70.000 firmas en el Congreso para pedir productos de higiene menstrual gratis en edificios públicos

La organización sin ánimo de lucro Period Spain, filial de la Fundación Period.org de Estados Unidos, ha presentado este jueves ante el Congreso de los Diputados 70.000 firmas para pedir la gratuidad de los productos de higiene menstrual en edificios públicos como colegios y hospitales. Se trata de una solicitud que requiere provisión de dinero, motivo por el que la entidad, que tiene por objetivo erradicar la pobreza y el estigma menstrual, se puso en contacto hace meses con todos los partidos políticos para hacerles llegar sus demandas con anterioridad al debate que mantienen en la últimas semanas sobre los Presupuestos Generales del Estado de 2022.

Por ahora, Más País y Esquerra Republicana han presentado varias enmiendas a los próximos presupuestos en las que proponen una reducción del IVA de estos productos al 4%, que se realice un estudio a nivel nacional para conocer el alcance del problema y que se lleve a cabo una campaña de sensibilización. Period Spain, por otra parte, ha acompañado sus propuestas con la entrega de firmas: “Estas enmiendas pueden ser un antes y un después en la lucha por la desigualdad de género”, ha dicho la fundadora de la Asociación Period Spain, Ana Enrich.

Los informes de Period Spain subrayan que en España muchas mujeres sufren lo que se conoce como pobreza menstrual, es decir, carecen de recursos económicos para adquirir los productos de higiene que necesitan cuando les llega la menstruación. Una situación que se ha agravado con la pandemia ya que según ha explicado una portavoz de la asociación “a causa de la covid hay cerca de medio millón de personas más en riesgo de sufrir pobreza menstrual en España”. Una situación que provoca que mensualmente, y durante los días de la regla en la que estos productos higiénicos resultan necesarios, algunas mujeres se enfrenten al dilema de tener que elegir entre comprar algún alimento o tampones. Este ha sido el caso de la actriz Ibis García, de 28 años, que se quedó sin empleo durante la pandemia y con el poco dinero del paro tuvo que decidir si comprar carne o tampones. “Durante el confinamiento, como no podíamos salir, usaba papel higiénico entre las bragas”, recuerda García. Las mujeres que sufren pobreza menstrual, explican asociaciones especializadas, con frecuencia recurren a usar cartones, papel higiénico o telas en lugar de estos productos higiénicos, lo que expone a las mujeres a infecciones y patologías que pueden llegar a ser severas.

Lejos de tratar de atajar el problema, la actual legislación no ayuda a mejorarlo. A los productos de higiene íntima se les aplica en España el IVA reducido del 10%, pero no el hiperreducido, del 4%, un gravamen reservado para medicamentos y alimentos de primera necesidad, entre los que está catalogado por ejemplo, la viagra.

La pobreza menstrual afecta también a las mujeres menores de edad. Laura Labrador, profesora del colegio Virgen de la Encina, un centro público ubicado en la localidad madrileña de Hoyo de Manzanares, asegura que ha visto que se produce con cierta frecuencia absentismo escolar por este motivo: “Las niñas faltan a menudo a clase cuando tienen la regla, muchas veces por no tener los medios adecuados o porque sienten vergüenza. Esto supone para ellas una desventaja con respecto al resto de estudiantes”, explica.

Por este motivo se ha sumado a la iniciativa de Period Spain, que pide que se proporcionen productos de higiene menstrual gratuitos en espacios públicos como centros de salud, colegios, institutos o comedores sociales para las mujeres que lo necesiten, una petición que ya es vieja para partidos como Más País. “Llevamos tiempo trabajando este tema porque tiene un impacto directo en el absentismo escolar. Es grave, porque limita a las mujeres y las pone bajo una condición de desigualdad”, afirma al respecto Inés Sabanés, diputada de Más País-Equo.

En otros países ya se han implementado medidas similares a la que propone Period Spain. “En Escocia, los productos de higiene menstrual son gratuitos por ley. Nueva Zelanda proporcionará productos de higiene menstrual en todos los colegios y en Francia se empezarán a dispensar en todas las universidades”, afirma Enrich.

En España, una caja de 22 tampones en un supermercado marca Tampax cuesta 4,99 euros; unas compresas de la empresa Carefree cuestan 2,79 y las de la firma Evax rondan los 2,69. Según un estudio europeo, impulsado por Zero Waste Europe, el coste anual asociado a estos productos oscila entre los 21 y los 125 euros. Por lo tanto, cada mujer gasta a lo largo de toda su vida fértil (35 años), de media, 735 euros en compresas o 4.375 euros si utiliza tampones. “Entre mis dos hijas y yo, nos gastamos de media entre 25 y 30 euros al mes”, afirma Carmen García, que ha ido también a la concentración de este jueves.

Afroza Rahman, de 52 años, explica que para ella gastar dinero en una compresa es poco menos que un imposible. “Cuando me pregunta mi hija por qué no compro compresas, le digo que primero estoy pensando en la comida”. No le queda más remedio que volverse imaginativa: “Les pongo camisetas viejas, como hacían nuestras abuelas”, relata.