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El repunte de casos cuestiona los recortes del personal sanitario de refuerzo para la crisis del coronavirus

La subida de la pandemia mantiene al sistema sanitario en precario y retirar profesionales empeorará la atención, advierten los sindicatos

Concentración frente al centro de salud de Soldevilla, en el madrileño barrio de Vallecas, por la falta de médicos.
Concentración frente al centro de salud de Soldevilla, en el madrileño barrio de Vallecas, por la falta de médicos.INMA FLORES
Pablo Linde

El sistema sanitario está lejos del colapso que sufrió en los peores momentos de la pandemia, pero también muy distante de una situación de plena normalidad. Una enfermedad nueva ha irrumpido en los hospitales y los centros de salud con una enorme demanda de personal que va más allá del que atiende en las UCI a los que enferman más gravemente: las enfermeras han pinchado 74,5 millones de dosis de vacunas; se han realizado casi 70 millones de pruebas diagnósticas que han requerido miles de sanitarios y personal de laboratorio; los médicos de los centros de salud han visto sus agendas saturadas por todas las enfermedades que dejaron de ver y por los nuevos infectados por covid. Al menos 20.000 de los sanitarios que fueron contratados por el coronavirus ya no están en el sistema, pero ya hay un ejemplo, el de Galicia, que ha decidido dar marcha atrás y mantener parte del refuerzo de 1.200, mientras los sindicatos alertan de la merma que puede suponer prescindir de más profesionales.

Aunque no está claro que el repunte de casos que vive España (con una incidencia acumulada este viernes de 111,9 casos por 100.000 habitantes) se vaya a traducir en una amenaza para la capacidad asistencial, los representantes de los trabajadores sanitarios esgrimen varias razones por las que retirar personal contratado puede ser una muy mala idea. En primer lugar, porque la amenaza de lo que muchos califican ya de sexta ola es una incógnita. El estatus vacunal de España hace pensar a la mayoría de expertos que será mucho más leve que las anteriores, pero las precauciones nunca han sido suficientes en esta pandemia.

Otro de los motivos es que, por leve que sea esta onda, las personas con síntomas tendrán que seguir yendo a los centros de salud, donde un médico o una enfermera (el colectivo se autodenomina en femenino) tendrán que evaluar su estado; necesitarán pruebas de laboratorio, que habrán de ser realizadas por los técnicos, independientemente de que estas arrojen un resultado positivo o negativo. Recortar personal comprometería la ya mermada atención que prestan muchos centros.

En este contexto, cuando se habla de sanitarios, hay una especial incidencia en enfermeras, auxiliares, celadores y técnicos. El refuerzo de médicos fue anecdótico, por lo que tampoco puede haber muchos recortes. Una portavoz de la Confederación Estatal de Sindicatos Médicos reconoce que existe un déficit de profesionales que no ha permitido mucho margen ni para contratar ni para despedir.

En el sindicato de enfermería Satse piden que las consejerías de Sanidad no solo mantengan los puestos de trabajo creados con motivo de la pandemia, sino que los conviertan en estables. Su presidente, Manuel Cascos, afirma que “es necesario para poder ofrecer la mejor atención y cuidados a los pacientes y al conjunto de la ciudadanía y hacer frente a graves problemas existentes, como es el de las listas de espera, o las situaciones de colapsos y saturación en los servicios de urgencias”.

Campaña de vacunación de la gripe

“En el caso de las enfermeras y enfermeros, a sus labores asistenciales y de cuidados habituales, hay que añadir la nueva campaña de vacunación de la gripe, la tercera dosis a los mayores y continuar con el seguimiento y detección de positivos en un contexto de aumento del número de casos”, añade Cascos.

Los laboratorios de los hospitales ya están sufriendo una pérdida de capacidad con respecto a hace unos meses, según explica Federico García, jefe de Microbiología del hospital San Cecilio de Granada. “El argumentario es fundamentalmente que ya no hay tanta actividad de covid. En cierta medida es cierto, pero hay mucho covid todavía, sobre todo en los servicios de microbiología, porque aunque no haya tanto en la calle ni tantas personas hospitalizadas todavía tenemos muchas pruebas que analizar”, argumenta.

