Israel da luz verde a una ley que prohibirá aplicar tratamientos para ‘reconvertir’ a homosexuales
La norma ha provocado un cisma entre los partidos políticos de la comunidad ortodoxa
El Parlamento israelí ha dado luz verde este martes a una ley que prohibirá a rabinos y psicólogos practicar tratamientos a homosexuales para cambiar su inclinación sexual, lo que ha producido un cisma entre los partidos políticos de la comunidad ortodoxa, aliados privilegiados de Benjamín Netanyahu y del Gobierno de unidad nacional.
Hasta la fecha no existía reglamentación al respecto y era una práctica común entre los religiosos integristas someter a niños y jóvenes gais a “tratamientos” de tipo psicológico para, dicen, “reconvertirlos”.
Según el Levítico, la homosexualidad conlleva la pena de muerte, entre otros delitos de orden moral. Los ortodoxos consideran que se trata de “una enfermedad” que “puede y debe curarse”.
Tres años atrás, un religioso fanático acuchilló y mató a una adolescente en Jerusalén cuando participaba en un desfile del orgullo con asistencia de miles de homosexuales de Israel y del extranjero, como es habitual en Tel Aviv y otras localidades del país. Esos desfiles son una importante fuente de ingresos para la industria turística israelí.
El proyecto de ley fue apoyado por 42 de los 120 diputados de la Kneset (Parlamento Israelí) y tuvo 36 votos en contra. Lo presentó Nitzán Horowitz, líder el partido progresista Meretz y homosexual.
Los partidos ortodoxos, socios de coalición desde hace años del Gobierno de Netanyahu, constituyen un bloque político sin cuyo apoyo perdería el poder. La comunidad de los denominados “temerosos de Dios” (jaredim) y sus líderes exclusivos, sus santos rabinos, actúan como un Estado dentro del Estado
Los representantes de los ortodoxos reaccionaron con cajas destempladas contra el Gobierno de unidad nacional formado por Netanyahu y el líder del partido Azul y Blanco, el ex comandante en jefe de las fuerzas armadas, el general retirado Benny Gantz, y se espera que convoquen manifestaciones de protesta.
El partido de Gantz, quien debe asumir el poder en lugar de Netanyahu en noviembre de 2021 en virtud del pacto entre ambos, votó en pleno a favor de la ley y también fue objeto de las furiosas reacciones del sector ortodoxo, justamente en un momento en que el Gobierno de la unidad nacional, que lleva meses en el poder, se tambalea por la tensión entre sus artífices y la desconcertante política de avances y retrocesos en relación con la pandemia de la covid-19 y sus consecuencias económicas.
El ministro de Asuntos Interiores y de Policía, Amir O´Hana, allegado de Netanyahu, votó a favor en esta primera lectura de la ley y el jefe del Gobierno evitó pronunciarse. Para ser aprobada de forma definitiva, la ley debe pasar otras dos votaciones en el plenario del Parlamento.
O’Hana es el responsable de reprimir las violentas manifestaciones de los ultraortodoxos, que acusan a las autoridades y medios de comunicación de discriminarles por señalar que algunos de sus barrios son focos de infección del coronavirus por incumplimiento de las normas de distanciamiento social.
El líder del Partido Shas, Arié Deri, representante de los judíos ortodoxos que inmigraron a Israel desde los países árabes y ministro del Gobierno de unidad nacional, declaró que sus legisladores no participarán más en las votaciones de la Kneset, lo que amenaza la estabilidad de la coalición de Netanyahu.
Por su parte, el diputado Eitán Guinsburg, en nombre del Partido Azul y Blanco –en cuyo bloque parlamentario militan tres homosexuales– afirmó: “Prometimos y cumplimos. Esos tratamientos para la reconversión sexual nacieron en pecado. Nosotros permitiremos a todos los seres humanos, creados a imagen y semejanza de Dios, a vivir como gusten y quieran”.
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