El férreo cierre de fronteras de China no impide los primeros contagios de ómicron
Las autoridades sanitarias han detectado al menos dos casos mientras surge un nuevo brote de coronavirus en una de las grandes provincias industriales
China, que guarda una férrea política de covid cero dentro de su territorio y mantiene para ello sus fronteras cerradas casi a cal y canto, ha registrado sus primeros dos casos de la variante ómicron de coronavirus, mientras trata de contener un nuevo brote en uno de sus núcleos industriales, la provincia de Zhejiang. Los dos casos de ómicron son “importados”, traídos por pasajeros procedentes de otros países.
Uno de los casos de la nueva variante, detectado en la ciudad sureña de Cantón y cuyo diagnóstico se ha dado a conocer este martes, resulta especialmente alarmante para las autoridades sanitarias: durante su cuarentena de dos semanas, obligatoria al llegar del exterior, este viajero había dado negativo en todas las pruebas que se le realizaron de detección de la covid. El positivo saltó mientras concluía la última parte del periodo de vigilancia, confinado en su domicilio durante una semana y después de que ya hubiera tomado un vuelo interno, entre Shanghái y Cantón.
El caso de Cantón llega un día después de que la Comisión Nacional de Salud confirmara el primer caso de ómicron identificado en el territorio chino. Las autoridades locales detectaron la infección en la ciudad de Tianjin, en el noreste del país.
En el caso detectado en Tianjin, un ciudadano chino que regresaba a su país fue identificó como un paciente asintomático en el aeropuerto al llegar. Puesto en aislamiento, la secuencia del genoma de su virus confirmó que se trataba de la nueva variante. Pero dado que quedó confinado desde el primer momento, es improbable que haya podido transmitirla a otras personas.
El segundo caso concierne a un varón de 67 años, que entró en China por el aeropuerto de Shanghái. Tras cumplir su cuarentena de 14 días en esa ciudad, como ordenan las medidas nacionales contra el virus, se desplazó a Cantón en un vuelo comercial casi lleno. Solo al llegar a esta ciudad y someterse a una nueva prueba PCR, 15 días después de su llegada al país, dio positivo. La secuenciación del genoma indicó que se trataba de la variante ómicron.
Tras el diagnóstico, se han efectuado pruebas a más de 10.000 personas que estuvieron en contacto con el paciente, que sí muestra síntomas de la enfermedad y se encuentra ingresado en un hospital. Hasta el momento, ninguno de ellos ha arrojado resultados positivos. El bloque de viviendas donde habita el enfermo ha quedado confinado.
Hasta el momento, las autoridades sanitarias chinas han expresado, no obstante, su confianza en que seguirán manteniendo el virus en niveles casi inexistentes en el país más poblado del mundo, con 1.411 millones de habitantes entre los que apenas se ha registrado 100.000 casos. Los expertos gubernamentales aluden a la política de cierre de fronteras de manera casi totalmente hermética —solo se permite la entrada de extranjeros por motivos de negocios, y se ha limitado la concesión de nuevos pasaportes a los ciudadanos chinos— y al estricto control de los que llegan como claves del éxito.
Las mayores autoridades sanitarias descartan que se vayan a relajar las medidas a corto plazo y aluden, precisamente, a los contagios de ómicron en el mundo para insistir en la necesidad de mantenerlas. Si se reabrieran las fronteras, podría desatarse una “colosal avalancha” de casos en el país, según advertía el mes pasado un estudio elaborado por científicos de la Universidad de Pekín y publicado por el Centro para el Control y Prevención de las Enfermedades en China (CDCC, por sus siglas en inglés).
El surgimiento de la variante ómicron justifica aún más que “la política de tolerancia cero de China es correcta”, apuntaba por videoconferencia a comienzos de este mes el doctor Ivan Hung, de la Universidad de Hong Kong. Este experto en enfermedades infecciosas y asesor sobre covid del gobierno hongkonés considera que para poder comenzar a relajar las restricciones de viaje internacionales es necesario que el país cuente con cerca del 100% de su población vacunada. China, país en el que empezó la transmisión del virus, ha administrado más de 2.500 millones de dosis de vacunas, y cerca de 1.100 millones de personas, o el 80% de su población, ha recibido la pauta completa.
El descubrimiento de los casos de ómicron llega cuando faltan menos de dos meses para la inauguración de los Juegos Olímpicos de Invierno de 2022 en Pekín, un acontecimiento que las autoridades chinas no quieren ver empañado bajo ningún concepto. La capital endurece cada vez más sus medidas anticovid: para entrar en la ciudad es necesario mostrar el resultado negativo de una prueba PCR efectuada en las 48 horas previas. Los vuelos de zonas consideradas de alto riesgo por su número relativamente grande de casos se encuentran reducidos o cancelados. Quienes procedan de áreas donde se hayan detectado casos tendrán que esperar para poder desplazarse.
Pero, pese a la política de covid cero, continúan surgiendo pequeños brotes de coronavirus por todo el país: la Comisión de Salud ha informado de casos cada día durante las últimas ocho semanas. Este martes, informaba de 51 diagnósticos, de los que 44 se localizan en la provincia de Zhejiang, uno de los grandes núcleos de producción manufacturera de todo el país. En total, el brote ya acumula más de 200 contagios. Medio millón de personas se encuentra confinadas en la provincia, y en algunos distritos se han cerrado los comercios. Numerosas fábricas han detenido su producción, en momentos en los que las cadenas de suministro globales arrastran ya serios problemas de estrangulamiento como consecuencia de la pandemia.
La ciudad de Ningbo, uno de los principales puertos de China y núcleo de producción industrial, es una de las afectadas por los casos en esa provincia. Todos sus vuelos hacia Pekín han sido cancelados, mientras que solo se permite uno diario entre la capital nacional y Hangzhou, la capital provincial.
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