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La burocracia impide usar máquinas para hacer test PCR en centros de investigación

El Gobierno asegura que está validando los laboratorios y que pretende hacer 50.000 pruebas al día

Una enfermera hace un test rápido a un hombre para ver si es portador del coronavirus, este lunes en el centro de salud de San Andrés, Murcia.Vídeo: MARCIAL GUILLÉN / EFE / ATLAS
Elena G. Sevillano

Hagan test a la población, dice machaconamente la Organización Mundial de la Salud (OMS). Sin embargo, España sigue sin hacer pruebas masivas y ni siquiera ha empezado el estudio de seroprevalencia (un análisis de 30.000 hogares como muestra de la población española para saber qué porcentaje ha pasado ya la infección) que anunció hace unos días. Según el Ministerio de Sanidad, se hacen entre 15.000 y 20.000 test PCR diarios, pero deberían ser muchos más. Mientras tanto, centenares de investigadores y personal de apoyo de universidades y centros de investigación llevan semanas ofreciéndose como voluntarios para hacer en sus laboratorios test PCR, los más fiables, que detectan la presencia del virus y por tanto permiten saber si alguien está contagiado en ese momento. No solo hay recursos humanos sin trabajo; decenas de termocicladores (máquinas de PCR) están parados en estos laboratorios.

“Los biólogos moleculares del CSIC y universidades llevamos tres semanas insistiendo”, se quejaba el 7 de abril un científico del Centro Nacional de Biotecnología, Víctor de Lorenzo, en su cuenta de Twitter. “¿Cuándo/dónde empezamos?”, añadía. Centenares de personas en toda España se han ofrecido para montar unidades de diagnóstico en estos centros, que estos días están en su mayoría sin actividad. Los rectores españoles pusieron a disposición de Sanidad más de 200 laboratorios y 300 expertos a mediados de marzo. La técnica PCR es muy común en laboratorios de investigación biológica, donde suelen contar con termocicladores que permiten amplificar un fragmento de ADN para así identificar un virus o una bacteria.

Los ofrecimientos, sin embargo, han dado muy pocos frutos. La Universidad Autónoma de Madrid ofreció su Facultad de Medicina (para recibir las muestras, inactivar y extraer el ARN del virus) y el Instituto de Investigaciones Biomédicas para hacer los análisis PCR. Envió al Instituto de Salud Carlos III (ISCIII) la documentación para su capacitación como laboratorio de apoyo, pero aún está “a la espera de respuesta por parte de dicho instituto”, señala a EL PAÍS un portavoz. El ISCIII tiene doble dependencia: del Ministerio de Sanidad y de Ciencia. Sanidad rehusó comentar si la burocracia está impidiendo aumentar el número de análisis PCR que se realizan actualmente y remitió a Ciencia. Un portavoz añadió que se está trabajando en “un plan para escalar la realización de PCR”, pero no precisó en qué consiste.

El investigador Xosé Bustelo, vicedirector del Centro de Investigación del Cáncer de Salamanca y presidente de la Asociación Española contra el Cáncer (Aseica), explica que en Alemania “hace tiempo que los centros de investigación que pueden hacerlo se han implicado ya en las tareas de diagnóstico”. Añade que la tecnología es sencilla y que cualquier doctorado del ámbito biomédico hace experimentos más complicados que una PCR. “Creo que es una pena que a los científicos se nos haya encerrado en casa en vez de, pese a todas nuestras peticiones y actividad productiva, emplearnos para afrontar de la mejor manera posible esta crisis”, asegura.

El Ministerio de Ciencia explica, a preguntas de EL PAÍS, que las únicas PCR que están haciendo sus centros de investigación son 500 muestras semanales a miembros de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado en el CISA-INIA, un centro especializado en sanidad animal y en investigaciones agrarias. Por lo que se refiere al resto de OPI (organismos públicos de investigación; hay ocho), añade que dos de ellos, el CSIC y el Ciemat, “han cedido material sanitario a hospitales y personal capacitado para hacer pruebas”. “A ello hay que añadir la labor del ISCIII como laboratorio de referencia en apoyo al sistema sanitario”, añade.

El Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO) ha cedido cuatro máquinas de PCR a los laboratorios de microbiología del hospital de La Paz y el hospital Gregorio Marañón. El Ministerio de Ciencia asegura que los centros deben reunir determinadas características de bioseguridad y de formación del personal y añade que el ISCIII está trabajando en la validación de siete laboratorios externos. Entre otras cosas, deben poder trabajar con muestras infecciosas de nivel 2, disponer de cabina de bioseguridad y equipos adecuados, poder producir determinados reactivos y contar con personal capacitado para validar informes de análisis clínicos. El objetivo de Sanidad es hacer 50.000 pruebas PCR al día, según aseguró el ministro, Salvador Illa, la semana pasada.

