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La prensa alemana afronta el desplome publicitario en pleno ‘boom’ informativo por la pandemia

La asociación de editores de diarios estima que la publicidad podría caer hasta un 80% de media

El político Alexander Gauland lee un periódico durante una sesión del Parlamento alemán.
El político Alexander Gauland lee un periódico durante una sesión del Parlamento alemán.ODD ANDERSEN (AFP)
Ana Carbajosa

La prensa realiza estos días en Alemania, como en el resto del mundo, esfuerzos extraordinarios para llevar al lector información veraz en un momento en el que se vuelve especialmente necesaria. El apetito informativo se ha disparado, pero a la vez los medios de comunicación tienen la vista puesta en un horizonte financiero incierto con la publicidad desplomada y los ingresos mermados. Los alemanes cuentan en esta crisis con una gran ventaja y también un cierto inconveniente.

Por un lado, los grandes diarios tienen en su gran mayoría algún tipo de suscripción a sus webs, que les asegura ciertos ingresos al margen de la publicidad, aunque a menudo insuficientes. Pero por otro, acudir a ayudas públicas no es una opción en un país vacunado por su historia y que reverencia la independencia informativa.

De momento, los diarios están siendo capaces de salir a la calle sin que se hayan registrado excesivas dificultades técnicas, según constataban recientemente las diez asociaciones regionales de editores. Hay problemas puntuales para la distribución en alguna zona fronteriza, por ejemplo con Francia, pero poco más. Incluso se ha resuelto la tradicional escasez de mano de obra para realizar la distribución de prensa de madrugada, al haber perdido muchos trabajadores su empleo por el coronavirus.

El apetito informativo se ha disparado y el periodismo y los datos han despertado un renovado interés. Son muchas las publicaciones y medios de comunicación que estos días baten récords de audiencia. El telediario Tagesschau de las ocho de la tarde ha registrado un incremento del 55% de audiencia, según los datos que recoge la publicación especializada Meedia. El sensacionalista Bild, el diario más leído en Alemania, registró un crecimiento en su web y en su aplicación del 53% en la semana del 14 a 23 de marzo respecto al año anterior, alcanzando los 8,3 millones de usuarios. La web de Der Spiegel creció un 81%, según los datos de AGOF.

Los quioscos siguen abiertos y la demanda de ejemplares en soporte de papel está estabilizada, en algunos puntos incluso ha crecido, según indica la Asociación de Editores de Prensa Digital e Impresa (BDZV, Bundesverband Digitalpublisher und Zeitungsverleger), que reúne a más de 300 medios alemanes. Los datos de ventas se conocerán en abril.

El gran reto es financiero. La BDZV asegura que sus miembros les han advertido recientemente de que “la publicidad podría caer hasta un 80%” de media, con considerables diferencias regionales y según el tamaño de las publicaciones.

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El portavoz de la BDZV Alexander von Schmettow explica que estos días las autoridades de algunos Estados federados publican anuncios especiales sobre medidas de protección contra el coronavirus, que suponen un apoyo para las publicaciones. Las autoridades se aseguran así de que la importante información sanitaria y de interés público llega a los lectores más mayores, convertidos en esta crisis en un sector de población especialmente vulnerable.

Pero más allá de campañas oficiales puntuales, la prensa alemana no se plantea, al menos de momento, recurrir como en otros países a ayudas estatales. Es una línea roja que el oscuro pasado de este país ha conferido especial relevancia. El artículo 5 de la Constitución alemana garantiza la “libertad de opinión” y “de los medios de comunicación”. “Oficialmente no hay ninguna iniciativa para pedir ayuda al Gobierno”, constata Von Schmettow.

Ayudas para las empresas

Para hacer frente al huracán financiero que se prevé provoque el coronavirus, las empresas editoras podrán recurrir como las demás a los multimillonarios planes que el Ejecutivo alemán ha puesto en marcha para paliar los impactos de la crisis. El más evidente es la ampliación del Kurzarbeit, el sistema que establece que la agencia de empleo estatal financia hasta el 60% de la pérdida neta de salario causada por la reducción de horas trabajadas y que ahora en esta crisis cuenta con una partida presupuestaria adicional.

Lo que suceda tras el pico de la crisis resultará determinante para el futuro de los medios de comunicación. Está por ver si el apetito informativo y la revalorización del periodismo se traduce en más suscripciones digitales y si el plan del Gobierno alemán para apoyar a las empresas surte el suficiente efecto como para lograr el regreso de, al menos, una parte sustancial de los anunciantes.

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Sobre la firma

Ana Carbajosa
Periodista especializada en información internacional, fue corresponsal en Berlín, Jerusalén y Bruselas. Es autora de varios libros, el último sobre el Reino Unido post Brexit, ‘Una isla a la deriva’ (2023). Ahora dirige la sección de desarrollo de EL PAÍS, Planeta Futuro.

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