La mascarilla en el transporte público dejará de ser obligatoria en Francia el 16 de mayo
El uso del tapabocas estará “recomendado” en trenes, autobuses y aviones, pero no será obligatorio. Sí lo continuará siendo en hospitales y residencias de la tercera edad
Francia acabará el lunes que viene ampliamente con el último gran símbolo de la pandemia de coronavirus que ha marcado la vida de todo el planeta los dos últimos años: las mascarillas. El ministro de Sanidad, Olivier Véran, ha anunciado este miércoles que el uso de tapabocas en los transportes públicos dejará de ser obligatorio el 16 de mayo, aunque sí continuará siendo “recomendable”, sobre todo para las personas más vulnerables.
Su uso también será requerido, “al menos hasta el verano”, en hospitales y residencias de ancianos, donde también habrá que presentar todavía un pase sanitario (la prueba de una vacunación completa o de un test negativo). Y toda persona que dé positivo de covid deberá mantenerse aislada al menos una semana.
“La situación epidémica mejora”, ha justificado Véran las decisiones, anunciadas tras el último Consejo de Ministros del Ejecutivo saliente de Emmanuel Macron, que tiene que nombrar un nuevo equipo de gobierno en los próximos dos días. “La pandemia no ha terminado, pero la cifra de nuevos diagnósticos diarios disminuye y consideramos que ya no es proporcionado mantener esta obligación”, ha agregado el todavía responsable de Sanidad francés.
Aunque cada día siguen registrándose nuevos contagios (56.449 nuevos casos el martes, pero la media a siete días solo es de algo más de 37.000), todos los indicadores llevan tiempo a la baja en Francia, especialmente las cifras hospitalarias: en la última semana, la media de hospitalizaciones ha estado en 951 y las de ingresos en cuidados intensivos por covid en 102. La cifra media de fallecidos semanales es de alrededor de medio millar. Una situación claramente mejorada gracias, ha subrayado Véran, a la intensa campaña de vacunación: 54,3 millones de personas han recibido al menos una dosis en Francia, y 53,4 millones están completamente vacunadas.
Francia ha apostado por una bajada de la mascarilla progresiva: desde finales de febrero, dejó de ser obligatoria en lugares cerrados que exigieran pasaporte de vacunas, como museos o teatros. Y desde mediados de marzo, solo se requería en hospitales, residencias de la tercera edad y transportes colectivos. Al mismo tiempo, se suspendió el pasaporte de vacunas, una medida que provocó fuertes protestas desde su imposición a finales del verano pasado.
Dos meses más tarde, desde el lunes próximo, los transportes públicos también estarán exentos y se podrá circular libremente tanto en metro, como en autobuses, trenes o aviones. A la pregunta, sin embargo, sobre si habrá que llevar mascarilla en los vuelos internacionales en dirección o procedentes de países donde la obligación sigue en vigor, Véran respondió que serán las compañías las que lo tendrán que determinar, pero recordó que ya hay 11 países de la Unión Europea que han levantado esa obligación y se mostró convencido de que en el resto de países se hará próximamente.
Sobre la posibilidad de una nueva campaña de vacunación, Véran adelantó la posibilidad —”quizás, quizás”, precisó— de que sea necesaria una nueva dosis de recuerdo a partir del otoño “si volviera a emerger otra ola”, pero indicó que a estas alturas no es posible determinar si ello sería indicado solo para la población vulnerable o para todos.
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