“Va a haber una competencia durísima por una cama UCI”
El presidente de la Sociedad de Medicina Intensiva, Ricard Ferrer, habla de un “fracaso colectivo”: “Hemos dejado circular el virus libremente”
El doctor Ricard Ferrer (Barcelona, 52 años), presidente de la Sociedad Española de Medicina Intensiva, Crítica y Unidades Coronarias, lleva ocho meses bregando con el coronavirus en primera línea. Desde su trinchera, la unidad de cuidados intensivos (UCI) del hospital Vall d’Hebron de Barcelona, Ferrer ha atendido a centenares de enfermos críticos por la covid-19. El jefe de este servicio, que llegó a ser el mayor de España en la primera ola con 200 camas habilitadas, advierte de que las UCI vuelven a temblar. El escenario que se dibuja para noviembre le recuerda “demasiado” a lo vivido en la primavera.
Pregunta. Las UCI están al 25% de ocupación con pacientes de covid-19, según el Ministerio de Sanidad. ¿Qué significa?
Respuesta. De los ingresados en UCI, el 75% son no covid y el 25% son covid. Lo que hay que entender es que estos pacientes no estaban el año pasado. Si ahora el 25% son covid, quiere decir que tenemos el 25% de nuestras camas dedicadas a una patología que el año pasado no teníamos. Esta actividad adicional está por encima de la que tenemos estructuralmente instalada.
P. ¿Esto qué implica?
R. Hay que expandir la UCI, tener más camas bien equipadas y con más profesionales. Y hemos de intentar, si no se frena la entrada de pacientes de covid, frenar la de enfermos no covid. Parar algunas cirugías programadas, trasplantes que no sean una urgencia de riesgo vital. Ahora y durante los próximos meses, una cama de UCI va a ser un recurso muy preciado, y van a competir por esta cama pacientes de covid, de cualquier patología grave y de cualquier catástrofe que pueda ocurrir, como un accidente con múltiples víctimas.
P. El director del Centro de Alertas y Emergencias, Fernando Simón, dijo el lunes que a finales de noviembre la situación de las UCI va a ser “muy complicada”.
R. Opino exactamente igual. La transmisión lleva una inercia, un impulso tan importante, que el efecto de las medidas que se toman no se ve hasta dentro de dos semanas. Con las UCI, esa inercia va más allá de dos semanas. Si ahora tomamos una medida contundente, durante tres semanas seguirían entrando pacientes en las UCI de forma importante. Por eso, con la inercia que lleva esto, digo que en noviembre una cama de UCI va a ser un recurso muy preciado y va a haber una competencia durísima por esa cama.
P. ¿Se puede hacer algo para evitarlo o ya estamos abocados al colapso?
R. Hay muchas zonas del país que van a pasar un noviembre muy difícil. Van a estar abriendo camas nuevas de UCI cada día, buscando profesionales para que puedan atender a estos pacientes y decidiendo qué actividad dejan de hacer, no solo para frenar la entrada de pacientes no covid, sino también para ver qué profesionales sacan de una actividad para hacer otra.
P. ¿Hay diferencias entre los pacientes que atienden ahora respecto a los de la primera ola?
R. Los pacientes han sido más jóvenes, aunque eso ahora se va revirtiendo y se está pareciendo más a la primera ola. La velocidad de crecimiento es menor y el curso en la UCI es más rápido. Pero lamentablemente, la situación que se plantea para el mes de noviembre me recuerda demasiado a la primera ola.
P. ¿Por qué los pacientes están menos tiempo en la UCI?
R. Conocemos mejor la enfermedad, los tratamientos que damos ahora tienen una evidencia científica detrás. Hemos dejado de dar alguna medicación que, probablemente, no tenía ningún efecto y daba problemas. Y hemos ido mejorando la atención al paciente con el conocimiento.
P. ¿La supervivencia en UCI también es mayor ahora?
R. Hasta ahora sí, pero hemos de tener en cuenta que si llegamos a una situación de colapso, volverá a subir la ratio de mortalidad. La mortalidad de estos pacientes no depende solo de los tratamientos, sino de que tengamos suficientes medios técnicos y capacidad para atenderlos. Y si se van acumulando, no se pueden atender igual que cuando tienes todo el tiempo del mundo y la capacidad para ello.
P. La amenaza en la primera ola era disponer de respiradores y camas suficientes. ¿Cuál es el gran reto ahora?
R. Poder dar servicio a todos los pacientes críticos, sean de covid o no covid. Durante la primera ola desapareció la patología no covid porque se dejó de hacer mucha actividad que ahora se intenta mantener. Además, el confinamiento total redujo muchas patologías agudas relacionadas con el transporte, pero ahora el nivel de circulación de coches y accidentes laborales es muy similar al que tendríamos otros años.
P. ¿Les preocupa que falte personal?
R. Si esto sigue aumentando, personal seguro que va a faltar. Es muy difícil conseguir enfermería experta en cuidados intensivos. Los intensivistas que están en el mercado ya han sido todos reclutados y lógicamente, la formación de estos profesionales no se genera de un día para otro. No va a haber más profesionales, así que la única opción será dejar de hacer alguna actividad y a estos profesionales, que no son intensivistas, incorporarlos en una unidad multidisciplinar para que nos ayuden a manejar este incremento de casos.
P. ¿Temen los contagios en la UCI?
R. La gestión de las cuarentenas está complicando mucho la disponibilidad de personal. Es un porcentaje de gente que no puede venir al trabajo y hay que sustituirlos. Hay hospitales que cada dos o tres semanas hacen PCR al personal de áreas críticas, y yo creo que es una medida que deberíamos extender a todos los hospitales.
P. ¿La población ha normalizado estas cifras en la UCI y el riesgo de colapso?
R. Sí. Llevamos muchos meses hablando de estos temas y, en cierta manera, se normaliza. Igual que el fumador, cuando ve en el paquete de tabaco que fumar mata, la imagen ya no le impacta. En el fondo estamos fracasando, hemos dejado circular el virus libremente. Es un fracaso colectivo: no hemos sido capaces de encontrar una manera para evitar esta circulación tan importante del virus.
P. ¿Qué le falta por saber a la gente para que se conciencie?
R. Nosotros estamos absolutamente comprometidos para atender a todos los pacientes críticos, covid y no covid, que vengan al hospital. Pero podemos llegar a donde podemos, y si no se para la circulación comunitaria y no dejan de llegar casos al hospital, llegará un momento en que no podremos atender a todos. Es importante ser responsables e intentar revertir esta situación.
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