Lisboa cierra el centro histórico a los coches de combustibles fósiles
La medida, en vigor desde junio, reducirá un 40% los vehículos y un 60% la contaminación
El Ayuntamiento de Lisboa cerrará su centro histórico al tráfico de vehículos particulares a partir de junio. Es la actuación más radical en la historia del caótico tránsito de la capital portuguesa, aunque prevé excepciones. De la prohibición se salvan los vehículos de los residentes en la zona -Chiado, Baixa, Alfama, Morería- el comercio, el transporte público, los servicios de urgencias, los taxis y los coches eléctricos.
"Con esta medida sacaremos del centro 40.000 vehículos, un 40% del total", anunció el alcalde socialista Fernando Medina. Son las calles más populares de la ciudad, como la rua Garrett, la Avenida da Liberdade, Madalena o la Plaza del Comercio. El objetivo es reducir la emisión de CO2 un 60% antes de 2030 y lograr la neutralidad carbónica en 2050, medidas nacionales pero que en el caso de Lisboa es más difícil de cumplir ya que el aeropuerto se encuentra dentro de la ciudad.
La Zona de Emisiones Reducidas (ZER) se aplicará de seis de la mañana a medianoche, durante esas horas queda prohibido el tránsito de vehículos de más de 7,5 toneladas, excepto camiones de limpieza urbana y turísticos. El control será electrónico, sin barreras físicas. Hasta junio, los residentes deben solicitar un díptico para colocar en sus coches; en julio será un mes de sensibilización y ya en agosto la policía comenzará a multar.
Los vehículos anteriores al año 2000 también estarán prohibidos, según la alcaldía. Hace unos años, ya intentó el Ayuntamiento una restricción por antigüedad de los vehículos y -aunque excluía a los vetustos taxis-, nunca fue efectiva por plantearse dudas sobre su constitucionalidad y, en cualquier caso, por la polémica levantada. Ahora el Consistorio quiere justificar su título de "capital europea verde 2020" y una concienciación popular, inexistente hace cinco años.
La aplicación de la zona ZER ahorrará la emisión de 60.000 toneladas de dióxido de carbono por año, según datos oficiales. Se abrirá una línea eléctrica de transporte en la principal avenida de la ciudad, la de Liberdade, entre la plaza Marqués de Pombal y la de Comercio, con una cadencia de tres minutos. "La retirada de vehículos privados mejorará la eficacia del transporte público", aseguró el alcalde. En el centro histórico, el tranvía es el principal medio de transporte colectivo, pero está siempre condicionado a que los coches no invadan su vía y lo paralicen, que es lo habitual. Los conductores se negaron a fotografiar a los vehículos que estacionaban en medio de sus vías, una práctica, aunque parezca extraño, bastante habitual entre los lisboetas.
Lisboa quiere dar ejemplo de ecologismo -es la primera ciudad del sur del continente que logra la distinción de ciudad verde- y por ello va a ampliar los kilómetros de ciclovía de los 90 actuales a los 200 a final de 2021. También plantará 100.000 árboles en los dos próximos años y reducirá las plazas de estacionamiento en superficie. La ZER devuelve a los peatones 46.000 metros cuadrados con el cierre de calles a los vehículos motorizados.
El Gobierno se ha subido a la ola y su primer ministro, António Costa, ha ordenado que los ministros solo circulen en vehículos eléctricos. La iniciativa tuvo la contestación de la organización ecologista Zero que pidió al Gobierno que cogiera la bicicleta por la ciudad.
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