El debate sobre la gratuidad de las mascarillas estalla en Francia
El Gobierno de Macron prevé ofrecérselas solo a las familias más vulnerables. El precio máximo fijado por el Ejecutivo es de 95 céntimos para las de un solo uso y de tres euros para las de tela
Con la imposición desde el lunes de la mascarilla en todo espacio público cerrado, ha vuelto a Francia el debate sobre el coste de esta medida, que implica una multa de 135 euros para quienes incumplan la normativa. Aunque Francia fijó poco antes de la desescalada en mayo el precio máximo de las mascarillas, tanto las de un solo uso (95 céntimos la unidad) como las de tela (tres euros), su consumo puede convertirse —de hecho, ya lo es— en una carga pesada para el presupuesto de las familias numerosas. El Gobierno de Emmanuel Macron se ha comprometido a estudiar ayudas para los más “vulnerables”, una medida que para algunos no va lo suficientemente lejos, en lo que está convirtiéndose ya en un debate político.
Según calculan las organizaciones de consumidores, una familia de cuatro personas, con dos niños mayores de 11 años (edad a partir de la cual la mascarilla es obligatoria) usará un promedio de 240 mascarillas al mes (dos al día por persona) por un precio total de 228 euros en el caso de las desechables. Si opta por las de tela reutilizables hasta diez veces, el montante cae hasta los 96 euros, cifra que sin embargo sigue siendo muy elevada para las familias con menos recursos.
El lunes, día en que comenzó el uso obligatorio de mascarillas en todo el país, la asociación de consumidores CLCV reclamó que se establezca una “ayuda financiera mensual de 50 euros por persona de la familia” para las “poblaciones precarias”.
Un día más tarde, el ministro de Economía, Bruno Le Maire, reconoció que había que debatir posibles ayudas ante este gasto extra para los franceses más vulnerables. Poco después, su par de Sanidad, Olivier Véran, aseguraba ante la Asamblea Nacional que el Ejecutivo ya está preparando las primeras medidas, como hizo al comienzo de la desescalada.
“El Estado distribuyó rápidamente cinco millones de mascarillas gratuitas a la semana a través de los Ayuntamientos”, recordó Véran a los diputados. “Vamos a reanudar esas distribuciones gratuitas para los casos precarios. Además, dos millones de personas con enfermedades preexistentes podrán obtener un reembolso en las farmacias con su prescripción médica”, agregó.
El anuncio no es suficiente, consideran políticos de oposición como los partidos de izquierda Francia Insumisa o el Partido Socialista, que reclaman la gratuidad de las mascarillas para todos, en vista de que se han vuelto obligatorias.
Pero en una entrevista en la edición de noche del telediario de TF1, el presidente Macron descartó ese extremo. “El Estado —y el contribuyente francés— no tiene vocación de pagar mascarillas” para todo el mundo, consideró, si bien insistió en que habrá “ayudas” para quienes no pueden costearse este producto. “Considero que debe seguir siendo una política social”, concluyó. Este miércoles, Véran adelantó también en un telediario nocturno que en “los próximos días” hasta siete millones de franceses cuyos ingresos no superan el umbral de la pobreza recibirán por correo un total de 40 millones de mascarillas de tela reutilizables, lo que les garantiza una protección durante “tres meses”, precisó.
Un debate desde el principio de la crisis
Horas antes, la presidenta de la región parisina, la conservadora Valérie Pécresse, había anunciado que en París y sus alrededores se ofrecerán mascarillas gratuitas a las asociaciones caritativas y, con la vuelta a clase en septiembre, también a los estudiantes de secundaria.
“Tener que comprar mascarillas todos los días es un gran presupuesto para las familias (…) Por ello, la región de Isla de Francia va a garantizar la gratuidad de las mascarillas para todas las asociaciones caritativas que son socias de la región”, explicó la exministra bajo el Gobierno de Nicolas Sarkozy en la cadena France. “Además, a comienzos de curso, nos vamos a ocupar de los estudiantes de secundaria y les daremos dos mascarillas de tela gratis a cada uno de los 500.000 estudiantes” de la región, prometió.
La cuestión de las mascarillas ha sido objeto de debate político desde el principio de la crisis en Francia. Primero por su escasez —Macron manifestó al comienzo de la crisis su deseo de que Francia sea capaz de producir suficientes mascarillas para su población antes de que acabe el año— y, sobre todo, por los bandazos sobre la conveniencia de su uso por parte del público que ha dado a lo largo de la crisis, aunque el Ejecutivo se escuda en que siempre siguió las consignas de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Con la obligatoriedad de su uso en lugares públicos cerrados, medida que llega con la constatación de un “inquietante” repunte de los indicadores que apuntan a un posible rebrote, el tema vuelve a ser objeto de ataques políticos.
Según los últimos datos de la Dirección General de Sanidad francesa (DGS), el número de fallecidos en Francia a causa de coronavirus asciende ya a 30.172. En total, hay 208 focos activos. Si bien el ministro Véran ha descartado la llegada inminente de una segunda oleada de la epidemia, “la circulación del virus está en aumento en el territorio nacional”, insiste la institución que dirige. De hecho, según el último informe de la DGS, en las últimas 24 horas, las autoridades sanitarias confirmaron que casi mil personas más (998) se han contagiado con coronavirus.
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