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La Cámara de Representantes de EE UU aprueba un proyecto que prohíbe discriminar el pelo afro

Durante décadas, los tribunales han recibido demandas de afroamericanos que fueron despedidos de sus trabajos por llevar el cabello al natural

Yolanda Monge
Pelo afro
Una mujer con el pelo afro posa para una fotografía.Peathegee Inc/Blend Images (Getty Images)

En la conquista de derechos civiles por parte de la comunidad negra de Estados Unidos todavía queda camino por recorrer. Este viernes, la Cámara de Representantes ha aprobado la norma que prohibirá cualquier discriminación basada en el pelo de una persona. Si se es afroamericano se enfrenta un dilema que no viven otras etnias: dejar crecer el pelo natural o someterlo a productos químicos para que “el pelo malo” se transforme en “pelo bueno”. La ley Crown (Create a Respectful and Open Workplace for Natural Hair) pretende generar un lugar de trabajo respetuoso y abierto para el cabello natural al prohibir “la discriminación basada en el tipo de peinado o la textura de pelo de un individuo”. La ley marcha ahora hacia el Senado. Su aprobación en la Cámara se hizo de forma partidista, 235 votos demócratas a favor y 189 republicanos en contra.

Algunos Estados como California, Colorado, Nueva York y Nueva Jersey ya habían adoptado la legislación Crown y en más de una veintena hay proyectos de ley para sancionar la discriminación por el pelo afro en sus respectivos Congresos estatales. Presentada por la congresista demócrata de Nueva Jersey Bonnie Watson Coleman, la norma declara que “de forma rutinaria, los afroamericanos se ven privados de oportunidades educativas y laborales por llevar el cabello de forma natural o recogido de diversas maneras, ya sean trenzas o rastas”.

“Hoy estamos aquí, aunque mis colegas del otro lado de la bancada no lo reconozcan, defendiendo a personas discriminadas, como niños en la escuela, como adultos que intentan conseguir un trabajo, personas que buscan conseguir una vivienda, personas que simplemente quieren acceder a viviendas protegidas y ser beneficiarios de programas financiados por el gobierno federal”, dijo Watson en declaraciones en la Cámara este viernes por la mañana. “¿Y por qué se les niegan estas oportunidades?”, se ha preguntado retóricamente la congresista. “Porque hay personas en esta sociedad que toman decisiones que piensan que porque tu cabello sea rizado, o esté trenzado, o hecho nudos o no sea ni lacio ni rubio, ni castaño claro, de alguna manera no eres digno de acceder a todo eso (...)Eso es discriminación”, concluyó.

Por décadas, los tribunales de EE UU han recibido demandas de afroamericanos que fueron despedidos de sus trabajos por llevar el pelo al natural, sin domar. En 2010, Chastity Jones, afroamericana de Alabama, recibió una oferta para trabajar en el servicio al cliente de la empresa Catastrophe Management Solutions. Sin embargo, el requisito era que se cortara las rastas porque “tendían a desordenarse”. La Comisión de Igualdad de Oportunidades en el Empleo presentó una demanda en nombre de Jones en 2013 y perdió. En 2016, un Tribunal de Apelaciones confirmó el fallo y desestimó el caso. El Tribunal Supremo no quiso escucharlo. Jones se negaba a cambiar su peinado porque es una expresión de su “herencia, cultura y orgullo racial”, como lo describió otra demandante, que fue despedida por no destrenzar su cabello.

“No hay ninguna razón lógica por la que alguien deba ser discriminado en ningún nivel debido a la textura o el estilo de su cabello”, puntualizó Watson Coleman, quien sin nombrarlo hizo alusión a Andrew Johnson, un luchador negro del equipo universitario de Nueva Jersey con rastas que se vio obligado en 2018 a tomar una dura decisión: cortarse el cabello o dar por perdido el combate.

“Este proyecto de ley es de vital importancia”, prosiguió Watson. “Es importante para las niñas y los niños pequeños que tienen que cortarse el cabello en medio de un combate de lucha libre frente a todos porque un árbitro blanco dice que su cabello es inapropiado para participar en la pelea”. Antes de que se pasase a la votación, varios legisladores afroamericanos dieron testimonio de haber sido discriminados por su cabello. Gwen Moore, demócrata de Wisconsin, dijo que alguien comentó a un antiguo empleador suyo que era “una vergüenza” la forma en la que lucía su pelo.

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Sobre la firma

Yolanda Monge
Desde 1998, ha contado para EL PAÍS, desde la redacción de Internacional en Madrid o sobre el terreno como enviada especial, algunos de los acontecimientos que fueron primera plana en el mundo, ya fuera la guerra de los Balcanes o la invasión norteamericana de Irak, entre otros. En la actualidad, es corresponsal en Washington.

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