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Israel busca desprenderse de las vacunas de AstraZeneca tras renunciar a utilizarlas

La mitad de la población del país ha sido inmunizada. El Gobierno de Netanyahu compra 16 millones de dosis de Pfizer y Moderna para nuevas inoculaciones de recuerdo

Vacunas AstraZeneca
Vacunación en la ciudad israelí de Bnei Brak el 11 de febrero.ABIR SULTAN (EFE)
Juan Carlos Sanz

Israel ha apostado todas sus cartas a las vacunas de última generación de ARN mensajero contra la covid-19, las de Pfizer y Moderna. Después de haber inmunizado a más de la mitad de sus 9,3 millones de habitantes con 10,5 millones de dosis del primero de estos fármacos y de contar con una reserva estratégica del segundo, el Ministerio de Sanidad israelí ha decidido desprenderse de las vacunas de AstraZeneca (de adenovirus desactivado) tras haber renunciado a utilizar los 10 millones de dosis que había contratado con la farmacéutica anglosueca.

El coordinador nacional contra la pandemia, el médico especialista en salud pública Nachman Ash, ha confirmado que Israel no va a inocular a sus ciudadanos con AstraZeneca, según una información publicada este jueves por el diario Globes. La noticia no precisa si la decisión obedece a las restricciones para su aplicación en varios países europeos, causadas por la aparición en casos muy infrecuentes de trombos en el cerebro y otros órganos, que parecen afectar más a mujeres de menos de 60 años. De cara al futuro, la Comisión Europea prioriza la compra del fármaco de Pfizer y arrincona el de AstraZeneca.

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El Gobierno israelí firmó el año pasado un contrato —por un monto no desvelado— con el laboratorio con sede en Cambridge (Reino Unido) cuando el medicamento se encontraba aún en fase de ensayos clínicos. Pero el sistema de salud del Estado judío solo ha administrado hasta ahora la vacuna de Pfizer. El acuerdo que cerró a finales del año pasado con esta compañía estadounidense para acelerar la campaña de inmunización —que presumiblemente implicó el pago de un sobreprecio— conllevaba la cesión de los datos sanitarios de los pacientes a fin de verificar la eficacia del producto en el mundo real.

El éxito de las vacunaciones en Israel —donde la tasa de contagios ha caído más del 95% desde mediados de enero, en el pico de la última ola de la pandemia— ha avalado a escala internacional la eficacia de Pfizer-BioNTech, con un índice de protección contra la covid-19 superior al 90%, según distintos estudios. El primer ministro, Benjamín Netanyahu, anunció el martes la compra de otros 10 millones de dosis de Pfizer y de seis millones de dosis de Moderna para cubrir las necesidades del país hasta finales de 2022, en previsión de una tercera inyección de recuerdo este año y otra estacional al año que viene en función de las variantes del coronavirus.

“Vayan preparando sus hombros para dentro de unos seis meses”, dijo Netanyahu en un mensaje televisado en la noche del martes, “y los de los niños también, pues estimamos que entonces ya se habrá aprobado la vacunación para ellos”. El primer ministro israelí se encuentra en campaña electoral permanente, después de cuatro comicios legislativos (los últimos hace un mes) en dos años. A pesar de los buenos resultados de la campaña de inmunización en Israel —que ha regresado en gran medida a la vida cotidiana anterior a la pandemia y donde ya es posible circular sin mascarilla en espacios abiertos—, el veterano gobernante no ha conseguido aún formar un Gobierno con mayoría.

Ambiente en un mercado en Tel Aviv el 18 de abril.
Ambiente en un mercado en Tel Aviv el 18 de abril. Sebastian Scheiner (AP)

“Ya no las necesitamos (las vacunas de AstraZeneca)”, ha asegurado en la radio estatal el doctor Ash, responsable de la estrategia nacional contra la covid, tras el anuncio de la compa de 16 millones de dosis de Pfizer y Moderna. La sanidad israelí prefiere ahora que no se le envíen las vacunas comprometidas y, en su lugar, se deriven hacia otros países. La farmacéutica británica, sin embargo, no parece dispuesta a cancelar el acuerdo con Israel, el país que lidera la vacunación per cápita en el mundo, para no sufrir un nuevo revés en su imagen, ya afectada por la paralización de su uso en países europeos, de acuerdo con el diario Globes.

El Gobierno israelí ha intentado desprenderse de su reserva de AstraZeneca transfiriéndola a terceros países que estén inoculando el medicamento en la actualidad, a fin de poder recuperar los pagos que adelantó al laboratorio. Pero las objeciones legales que presenta la responsabilidad adquirida ante eventuales problemas sanitarios tras su inoculación han desaconsejado por ahora esta opción. El pasado febrero, Netanyahu emprendió la vía de la diplomacia de las vacunas para ceder gratuitamente a países aliados (como Honduras y República Checa) algunos miles de dosis a fin de estrechar relaciones, pero la justicia frenó sus planes, ya que no contaban con la aprobación de todo el Ejecutivo.

Baja inmunización en Palestina

Mientras en Israel —con ocho de cada diez mayores de 16 años plenamente inmunizados— los contagios detectados no alcanzan los dos centenares diarios, en la vecina Palestina (5,2 millones de habitantes) los nuevos casos de infecciones se cuentan por millares. En los territorios palestinos se han vacunado hasta ahora unas 120.000 personas en Cisjordania (sin contar a otros tantos trabajadores empleados por israelíes) y 40.000 en Gaza.

La Autoridad Palestina recibió el lunes 72.000 dosis de AstraZeneca, que se suman a otras 61.000 enviadas hace un mes también por la Organización Mundial de la Salud (OMS) dentro del programa gratuito Covax. El Ministerio de Sanidad Palestino ha anunciado la compra de 4,5 millones de vacunas de Pfizer y de Sputnik V, de fabricación rusa, por 28 millones de dólares (23 millones de euros), sin precisar la fecha de entrega ni el porcentaje que corresponde a cada uno de los laboratorios.

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Sobre la firma

Juan Carlos Sanz
Es el corresponsal para el Magreb. Antes lo fue en Jerusalén durante siete años y, previamente, ejerció como jefe de Internacional. En 20 años como enviado de EL PAÍS ha cubierto conflictos en los Balcanes, Irak y Turquía, entre otros destinos. Es licenciado en Derecho por la Universidad de Zaragoza y máster en Periodismo por la Autónoma de Madrid.

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