que lo pintaron como a un hombre poderoso que se servía de su fama para, con la ayuda de sus colaboradores, tejer una red de abusos, a menudo cometidos con menores. Entonces lo acusaban siete hombres y dos mujeres. Aquella victoria judicial se interpretó en Estados Unidos como un hito racial en el movimiento Me Too.

Este miércoles, Robert Sylvester Kelly, de 55 años, fue también absuelto de conspirar para obstruir a la justicia en un proceso emprendido contra él en 2002, también en Chicago, en cuya zona sur creció y desarrolló su carrera, así como de un complot para conseguir pornografía infantil. Vestido con un traje azul marino y tras unas gafas negras, el cantante ha escuchado impertérrito el veredicto. En el banquillo de los acusados también se sentaban dos de sus colaboradores, Derrel McDavid y Milton Brown, a los que el jurado declaró inocentes.

Los hechos por los que se le ha condenado a Kelly este miércoles ya fueron objeto de un juicio, después de que en 2002 el video llegó a ojos de un periodista musical de Chicago, Jim DeRogatis. Entonces, la víctima mintió al gran jurado que instruía el caso, al que aseguró que ella no era la niña que salía en el video, y que nunca había mantenido relaciones sexuales con Kelly. Tampoco se presentó al juicio, lo que posibilitó que en 2008 el músico fuera declarado inocente. En realidad, Jane tuvo una relación de varios años con el artista, y no se decidió a hablar hasta que una serie documental titulada Surviving R. Kelly (2019), producida por la cineasta negra Dream Hampton, que daba la voz a varias de las mujeres que lo acusaban desde hace años, reavivó el caso contra el músico.

Según la acusación, el primer silencio de Jane se debió a una conspiración criminal de Kelly y sus secuaces para convencerla a ella y a otras chicas a las que grabaron entonces de no cooperar con la justicia. Según varios testigos, el cantante trató desesperadamente de recuperar esas grabaciones porno con menores, que en la época sacaba del interior de una bolsa de gimnasia para distribuirlas por la ciudad. En el segundo proceso, que arrancó el pasado mes de agosto, la fiscalía afirmó que llegó a ofrecer hasta un millón de dólares por recobrar esas pruebas de sus crímenes.

Las primeras sospechas de Kelly provienen de los 90, sus años de mayor gloria, cuando era una superestrella del R&B, estilo musical de consumo esencialmente estadounidense que actualizó el soul en la última década del siglo. Su mayor éxito en Europa fue, en 1996, I Believe I Can Fly. En ese tiempo, y pese a su fama, era habitual verlo en un McDonald’s de Chicago al que iba, recuerdan los testigos, a la caza de estudiantes de un instituto cercano.

Jane era una de esas muchachas. Militaba en un grupo vocal junto a otras adolescentes. Conoció a Kelly cuando estudiaba en el instituto. Visitó su estudio de grabación con una tía, cantante profesional. Poco después de esa reunión, Jane les dijo a sus padres que Kelly sería su padrino. Cuando estos supieron de la existencia del video, Kelly se arrodilló ante ellos y les suplicó que lo perdonaran, según el testimonio de la hija. Esta les imploró que no tomaran medidas contra el músico porque “lo amaba”.

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Sobre la firma

Iker Seisdedos
Es corresponsal de EL PAÍS en Washington. Licenciado en Derecho Económico por la Universidad de Deusto y máster de Periodismo UAM / EL PAÍS, trabaja en el diario desde 2004, casi siempre vinculado al área cultural. Tras su paso por las secciones El Viajero, Tentaciones y El País Semanal, ha sido redactor jefe de Domingo, Ideas, Cultura y Babelia.

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