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La pandemia frena el motor económico de El Hierro: el buceo

Dueños de los centros de submarinismo de la isla canaria lamentan las pérdidas del sector y dan el año por perdido

Coronavirus: La pandemia frena el motor económico de El Hierro: el buceo
Freddy Fontán, dueño del club de buceo Hierroaventura, en La Restinga (El Hierro).INMA FLORES (EL PAIS)
Noor Mahtani
La Restinga (El Hierro) -

El impacto económico del coronavirus es el segundo gran golpe que recibe el negocio de Freddy Fontán. Este empresario de 48 años tiene un centro de buceo en La Restinga (El Hierro), eje principal de este deporte en la isla canaria. En esta misma orilla, hace casi una década erupcionó un volcán submarino que provocó el desalojo de cientos de vecinos y un parón económico similar al actual. Ahora que Fontán estaba acabando de asumir los pagos generados, “llega esto”, explica desde su local vacío, con los trajes de neopreno colgados en el fondo y las botellas de buceo colocadas en un rincón. En esta localidad de menos de 600 habitantes, hay 10 escuelas de submarinismo que afrontan el varapalo en unos meses claves para el sector.

Atraídos por la biodiversidad, miles de turistas de todos los rincones del globo se dan cita en el “mar de calma” para disfrutar del ecosistema marino mejor conservado de Canarias y de sus coloridos paisajes. El buceo es, junto con la pesca, la principal actividad de la isla; la pieza de dominó que tira las demás. “El que viene a El Hierro es a hacer una inmersión. Los turistas se quedan en apartamentos, alquilan un coche, van a hacer turismo a otras localidades…”, explica el gallego, afincado en la isla hace 10 años. Aquí llegan anualmente más de 7.000 turistas que dejan de media 1.249 euros por viaje. “Pero sin estos eslabones… va a ser difícil recuperarse. Tal vez ni siquiera lo logremos este año”, dice con pena. La fase 1 de la desescalada se inauguró el día 4 en esta isla –que solo ha registrado tres contagios desde el inicio de la pandemia– y en La Gomera, en el archipiélago canario, así como en La Graciosa y Formentera, en Baleares. Incluye la reactivación de algunas actividades, pero el buceo no es una de ellas. “Y aunque nos dejaran abrir, ¿para quién?”, se pregunta.

El interior vacío del club de buceo de Alexis Polidano, en La Restinga (El Hierro).
El interior vacío del club de buceo de Alexis Polidano, en La Restinga (El Hierro).INMA FLORES (EL PAIS)

El alcalde del municipio de El Pinar, al que pertenece La Restinga, Juan Miguel Padrón, ha destinado 40.000 euros en ayudas reservadas para los sectores económicos del municipio más castigados por la crisis del coronavirus. Entre ellos el buceo. Por ahora, Padrón afirma que cada escuela recibirá 1.000 euros a ser justificados a posteriori. “Queremos ayudar donde ellos tengan más gastos”, explica tras reconocer que él no bucea. Desde el Ayuntamiento, asegura, se pospondrán obras y asfaltos pendientes para “atender las necesidades de los vecinos”, y se contemplan futuras subvenciones al gremio.

Alexis Polidano, dueño de otro local de buceo de la zona, agradece la medida aunque con cierta resignación. Sabe que no dará para mucho. En estos dos meses de confinamiento estima haber perdido cerca de 30.000 euros. “Lo teníamos todo reservado hasta los próximos tres meses. Ahora no puedo ni pensar cuándo volverá a pasar algo así”, exclama el empresario, de 58 años. Este autónomo abrió su local a finales de 2015 y lamenta ver “tan lejos” el desconfinamiento fuera de las islas. Su clientela proviene totalmente de la Península y el extranjero. Sin ellos, la primera fase no tiene nada de normalidad. Aunque intenta ser positivo, sabe que el sector va a tener que reinventarse y que el esfuerzo será épico. Lo que más le duele, asegura, es la pérdida de empleos. En febrero se vio obligado a despedir a sus tres trabajadores. Una plantilla que se duplica en los meses de temporada alta como agosto.

Sin embargo, ambos propietarios coinciden en que la prioridad es la sanitaria. “Para poder abrir, necesito garantizar la seguridad de mis clientes y la de la gente de la isla, porque muchos son personal de riesgo”, explica preocupado Fontán. En El Hierro, más del 20% de la población supera los 65 años, según datos del Cabildo insular. “No podemos permitir ningún contagio y para eso han de resolverse muchas incógnitas. Este año es complicado”, añade encogiéndose de hombros. La lista de dudas es larga: ¿cómo se va a garantizar la distancia en los pequeños barcos en los que faenan? ¿Qué pasará con todo el equipo en desuso? ¿Cuáles van a ser las medidas para desinfectar? Más que el cuándo, preocupa el cómo volver a reactivar el motor de la isla.

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