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El gran muftí de Arabia Saudí respalda el rezo en casa durante el Ramadán

La máxima autoridad religiosa del reino recuerda la necesidad de respetar las medidas preventivas ante el coronavirus

Ángeles Espinosa
Desinfección en torno a la Kaaba, en la explanada de la Gran Mezquita de La Meca.
Desinfección en torno a la Kaaba, en la explanada de la Gran Mezquita de La Meca.

El gran muftí de Arabia Saudí, el jeque Abdulaziz al Sheij, ha dictaminado que los rezos congregacionales de Ramadán y de la fiesta del Eid al Fitr que le pone fin deberían hacerse en casa si continúa el brote de covid-19, según informa este viernes la agencia estatal de noticias saudí, SPA. Las palabras de la más alta autoridad del reino tienen eco más allá de sus fronteras y vienen a dar respuesta a las inquietudes de millones de creyentes musulmanes cuando falta apenas una semana para el inicio de ese mes islámico de ayuno.

Al Sheij, que preside el Consejo de Ulemas y la Autoridad General de Investigación Académica y Fetuas, ha explicado que es imposible realizar el Tarawih (la plegaria adicional que se realiza tras el último rezo del día durante Ramadán) en las mezquitas debido a las medidas preventivas adoptadas por las autoridades para combatir la pandemia. También que si estas se prolongan se estará ante una situación similar cuando llegue el Eid, un mes más tarde (hacia el 23 de mayo) y por lo tanto debería rezarse en casa.

El clérigo se ha pronunciado en respuesta a las preguntas que le había planteado el Ministerio de Asuntos Islámicos saudí. Pero su fetua tiene implicaciones más allá del reino, ya que Al Sheij es una referencia para el islam suní que sigue entre el 80% y el 85% de los 1.800 millones de musulmanes (los chiíes suelen mirar a Irán para estos asuntos). El rezo de Tarawih no es obligatorio, pero la eventualidad de acudir a las mezquitas durante el Eid supone un impacto para los musulmanes similar al que ha tenido para los cristianos no poder celebrar el Domingo de Resurrección tras la Semana Santa.

La Mezquita del Profeta, en la ciudad santa de Medina, ya anunció este jueves la prohibición de eventos en los que se distribuya comida a los más necesitados. Las imágenes de grandes grupos de creyentes rompiendo el ayuno juntos en mezquitas y plazas públicas es una de las estampas típicas de Ramadán que este año difícilmente podrán verse.

Una carretera de La Meca, desierta el 2 de abril
Una carretera de La Meca, desierta el 2 de abril STRINGER (Reuters)

De hecho, el brote del nuevo coronavirus ya ha llevado a la mayoría de las autoridades religiosas a suspender los servicios presenciales en los templos, a pesar de que algunos clérigos radicales han hecho caso omiso. Arabia Saudí, como otros países de mayoría musulmana, canceló hace un mes la asistencia a las mezquitas tanto para el rezo de mediodía del viernes como para las cinco plegarias diarias a las que se obligan los creyentes. Desde entonces, los almuédanos de medio mundo han cambiado la llamada a la oración e instan a los fieles a que recen en sus casas.

El país que se precia de ser la cuna del islam ya tomó la inusual medida de suspender a primeros de marzo el acceso a La Meca y Medina para la peregrinación menor (Umrah) para los saudíes y residentes en el reino. Apenas una semana antes había cancelado los visados para los fieles extranjeros ante las noticias de la rápida expansión del virus.

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Aunque todavía es pronto para saber cómo va a evolucionar la pandemia, los observadores atribuyen a esa rápida actuación el que el Reino del Desierto solo haya tenido 83 muertos entre los 6.380 casos que ha diagnosticado hasta ahora. Fue una decisión difícil porque no es solo religiosa, sino también económica y política. Las peregrinaciones constituyen la segunda fuente de ingresos de Arabia Saudí, si bien a gran distancia del petróleo. Pero sobre todo suponen una vía de influencia sobre el resto del mundo islámico.

A la luz de las nuevas precauciones para el Ramadán, la gran peregrinación, el Haj, sigue en el aire. Desde principios de abril, las autoridades han pedido a los fieles que no empiecen a hacer planes para esa romería que constituye uno de los cinco pilares del islam y que todo musulmán debe realizar al menos una vez en su vida. Este año el Haj cae a principios de agosto, pero la decisión definitiva tiene que tomarse con antelación porque la cita, que reúne a cerca de tres millones de personas, dos millones de ellas extranjeras, requiere una compleja logística.

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Sobre la firma

Ángeles Espinosa
Analista sobre asuntos del mundo árabe e islámico. Ex corresponsal en Dubái, Teherán, Bagdad, El Cairo y Beirut. Ha escrito 'El tiempo de las mujeres', 'El Reino del Desierto' y 'Días de Guerra'. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense (Madrid) y Máster en Relaciones Internacionales por SAIS (Washington DC).

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