El aumento de contagios entre jóvenes acelera la transmisión de la covid en España
Los expertos alertan de que la presión asistencial se trasladará de las UCI a los centros de atención primaria, que se encargan de hacer la detección y el seguimiento de los casos leves
La pandemia en España ha dado un giro de timón y ya consolida una tendencia al alza. Después de dos meses en descenso continuado, la curva epidémica ha registrado un discreto ascenso desde el pasado miércoles y este lunes ha vuelto a cruzar la barrera psicológica de los 100 casos por 100.000 habitantes a 14 días, ocho más que hace una semana. España encaraba el verano con la vacunación avanzando a velocidad de crucero y las medidas restrictivas en descenso, pero los contagios entre jóvenes todavía no vacunados, como el macrobrote en Mallorca con más de un millar de estudiantes infectados, han propiciado una nueva vuelta de tuerca en la evolución de la pandemia. Los expertos aseguran que este repunte no será como las olas anteriores ni pondrá contra las cuerdas a los hospitales porque los contagios en jóvenes son más leves, pero alertan del impacto en la atención primaria, encargada de detectar y seguir estos casos menos graves.
Un abanico de factores han alentado el cambio de tendencia en España. Por un lado, con más de la mitad de la población española con, al menos, una dosis de la vacuna puesta y el 35% de los ciudadanos con la pauta vacunal completa, el país lleva semanas inmerso en un viraje a la vieja normalidad, con una reducción más o menos paulatina de las restricciones sociales y las medidas de control. Las comunidades han ampliado aforos en locales públicos, han abierto el ocio nocturno y, desde el pasado sábado, el Gobierno permite también quitarse el tapabocas en espacios abiertos si se puede mantener la distancia interpersonal de 1,5 metros.
Además, las fiestas de fin de curso, el inicio del verano y las dinámicas sociales de los jóvenes, con más movilidad e interacción entre ellos, han favorecido la expansión del virus entre este grupo, coinciden los expertos. “Es una población a la que se llega muy poco con mensajes preventivos. Sobre todo, teniendo en cuenta el contexto: llevamos más de un año con esto y están cansados, se ha acabado el curso, es verano y tienen una percepción de riesgo menor porque ven a sus familiares más vulnerables ya vacunados y protegidos”, apunta Jesús Molina Cabrillana, portavoz de la Sociedad Española de Medicina Preventiva, Salud Pública e Higiene.
La inmensa mayoría de los contagios, insisten los expertos, se producen en edades por debajo de los 40 años, justo el colectivo con menor cobertura vacunal. “Son los grupos de no vacunados los que tienen un incremento real en la transmisión. Los vacunados mantienen tendencias descendentes todos ellos”, ha señalado este lunes el director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias, Fernando Simón. La campaña vacunal comenzó el pasado diciembre por los grupos de edad más elevada, que son los vulnerables, y las comunidades aún están llegando ahora a los menores de 40: poco más del 20% de treintañeros y el 12% de los jóvenes de 20 a 29 años han recibido una dosis de la vacuna.
Otro factor que tampoco ayuda a controlar la curva epidémica e inquieta a los epidemiólogos es la expansión de la variante delta, descubierta en la India a finales del año pasado y hasta un 60% más transmisible, según el Centro Europeo de Control de Enfermedades (ECDC). El último informe del Ministerio de Sanidad señala que su presencia en los muestreos aleatorios es del 2,7%, aunque los expertos estiman que la circulación real en España es mayor. Cataluña, por ejemplo, calcula que este linaje ya supone el 32% de los contagios. “La variante delta está aumentando y es más transmisible. Es importante hacerle frente con la vacunación. Con dos dosis, la eficacia protectora de la vacuna es similar a la que tenemos hasta ahora, pero con una sola dosis es mucho menor. Es muy importante que la población vulnerable complete la pauta vacunal”, sostiene Ángela Domínguez, coordinadora del Grupo de Trabajo sobre Vacunación de la Sociedad Española de Epidemiología. Los datos que han reportado las autoridades británicas, en cuyo país esta variante ya es predominante, apuntan a que la primera dosis de la vacuna tiene una efectividad del 35% ante la delta, mientras que ante la variante alfa, descubierta en el Reino Unido y predominante actualmente en Europa, es del 50%. Con la pauta completa, no obstante, la eficacia es muy similar ante ambas variantes. Los datos de los británicos también sugieren que la delta podría ser más agresiva, aunque admiten que se requieren más estudios para confirmar esta presunta severidad.
Simón ha pedido cautela en la interpretación de los datos que llegan del Reino Unido sobre la variante delta y ha asegurado que, en líneas generales, el repunte de la incidencia en España no está vinculado con la expansión de esta nueva estirpe de SARS-CoV-2. “En España está subiendo en presencia, pero no está implicando incrementos significativos de transmisión. Es una variante que puede ocupar espacio, pero este incremento no está asociado a la variante delta: puede ser que sí a nivel local, pero a nivel global no”, ha indicado Simón. En cualquier caso, los expertos sí avisan de que, cuanta más transmisión del virus, “más posibilidades de que en esa replicación del virus se produzcan nuevas variantes que escapen a las vacunas”, apunta Domínguez.
Donde no está repercutiendo el auge de contagios en jóvenes es, como era previsible, en la presión hospitalaria. Como la inmensa mayoría de las personas de estos grupos de edad pasan la covid de forma leve o asintomática, los ingresos y la ocupación de las unidades de cuidados intensivos (UCI) mantienen una tendencia descendente: hay 2.495 personas hospitalizadas en España con covid, esto es, el 2% de las camas disponibles están ocupadas por estos pacientes. En concreto, en la UCI, hay 644 pacientes, lo que significa una ocupación inferior al 7%.
“La vacunación no frena la transmisión al 100%, pero sí para los ingresos. Aunque hay que tener en cuenta que algunos ingresos puede haber también entre los jóvenes”, apunta Alberto Infante, profesor emérito de Salud Internacional de la Escuela Nacional de Sanidad del Instituto de Salud Carlos III. Coincide Simón: que de entrada no sean un colectivo vulnerable no significa que estén exentos de todo riesgo. “La transmisión en jóvenes tiene un impacto menor, pero tiene impacto. Si tenemos incidencias muy altas en jóvenes, aunque la afectación de UCI y fallecidos es más baja, esto aumentará también”.
Tensión hacia atención primaria
Los expertos aseguran que lo esperable es que este repunte no dibuje una ola como las anteriores y sea más ligero que cuando no había vacunas que amortiguasen el efecto de las infecciones. Con todo, temen que la tensión asistencial se traslade de la UCI a la atención primaria, el ámbito sanitario encargado de hacer la detección y seguimiento de los casos leves. “La atención primaria, que ya está descapitalizada, cansada y se sigue sin reforzar, notará la presión ahora”, avisa Infante.
Los epidemiólogos ponen en valor la importancia, ahora más que nunca, de la vigilancia epidemiológica y el rastreo efectivo de casos y contactos para cortar la transmisión. Tampoco descartan dar algún paso atrás en la desescalada si la curva epidémica sigue subiendo. “Se han eliminado barreras, como las mascarillas, pero el compromiso individual es muy importante: una cosa es que la mascarilla no sea obligatoria y otra que la gente la lleve en el codo cuando están juntos y en grupo. Ahora que estamos quitando algunas medidas, tenemos que usar bien las que tenemos y vigilar mucho: si aumentan los casos más de lo previsible, sería necesario considerar el retorno de alguna medida restrictiva”, advierte Domínguez.
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