Un exasesor científico de Johnson asegura que adelantar una semana el confinamiento habría reducido las muertes a la mitad en Reino Unido
El profesor Neil Ferguson fue autor del informe que obligó al Gobierno a dar un giro en su estrategia
El profesor Neil Ferguson, del Imperial College de Londres, se ha convertido a su pesar en el símbolo de la confusa respuesta del Gobierno británico a la pandemia. Su informe de mediados de marzo, en el que vaticinó medio millón de muertes si no se adoptaban medidas estrictas que otros países ya habían adelantado, obligó a Downing Street a dar un giro de 180 grados en su estrategia y abandonar teorías como la de la “inmunidad de grupo”. Y a la vez, el modo descarado en que quebró esas mismas reglas y permitió que su amante entrara en su apartamento londinense hasta en dos ocasiones contribuyó a erosionar la credibilidad pública de los responsables al mando de la crisis. Ferguson renunció entonces a su puesto en el Grupo Científico Asesor para Emergencias (SAGE, en sus siglas en inglés), el comité científico en el que se ha apoyado Johnson. Pero su voz sigue siendo relevante en el análisis de la situación, y en su comparecencia de este miércoles ante la Comisión de Ciencia de la Cámara de los Comunes ha puesto el cascabel al gato: “La epidemia se estaba duplicando cada tres o cuatro días antes de que se introdujera el confinamiento. Si hubiéramos impuesto las medidas una semana antes, se habría reducido el número final de muertes al menos a la mitad”, ha asegurado el científico.
No ha dicho nada que no intuya ya la mayoría de la población británica, pero ha sido el primero en señalar el error que el Gobierno Johnson se niega a admitir y que, probablemente, influye ahora en la parálisis y pasos hacia atrás y hacia adelante que sigue dando ante una crisis que ha provocado más de 40.000 muertes confirmadas. Consciente de la gravedad de su afirmación, Ferguson ha querido matizar sus palabras y las ha definido como una hipótesis, pero la conclusión era evidente: “Dado lo que sabíamos entonces sobre el virus, las medidas eran correctas. Pero si las hubiéramos introducido antes, hubiéramos visto menos fallecidos”, ha dicho.
Johnson ha tenido que confrontar la afirmación del profesor Ferguson horas más tarde, al comparecer en la rueda de prensa diaria. Incapaz de desmontar el argumento del científico, el primer ministro se ha limitado a reiterar que todavía es un momento “prematuro” para llegar a cualquier conclusión, mucho menos para comparar los resultados del Reino Unido con los de otros países. Tampoco se mostraban cómodos los dos principales asesores del Gobierno, los profesores Chris Whitty y Patrick Vallance, que han reprochado a su excompañero que se pusiera ahora a lanzar hipótesis. “Habrá tiempo para echar la vista atrás y hacer ese análisis, porque sin duda es importante”, ha dicho Vallance. “La información de la que se disponía entonces era limitada, y lo relevante es determinar qué tipo de medidas tienen un mayor impacto sobre el virus y un menor impacto sobre la sociedad. Se trata siempre de un equilibrio muy complicado”, ha añadido Whitty.
Los pasos para volver a la normalidad anunciados por Johnson llevan un retraso considerable respecto a los adoptados por otros países, y lo que es peor, dan la impresión de estar también muy por detrás de la actitud de la población británica. Solo desde hace 10 días se ha vuelto a permitir la reunión de hasta seis personas en espacios al aire libre, y solo desde este próximo fin de semana se permitirá que aquellos que viven solos o con menores puedan juntarse en el interior de una vivienda con otro núcleo familiar. Johnson ha llamado esta medida “burbujas de apoyo”, que iría destinada a las personas mayores que viven sin compañía o a las parejas separadas. La realidad diaria, sin embargo -no hay más que darse una vuelta por muchos parques y barrios de Londres- muestra grupos de personas muy superiores a la cifra de seis, y balcones y jardines de domicilios con reuniones de amplio número de gente.
Los comercios podrán volver a abrir sus puertas a partir del próximo lunes, si cumplen con las medidas de seguridad establecidas. Y también los zoos. Los colegios, sin embargo, a pesar del empeño del Gobierno en lograr que al menos tres cursos de primaria estuvieran ya activos, han mostrado el fracaso de la estrategia. La mayoría de ellos no ha podido reanudar su actividad, y el propio ministro de Educación, Gavin Williamson, ha tirado la toalla. El próximo objetivo de Downing Street, que la propia comunidad educativa ha puesto en duda, es que todos los alumnos puedan regresar a sus pupitres en septiembre.
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