Cinco asesinatos machistas en cuatro días, un efecto del fin de las restricciones
No hay una razón única para explicar la concentración de casos. Los especialistas apuntan a que pueden influir la recuperación de la movilidad y los efectos de la crisis económica y social
Los últimos asesinatos por violencia machista ocurridos en España esta semana han causado la pérdida de cinco vidas en apenas cuatro días: cuatro mujeres y el hijo de una de ellas, de siete años de edad. Solo los autores de esas muertes saben por qué actuaron así, pero hay factores que pueden ayudar a explicar esa concentración de casos en un asunto tan complejo y con tantas ramificaciones como la violencia de género, que ha dejado ya 1.091 mujeres y 39 menores asesinados en España desde que hay contabilidad oficial. Entre esos factores está la percepción de la vuelta a la normalidad. Durante el confinamiento hubo menos asesinatos porque los agresores tenían el control sobre las víctimas: no necesitaban matarlas. También ayuda a explicarlo la situación de crisis económica y social que deja la pandemia, que hace que algunos maltratadores vuelquen su ira contra las mujeres. Y hay voces que defienden que ver un asesinato puede empujar a otros hombres a terminar de decidirse si ya lo tenían en mente: el efecto “paso a la acción” que define el forense Miguel Lorente, aunque hay estudios recientes que apuntan a que los asesinos machistas no se imitan entre sí.
La primera mujer muerta se llamaba Warda y estaba embarazada. Fue asesinada este lunes junto a su hijo de siete años en Sa Pobla (Mallorca). El presunto autor, que está detenido, es su pareja. Warda Ouchama lo había denunciado en dos ocasiones por malos tratos. La mujer aesinada este jueves es María Teresa, de 48 años. Su exmarido ha sido detenido en Pola de Laviana (Asturias). Otras dos mujeres han muerto también a manos de quienes un día dijeron quererlas. Una mujer de 52 años en El Creixell (Tarragona) y otra de 42 años en Corbera de Llobregat (Barcelona), ambas asesinadas en su casa por dos hombres que posteriormente se suicidaron. No han trascendido sus nombres.
En 2020, los asesinatos machistas bajaron al mínimo de la serie histórica, aunque aun así 45 mujeres perdieron la vida. Uno de los grandes motivos del descenso fue la inmovilidad que trajo consigo el confinamiento. Cuando ellas no podían apenas moverse del lado de su agresor por la pandemia y estaban bajo su control, no tenían necesidad de matarlas. El Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) recoge año tras año en sus informes que el riesgo de sufrir agresiones que pueden acabar en muerte aumenta cuando ellas dicen que se marchan y ellos ven que pierden el control. Y esa puede ser, en parte, una explicación de este repunte que llega a los pocos días del fin del estado de alarma.
“Al final es volver a esa normalidad entre comillas a la que estábamos acostumbradas antes del confinamiento”, explica la psicóloga experta en violencia de género Marisol Rojas. “Volvemos a tener de tanto en tanto mujeres asesinadas concentrado en pocos días”. El forense Miguel Lorente, exdelegado del Gobierno contra la Violencia de Género, alerta de que, pese a que en 2021 hay menos asesinatos respecto a los dos años anteriores, se están concentrando más casos en estos últimos meses, que él relaciona precisamente con esa percepción de la vuelta a la normalidad y, en consecuencia, ese miedo a perder el control por parte de los agresores. “Igual que la gente sale a hacer botellón como si hubiera acabado la pandemia, la sensación de que esto ya está superado se da también en otros ámbitos. Conforme las limitaciones de movilidad disminuyan y ellas vean que pueden irse, esas situaciones de riesgo aumentarán”, añade Lorente. Los meses duros de confinamiento acabaron a mediados de 2020 pero hasta este 8 de mayo han seguido las duras restricciones que impedían, por ejemplo, moverse entre comunidades y a veces entre distritos.
“El confinamiento evitó de alguna manera los asesinatos, aunque eso no quiere decir que no hubiese violencia”, añade Rojas. La abogada Amparo Díaz, experta en violencia machista, ahonda en que los asesinatos son solo la punta del iceberg: “Este repunte es de lo que más nos llama la atención por la gravedad pero hay continuamente mujeres retenidas en sus casas, violadas asiduamente y en situaciones de tortura a las que no vemos”. La abogada apunta a otro posible factor de riesgo para que aumenten los asesinatos: la situación que deja la pandemia. “La crisis económica y social genera una tensión muy fuerte y hay hombres machistas que consideran que, ante una situación de tensión, pueden descargar su ira con las mujeres”, apunta Díaz.
Lorente señala que el análisis de los últimos casos evidencia también la importancia de la prevención: “Dos de los hombres se han suicidado tras matar a sus parejas. Sin trabajar la prevención, estos casos nos dejan muy poca capacidad de actuar. Es gente que no tiene miedo a la ley ni a las consecuencias, ellos mismos se quitan de en medio”. Amparo Díaz añade que se necesita más implicación de las instituciones: “El sistema judicial no está profundizando en el tema, hay mujeres que temen denunciar porque piensan que las consecuencias son peores que su situación. Temen al sistema judicial y eso es gravísimo. Y los juristas especializados tenemos la sensación de que depende del juzgado en el que recaigas”
Un informe presentado recientemente encargado por la Delegación del Gobierno contra la Violencia de Género al Instituto de Salud Carlos III descartaba que exista un efecto contagio en estos crímenes. El trabajo, que analizaba los 928 asesinatos registrados entre 2003 y 2017, no encontró una relación causal entre los casos que se concentran en tres o cuatro días seguidos como ha vuelto a ocurrir esta semana. Lorente rechaza que se pueda establecer esa tesis tan tajante: “No se trata de decir que la culpa de un asesinato la tiene ver la noticia de otro, las causas son múltiples, pero cuando una persona ve elementos que refuerzan la acción que está pensando, eso ayuda. No es un efecto que se pueda negar de forma definitiva entre las múltiples causas que afectan”.
El teléfono 016 atiende a las víctimas de violencia machista las 24 horas y en 51 idiomas. No deja rastro en la factura, pero hay que borrarla del registro de llamadas. Los menores también pueden dirigirse al teléfono de la Fundación ANAR 900 20 20 10; y los ciudadanos testigos de alguna agresión, al 112.
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