Una de las cosas buenas que había traído la pandemia es un enorme refuerzo de los laboratorios que ha permitido en muchos de ellos la atención continua, 24 horas al día, siete días por semana, algo que antes no sucedía. “Esto puede suponer una enorme mejora en la salud y en la supervivencia de los casos que llegan, por ejemplo, con una infección. Si es un lunes a las dos de la tarde, tendrás un análisis inmediato, pero si hay recortes y llegas de madrugada, puede que tengas que esperar, lo que es peligroso”, añade García.

No todas las comunidades son claras a la hora de revelar sus planes. “Muchas no dicen abiertamente que su objetivo es no renovar contratos a 31 de diciembre, pero sospechamos que pueden ir en esa línea”, subraya Diego Ayuso, secretario general del Consejo General de Enfermería. “Por poner un ejemplo, en el presupuesto de Madrid para 2022, hay 800 millones de recorte en sanidad. Evidentemente, no se va a contar con las mismas personas porque el capítulo de personal es el más importante”, zanja.

A preguntas de EL PAÍS, algunas de las consejerías han asegurado que se “mantendrán los efectivos que sean necesarios”. Es el caso del País Vasco, Aragón, Castilla y León, Navarra y Murcia. Otras aseguran que por el momento seguirán los contratos y que tratarán de mantenerlos, algo que sucede en Cantabria, Cataluña, Canarias y La Rioja. Tanto la Comunidad Valenciana como Castilla-La Mancha han anunciado que sacarán nuevas plazas para el año que viene, que suplirán o incluso aumentarán las que se pierdan con la extinción de los contratos por covid. La Consejería de Sanidad madrileña cifra entre el 45% y el 50% la plantilla que mantendrá. La plantilla “se está cerrando aún con cada centro sanitario”, dice un portavoz. Los sindicatos mayoritarios, sin embargo, bajan ese porcentaje al 35%: “El Servicio Madrileño de Salud (Sermas) va a despedir a unos 7.500 profesionales contratados desde marzo 2020 en hospitales, Summa y Atención Primaria”, señalan.

El consejero de Sanidad y Servicios Sociales de Extremadura, José María Vergeles, explicó el pasado lunes que no es posible mantener a los sanitarios con los mismos contratos: “Lo que no podemos utilizar es los fondos que usábamos para hacer estos contratos, ni las obras. Necesitamos por ejemplo desatascar listas de espera, pero es una función distinta a la que se ha contratado. Los fondos que soportaban esos contratos eran fondos europeos que han desaparecido. Lo que hay que hacer ahora es un plan para la recuperación del Sistema Nacional de Salud en su conjunto”.

20.000 sanitarios menos

Como publicó EL PAÍS en octubre, unos 20.000 sanitarios ya están fuera del sistema: 8.000 en Andalucía, 239 en Madrid, 2.359 en la Comunidad Valenciana, 2.697 en Castilla-La Mancha, 3.540 en Murcia, 1.509 en Extremadura y 973 en Cantabria. Asturias, Castilla y León, Navarra, País Vasco, Ceuta y Meilla no proporcionaron datos.

La única comunidad que ha dado explícitamente marcha atrás ha sido Galicia. Tal y como reclamaban los sindicatos, la Xunta ha rectificado su intención de poner fin a los contratos de los 1.200 trabajadores de la sanidad pública que se contrataron como refuerzo por la pandemia “atendiendo a las circunstancias actuales”.

Según los datos aportados por la Consejería de Sanidad, se renovarán 738 de esos contratos que estaban a punto de expirar. Por un lado, se prorrogarán por tres meses 623 puestos creados por la emergencia sanitaria y que iban a finalizar entre el 30 de noviembre y el 31 de diciembre, entre los que hay enfermeras y técnicos de enfermería, de laboratorio y de imagen para el diagnóstico, celadores y administrativos. Y, por otro, se alargarán seis meses otros 115 contratos de enfermería que también terminaban a fin de año. El Gobierno gallego admite que “las necesidades sanitarias actuales siguen demandando la continuidad” de estos trabajadores en centros de vacunación, circuitos de los servicios de urgencias y UCI, dispositivos de realización de pruebas y cribado, covid-auto, así como para la cobertura de ausencias de personal.


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Sobre la firma

Pablo Linde
Escribe en EL PAÍS desde 2007 y está especializado en temas sanitarios y de salud. Ha cubierto la pandemia del coronavirus, escrito dos libros y ganado algunos premios en su área. Antes se dedicó varios años al periodismo local en Andalucía.

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