500 pruebas diarias en la Complutense

Por ahora, una de las iniciativas más exitosas es la que lidera el catedrático de Bioquímica José Manuel Bautista en la Universidad Complutense. Consiguió movilizar equipos, reactivos y voluntarios para montar un laboratorio de detección entre la Facultad de Veterinaria, el Centro de Genómica y el Ciemat, todos situados en el mismo campus, a las afueras de Madrid. “Al principio nos suministraron muestras de hospitales de la Comunidad de Madrid que estaban saturados, pero luego vimos que la necesidad más urgente eran las residencias de mayores y de discapacitados”, explica Bautista. Su equipo ha conseguido hacer 500 análisis diarios.

Las muestras las toma el personal de las residencias y se envían a la Complutense, que en 24 horas les da el resultado para que puedan aplicar medidas de aislamiento de los casos positivos y así evitar la propagación de la enfermedad. Como muchas residencias no disponían de herramientas como los hisopos (el bastoncillo con el que se toma la muestra de la nariz), el equipo de Bautista también ha comprado material gracias al dinero que ha llegado de distintas donaciones. La Complutense se coordinó tanto con el ISCIII como con la Comunidad de Madrid para ponerse a trabajar. “Muchos nos preguntamos por qué ellos sí han podido montar esa plataforma hace ya semanas y los centros del CSIC aún no”, dice De Lorenzo.

Bustelo asegura que la gestión de las PCR “es mucho más fácil a nivel local o regional que nacional, simplemente por burocracia y facilidad en las etapas de coordinación”. En su caso, se ha montado un grupo de trabajo entre distintos científicos de Salamanca con la filosofía inicial de ser “un ejército de reserva en caso de que el hospital fuese desbordado por la cantidad de diagnósticos y también en el caso de que no se pudiesen obtener los kits comerciales para llevarlos a cabo”. Los expertos consultados aseguran que el mayor cuello de botella en la realización de PCR va a ser la escasez de kits de extracción de ARN (paso previo y distinto a la identificación, para lo que hay kits de producción española), que son de importación y para los que hay sobredemanda en todo el mundo. Bustelo asegura que ya han desarrollado kits y reactivos “hechos en casa” para usarlos en caso de que no haya disponibilidad. Solo falta que los métodos los valide la Consejería de Sanidad y se puedan usar con muestras de pacientes a gran escala. “Eso no creo que sea un problema a corto plazo”, añade.

Hay iniciativas similares en Cataluña, con participación de centros de investigación biomédicos y oncológicos en un proyecto llamado Orfeu que pretende fabricar 170.000 test; y en Cantabria, donde el IBBTEC (centro de investigación en biotecnología) lleva haciendo servicios de PCR para el hospital público de Valdecilla desde el inicio de la crisis, añade Bustelo. “Poco a poco, a paso de tortuga, pero la cosa se empieza a mover”.

Otro método de prueba que evita el uso de kits de extracción

Casi 60 científicos de distintos centros de investigación del País Vasco han creado un nuevo método para hacer test PCR que permitiría aumentar la capacidad de las pruebas que detectan a los contagiados con Covid-19 y que evitaría el uso de kits de extracción, un material que empieza a escasear porque no se fabrica en España. El equipo, liderado por Ugo Mayor, profesor de Bioquímica de la Universidad del País Vasco e investigador en Ikerbasque (fundación vasca para la ciencia), ha diseñado un método más barato que los kits comerciales (unos 15 euros por prueba) y que necesita el mismo tiempo (unas cuatro horas). Si hasta ahora se están haciendo unas 1.500 PCR diarias en los laboratorios de microbiología de los hospitales del País Vasco, Mayor calcula que esta cifra se podría ampliar a 10.000. El científico aseguró que el lunes mismo enviaron la solicitud de capacitación al Instituto de Salud Carlos III, que es quien debe validar el método. Su principal ventaja, señaló, es que permite evitar la fase de extracción y los kits comerciales. Con su diseño, añadió, se usan reactivos que no se encuentra en situación de escasez.

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Sobre la firma

Elena G. Sevillano
Es corresponsal de EL PAÍS en Alemania. Antes se ocupó de la información judicial y económica y formó parte del equipo de Investigación. Como especialista en sanidad, siguió la crisis del coronavirus y coescribió el libro Estado de Alarma (Península, 2020). Es licenciada en Traducción y en Periodismo por la UPF y máster de Periodismo UAM/El País.

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