El Gobierno de Johnson impone la extensión del confinamiento en la ciudad de Leicester
Con 330.000 habitantes y un 49% de minorías étnicas, su media de infectados supera en un 10% al resto del país
El Gobierno de Boris Johnson ha decidido a última hora de este lunes utilizar sus poderes legales extraordinarios para imponer la prolongación del confinamiento en la ciudad de Leicester. Toda Inglaterra había reabierto ya comercios y algunos centros escolares, y se prepara para la reapertura de restaurantes, pubs, hoteles y peluquerías dentro de una semana. La ciudad, de 330.000 habitantes y situada en el corazón de las empobrecidas Midlands (Tierras Medias), tendrá que esperar. “Hemos decidido que, desde mañana [por este martes] los comercios no esenciales deberán volver a cerrar, y como los niños han resultado particularmente afectados por el rebrote, las escuelas volverán a cerrar a partir del jueves. Desgraciadamente, los expertos médicos recomiendan que no se relajen las medidas de confinamiento en Leicester a partir del 6 de julio”, ha anunciado a última hora de la tarde el ministro de Sanidad, Matt Hancock. De los casi 3.000 (2.987) casos positivos por coronavirus confirmados en la ciudad desde que estalló la pandemia, 866 se han detectado en las dos semanas previas al 23 de junio. Es decir, un 29% de los infectados han surgido en la última fase, mientras la curva del resto del país descendía.
El Reino Unido ha tardado más que el resto de Europa en controlar el virus y en levantar el confinamiento. Y es ahora cuando empieza también a experimentar los primeros rebrotes. Johnson ya anunció que el Gobierno estaba preparado para desplegar una estrategia de aislamiento parcial donde lo creyera necesario. De hecho, ya había impuesto medidas excepcionales en la localidad balneario de Weston-super-Mare, en la costa suroccidental, y en torno a algunos centros de salud de Londres, pero es la primera vez que toma medidas drásticas en un gran centro urbano. Los orígenes del rebrote en Leicester podrían haber sido una planta de procesamiento de alimentos y un hospital de la ciudad. La barrera del lenguaje (que ha impedido que llegaran a la población inmigrante, la mayoría asiática, las recomendaciones frente al virus), los altos niveles de diabetes consecuencia de la pobreza y el amplio número de habitantes de raza negra (la covid-19 golpea a estos grupos dos y tres veces más que a la población blanca) han podido ser la causa de que el virus se haya cebado especialmente en Leicester. “No está nada claro que vayan a conseguir alguna diferencia con estas medidas. Si el virus está descontrolado o se transmite sin restricciones, no entiendo qué van a lograr encerrándonos dos semanas más”, ha protestado Peter Soulsby, el alcalde de la ciudad. No solo porque deberá ser el que afronte el previsible malestar y hasta las protestas de los ciudadanos, sino porque el Gobierno de Johnson se ha dedicado en los últimos días a filtrar a los medios que la decisión era inminente mientras su comunicación con el regidor de la ciudad ha sido, según denuncia Soulsby, muy escueta y en el último momento.
El ministerio de Sanidad asegura que ha desplegado en la zona cuatro unidades móviles para incrementar el número de test en la población y enviado miles de kits para que los habitantes se realicen la prueba en sus hogares. La extensión del confinamiento se mantendrá, de momento, dos semanas más que en el resto del país, y los habitantes de Leicester seguirán sin poder reunirse dentro de espacios cerrados o realizar viajes no esenciales a lugares fuera de la ciudad.
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