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La crisis del coronavirus
Tribuna
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Potencial pandémico en otoño

Es necesario tener un sistema general de alertas que esté siempre activo y no uno que se pone en marcha cuando es demasiado tarde

Crisis del coronavirus
Centro de salud en la avenida de Aragón de Madrid.Víctor Sainz
Rafael Bengoa Rentería

La caja de Pandora se abrió al principio de 2020, salió un virus muy eficaz y nos pilló desprotegidos. Se cuenta que, cuando Pandora cerro rápidamente la caja, consiguió contener dentro la esperanza para así proteger la confianza en el futuro.

Ahora estamos en un momento más esperanzador, con los países de nuestro entorno, todos apostando por una situación más estable de endemicidad. La confianza se basa en una haber logrado una inmunidad amplia en la población, la disponibilidad de más vacunas y de nuevos medicamentos, una población responsable y los datos sobre unas variantes menos severas.

Este escenario es aceptable si a la vez los gobiernos de este país están preparando un plan para un posible otoño caliente-viral.

Hemos aprendido todos que este virus tiene potencial pandémico, es decir que tiene características internas que le aportan ventajas sobre nosotros. No es predecible lo que hará el virus. Lo que sí es predecible es prepararnos mejor. No se trata de caer en una suerte de fatalismo, sino simplemente de capacitarnos más y mejor.

Parece poco probable que ese escenario se exprese como un virus muy transmisible y más severo clínicamente vía el surgimiento de una variante. Lo que parece más probable es que la familia ómicron siga evolucionando con alta infecciosidad a la vez que nuestra inmunidad disminuye con el tiempo, tanto si hemos estado infectados como con las vacunas. Eso nos haría vulnerables de nuevo.

Debemos tener un plan para sentirnos más seguros. No se trata aquí de sugerir todas las intervenciones necesarias, pero, sean las que sean, es importante que estén siempre activadas, es decir un sistema general de alertas que esté “siempre activo” y no uno que se pone en marcha cuando es demasiado tarde. Sería un proceso parecido al wifi que está siempre en on y ya no necesitamos conectarnos cada vez a la red.

La población tiene derecho a saber si el país está listo para ese posible siguiente capítulo y entender este verano, antes de que ocurra, qué es lo que activaría la alarma, cuáles son los factores que podrían hacernos volver a ciertas restricciones, incluidas las mascarillas.

No solo se diluye el efecto de la vacuna en nuestros cuerpos con el tiempo, sino que también se diluye la resiliencia del Sistema Nacional de Salud tras más de dos años de resistencia. Aún hay dudas de si necesitaremos todos una dosis de recuerdo en unos meses. Lo sabremos pronto. Lo que si sabemos ya es que el SNS si necesita una dosis de recuerdo —en forma de inversión―. En su caso no sería la cuarta dosis, sino la primera, y deberá repetirse la inmunización de forma multianual en los presupuestos.

Hoy el SNS está desestabilizado. Es necesario devolverle el tono que necesita antes del otoño, que podría ser cuando se vuelva a expresar el virus. No está de más recordar que la variante delta lo hizo en verano. No será necesario simplemente tener las alertas mencionadas, sino un sistema de salud resiliente que pueda encajar los siguientes envites del virus.

Desconozco si los gobiernos y partidos políticos de este país han interiorizado la probabilidad de pandemias futuras o de una variante en los próximos meses, pero es importante que sepan que, cuando la población confía en su sistema de salud, tiende a confiar más en sus gobiernos.

Por consiguiente, parece evidente que los líderes políticos de este país no solo asuman la gestión de la crisis pandémica en su fase aguda, sino que también lideren esta siguiente fase de preparación.

No nos conviene ignorar el futuro.


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