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Las consecuencias de la pandemia en la escuela ya no son meras especulaciones

La literatura científica que aborda el efecto del virus en la vida de los estudiantes crece: su futuro laboral o su capacidad de contagio protagonizan estudios

Elisa Silió
Clase en el colegio Gavina de Valencia.
Clase en el colegio Gavina de Valencia.Mònica Torres

Esta semana, como ocurre desde casi un año, en torno a la pandemia giran muchos los temas que se abordan en el vertical de Educación de EL PAÍS y por tanto de esta newsletter pero, al igual que la actualidad la temática, va cambiando y cada vez hay más literatura científica en la que basar las afirmaciones.

Una revisión de las publicaciones sobre futuro laboral de los jóvenes resulta demoledora. A partir de los datos del estudio PIACC (una evaluación similar al Informe PISA de la OCDE, pero aplicado a la población entre 15 y 65 años), un artículo de Ismael Sanz, de la Universidad Rey Juan Carlos, concluye que los estudiantes perderán hasta un 2,6% de ingresos a lo largo de su carrera profesional como consecuencia de la pérdida de aprendizaje y habilidades generada por la pandemia. Los más afectados serán los alumnos con menos recursos.

En este futuro laboral es fundamental formarse. España se posiciona a la cola de Europa en abandono temprano de las aulas y las políticas para reducir esta lacra se topan con muchos problemas. “El mercado debe exigir titulaciones medias en determinadas profesiones para que los chavales entiendan que deben continuar sus estudios”, sostiene Miguel Puig autor del informe Abandono escolar prematuro: más pull que punch. En Suiza, por ejemplo, para trabajar como camarero hay que tener un grado medio.

Los alumnos pisan menos las aulas, y les pesará en el sueldo, y allí se contagian menos de lo que las Administraciones imaginaron al comienzo de curso, cuando apostaron por la reapertura de los centros para no ensanchar más las desigualdades entre alumnos por la brecha digital. Un estudio en Cataluña, basado en un millón de PCR a estudiantes y profesores desde principio de curso, refleja la baja transmisión en los centros educativos. En el 80% de los casos el positivo no contagia a nadie. Cuando sí lo hace, la media de contagios se sitúa en 1,8 casos. En Madrid, por su parte, hay polémica porque las 700 enfermeras de los colegios permanecen en un limbo sin vacuna.

Polémicas también por los sistemas de evaluación online que se hacen desde casa en pandemia. “El de los exámenes en la era covid se presta al solucionismo tecnológico: que sea la Inteligencia Artificial la que vigile los exámenes. Pero… ¿son las tecnologías de vigilancia automática (TVA) la solución a este problema?”, se preguntan José L. Aznarte Mellado y Juan Manuel Lacruz López, profesores de la UNED, en su artículo Vigilancia automática de exámenes: un gran hermano torpe y peligroso.

De Universidad también y en un artículo de opinión habla el catedrático José M. Bautista aborda del ERE de la Universidad Europea de Madrid. “Parece contravenir así las definiciones que obliga la Ley Orgánica de Universidades (LOU) y permuta el servicio público por el servicio a los accionistas de un fondo de inversión”, sostiene en Youtube no es una universidad todavía.

Todo esto ocurre en la semana en la que el Consejo Escolar del Estado ha vivido un cambio en su presidencia. Enrique Roca se va y le sustituye Encarna Cuenca, hasta ahora al frente de este órgano en la Comunidad Valenciana. Cuenca es diplomada en Magisterio y licenciada en Bellas Artes.

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Sobre la firma

Elisa Silió
Es redactora especializada en educación desde 2013, y en los últimos tiempos se ha centrado en temas universitarios. Antes dedicó su tiempo a la información cultural en Babelia, con foco especial en la literatura infantil.

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