Wilfredo Miranda y Carlos Herrera, Premio Ortega y Gasset a la mejor cobertura multimedia: “En Nicaragua el periodismo es un oficio de alto riesgo”
Los periodistas forman parte del equipo de ‘Divergentes’ reconocido por sus reportajes sobre la represión impuesta por Daniel Ortega
Lo que iban a ser cuatro reportajes sueltos acabó siendo el trabajo premiado como mejor cobertura multimedia de los Premios Ortega y Gasset de Periodismo que este martes se entregan en Valencia. El reto tras la masacre: memoria, verdad, justicia y no repetición, publicado por el medio nicaragüense Divergentes, es un especial web que refleja la represión y el horror que vive Nicaragua bajo la dictadura de Daniel Ortega. Dos de los autores del trabajo, Wilfredo Miranda y Carlos Herrera, recuerdan cómo, durante un año, recopilaron información, recogieron voces y pensaron formatos para tratar muy diferentes aspectos de la situación actual del país, que tuvieron que abandonar hace casi un año.
“No es seguro que hoy pudiéramos hacer este trabajo”, afirma Miranda. “Ahora reina aún más el silencio”, relata con pesar porque, al igual que ellos, más de un centenar de periodistas viven hoy en el exilio, perseguidos por el régimen de Ortega. “En Nicaragua el periodismo es un oficio de alto riesgo”, asegura Miranda que, como su compañero, sufrió personalmente la persecución de Ortega, acusado a través de una ley que arroga al mandatario la capacidad de decidir qué es verdad y qué no, creada para perseguir a periodistas. A esa dificultad se une el hecho de que no hay más fuentes de información que las oficiales, pero políticos, jueces y fiscales “o están encarcelados, o en el exilio, o tienen miedo”.
Miranda y Herrera trabajan en el exilio, pero no cejan en su empeño de hacer periodismo. Aunque sin reproches, admiten que la represión “se ha normalizado” en Nicaragua, un país que, quizá, debería captar la atención de más medios de comunicación “y de la Academia”, señala Miranda. “Si no hay libertad de prensa, no hay libertad de pensamiento y ningún periodista sirve preso ni mártir”, sentencia. Actualmente, en Nicaragua hay presos tres periodistas y un directivo de un diario, así como tres Redacciones “confiscadas”.
Ambos conocen al dedillo cada una de las 12 partes en las que se divide el especial. Formaron parte de su gesta, de la planificación y de la elaboración. Excepto los análisis, los reportajes, informaciones y crónicas no están firmados, son anónimos. “Es importante preservar la seguridad de los reporteros”, explica Wilfredo Miranda y argumenta que ese anonimato les obliga a trabajar incluso con más rigor que el que se requiere a un periodista que firma sus informaciones, pero es que, según cuenta, “el anonimato se ha convertido en algo sustancial”.
Tanto Miranda como Herrera hablan con firmeza de Nicaragua, de los asesinatos, del horror con el que viven los que aún permanecen en el país. “Hay impotencia, rabia y dolor. Vivimos en un estado de terror”, rememora Herrera. Su charla no tiene grietas. Se saben transmisores de la historia de su país y confían en que su trabajo sirva para preservar la memoria, que algún día se haga justicia y, además, que no se repita. Aun así, no son optimistas sobre un futuro mejor a medio plazo. “La única salida que le veo es el reloj biológico de Daniel Ortega”.
Miranda y Herrera han dedicado el premio a los periodistas nicaragüenses que siguen intentando hacer su trabajo y a aquellos encarcelados que están sufriendo torturas. Ambos integrantes de Divergentes confían en que el reconocimiento sirva para que el mundo sea consciente de la represión que se vive en Nicaragua y de la continua violación de los derechos humanos.
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