Portugal: misma península y con cinco veces menos muertes por habitante que España
El país luso tuvo más tiempo para reaccionar y tomó medidas con el coronavirus mucho menos extendido
España, un país todavía confinado que suma más de 26.000 muertos por coronavirus, mira con una mezcla de envidia y perplejidad a los vecinos del oeste. Portugal no ha impuesto en ningún momento cuarentena obligatoria para la población general —era un deber cívico—, no ha parado su economía —aunque sí ha cerrado restaurantes y comercios— y, a pesar de todo, acumula algo más de un millar de fallecidos con una cuarta parte de la población. En otras palabras: cinco veces menos víctimas mortales por habitante.
¿Cuál es el secreto? ¿Cuáles son las diferencias entre dos países de cultura similar que comparten una misma península? Los expertos de uno y otro lado de la frontera señalan varios factores, como el menor tránsito de viajeros (especialmente con Italia), pero, sobre todo, coinciden en que los lusos actuaron antes. Tuvieron tiempo de ver lo que pasaba en otros países y, con un centenar de positivos y sin fallecimientos, declararon el estado de alarma, algo que en España se decidió con 4.209 positivos y 120 decesos.
Para la epidemióloga Rita Sá Machado, lo fundamental ha sido “la anticipación y aplicación precoz de las medidas de salud pública, como el cierre de las escuelas”. El Gobierno lo ordenó el jueves 12 de marzo (78 contagios en el país) y se aplicó el lunes 16 (331 contagios y la primera muerte). Una semana después comenzaba el estado de emergencia (1.200 contagios y 12 muertes), “también fueron muy importantes la variedad de medidas aplicadas entonces, pues permitieron controlar la expansión de la epidemia”.
Alberto Infante, experto en salud pública, coincide con esta lectura: “El cómo actúas al principio determina todo lo que pasa después. Porque, aunque esto no lo sabíamos hasta finales de febrero o principios de marzo, los asintomáticos han tenido un papel muy importante. Portugal tuvo la suerte de ver lo que pasaba en España o Italia y el acierto de tomar medidas cuando allí la epidemia estaba empezando”.
Además de esta anticipación, que es la clave para todos los consultados, Infante señala tres características que han podido marcar diferencias con España: “No tienen el sistema autonómico, que complica la toma de decisiones; Gobierno y oposición han ido a una, lanzando el mismo mensaje desde el principio; y, quizás por esto y porque veían lo que pasaba fuera del país, la población ha estado muy concienciada”, añade.
António Pires de Lima, ministro de Economía con el Gobierno conservador de Passos Coelho (2011-2015), elogia la rapidez con que se reaccionó. “El virus llegó unas semanas después que a Italia y España. Vimos la situación caótica en Italia y con la detección del primer contagio (2 de marzo), el Gobierno tomó medidas rápidas, tuvo la consciencia de que había que adelantar etapas. Fue fundamental que el pueblo portugués entendiera el riesgo de un crecimiento exponencial de los contagios y, con ello, la ruptura de los servicios públicos. Se comportó con gran sentido de la responsabilidad y se quedó en casa. Así se consiguió achatar la curva de los contagios y el Servicio Nacional de Salud no colapsó, tuvo una respuesta muy positiva”.
Noveno lugar
Pero lo cierto es que, aunque Portugal presenta cifras mejores que las españolas en términos de casos y muertes por 100.000 habitantes, tampoco son un ejemplo perfecto. Es un éxito respecto a España, pero no respecto a la Unión Europea. De peor a mejor, Portugal ocupa el noveno lugar en muertes por millón de habitantes entre los 27 países de la UE y el sexto por número de contagios. España es segunda por detrás de Bélgica en ambos aspectos.
De hecho, comparativamente, las cifras portuguesas no son mejores que las de algunas comunidades autónomas españolas en las que las medidas de confinamiento llegaron más temprano con respecto al avance de la epidemia. Porque en España probablemente se tomaron tarde en varios territorios, especialmente en Madrid y Cataluña, pero el confinamiento llegó más a tiempo a otras. En concreto, Murcia y Canarias tienen menos casos y muertes por 100.000 habitantes que Portugal. “No es que estas regiones hayan hecho nada especialmente bien con respecto a las demás, la cuarentena empezó cuando aún había poca incidencia”, asegura Jesús Molina Cabrillana, miembro de la Sociedad Española de Medicina Preventiva, Salud Pública e Higiene.
La rápida adopción de medidas en Portugal no impidió la escasez de material de protección personal. “Ese fue el lado negativo”, asegura Pires de Lima, “como en la mayoría de los países, por otra parte. Creo que todos miramos de forma displicente a China y no creíamos que el virus llegaría. Enero y febrero no se aprovecharon para adquirir batas y mascarillas, y hasta desvalorizamos su importancia en la protección personal de los ciudadanos”.
En Portugal está detectándose los últimos días un incipiente repunte. “Donde hay relajamiento surgen focos”, ha explicado la directora de salud, Graça Freitas. “Apenas un porcentaje mínimo fue infectado, el resto estamos en riesgo. Si no continuamos con un buen comportamiento social corremos el riesgo de perder todo lo conseguido”. Si se compara su gráfica de casos acumulados en los últimos 14 días con la española, los resultados son parecidos, apunta Andrea Burón, de la Sociedad Española de Salud Pública. En los últimos días, incluso algunos datos portugueses han sido peores en términos relativos. “Con respecto a los casos, habría que comprobar si es que se están haciendo más pruebas, y por tanto, detectando más”, matiza.
La pandemia no es una competición entre países para ver quién lo hace mejor. La comparación de resultados, sin embargo, puede servir para aprender. Pero los expertos advierten de que hasta que no termine esta ola epidémica, las conclusiones no serán sólidas. Nadie sabe hasta cuándo va a infectar el virus, cómo pueden ser sus rebrotes ni cuánto daño puede seguir haciendo.
"El brote evidenció problemas estructurales de Portugal"
En el aspecto legislativo, el Partido Comunista (PCP) fue el único que se opuso sistemáticamente a la declaración del estado de emergencia decretada por el Gobierno socialista, por eliminar derechos constitucionales como el de manifestación y huelga. Su posición es muy crítica con el Gobierno. “El brote epidémico evidenció y amplió muchos de los problemas estructurales del país y ha sido aprovechado por sectores de la gran patronal para aumentar la explotación y la liquidación de derechos, No es posible dejar de destacar el papel decisivo del Servicio Nacional de Salud y de sus profesionales como la garantía más decisiva en el derecho a la salud, a la prevención y a la respuesta clínica”, según la declaración oficial del partido a petición de este periódico.
Si en la labor sanitaria reconoce el trabajo del SNS y soslaya al Gobierno, en las consecuencias económicas que va a dejar la epidemia, es implacable. “La realidad económica del país, evidenciada en centenas de millares de despidos, y en más de 1,2 millones de trabajadores con cortes salariales, arbitrariedad en los horarios y condiciones de trabajo, en la apropiación de recursos públicos por los grupos económicos, en la liquidación de la actividad de millares de micro, pequeñas y medianas empresas y pequeños productores y en la caída de la producción, exige respuestas y soluciones correspondientes a la gravedad de la situación. Una respuesta que encuentra en las opciones del Gobierno, de sumisión a las imposiciones de la UE y del euro y a los intereses del gran capital, las limitaciones que de ahí derivan”.
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