Macron ordena a los franceses quedarse en casa: “Estamos en guerra”

Dos días después que España y una semana después que Italia, Francia ha decretado este lunes una restricción estricta de los desplazamientos, a partir del mediodía de hoy y por 15 días como mínimo, para atenuar la propagación del coronavirus. “Estamos en guerra”, ha dicho el presidente francés, Emmanuel Macron, en un discurso televisado a la nación, el segundo en cinco días. Macron ha anunciado, además de una movilización total del Estado frente a la epidemia, ayudas a las empresas y a los trabajadores y una suspensión de las reformas económicas en curso.

El aumento acelerado de los casos detectados y los muertos, y el incumplimiento por parte de la población de las recomendaciones de las autoridades han llevado a Macron a adoptar una decisión que hasta ahora había intentado aplazar al máximo.

Las medidas, insólitas en tiempos de paz, son comparables a las de Italia o España. Unos 100.000 policías y gendarmes establecerán controles por todo el país. Quien se desplace deberá llevar un documento justificativo que podrán descargarse en Internet. Las multas irán de 38 a 135 euros. En Francia, según el último recuento, hay 6.633 casos confirmados de Covid-19, la enfermedad causada por el coronavirus, y 148 muertos.

“Estamos en guerra, no contra otra nación ni contra un ejército. Es una guerra sanitaria. Pero el enemigo está allí y avanza, y eso requiere nuestra movilización general”, ha declarado el presidente. Las medidas prohíben todos los desplazamientos excepto los necesarios para hacer las compras, visitar al médico o ir a trabajar si no se pueda hacer desde casa. También está autorizado hacer ejercicio al aire libre, siempre que no sea en grupo.

El anuncio llega un día después de la celebración de la primera vuelta de las elecciones municipales. La decisión de mantenerlas sacó el domingo de sus casas a millones de votantes. El llamamiento a las urnas contradecía el llamamiento del Gobierno no salir del domicilio salvo caso de necesidad.

Las medidas que obligan al confinamiento se suman a las iniciativas de los días anteriores y parte de la constatación de que estas han sido ineficaces. El jueves Macron ordenó la suspensión de las clases en escuelas y universidades al menos hasta el 15 de abril. El sábado, el primer ministro Édouard Philippe anunció el cierre de bares, restaurantes y comercios “no indispensables”. El domingo, pese a la caída abrupta de la participación, un 45% de votantes se desplazaron a los colegios. Fue un día soleado y primaveral, en el que las multitudes llenaron los parques y mercados de París. En la concurrida orilla del Sena incluso pudo verse pasear a la primera dama, Brigitte Macron, según el diario Le Parisien, lo que supondría que incluso ella desoía los consejos de su marido.

Entre las medidas económicas, el presidente garantizó que las pequeñas empresas en dificultades no deberán desembolsar ni impuestos ni cargas sociales, y se suspenderán sus alquileres y facturas de gas, agua y electricidad. El subsidio por desempleo parcial “se ampliará masivamente” para que ningún asalariado quede sin recursos. Las fuerzas armadas participarán en tareas hospitalarias y de transporte de enfermos.

Para los franceses la vida cambiara profundamente. Lo que los italianos conocen desde hace una semana y los españoles unos días, llega a Francia. “Alcémonos individualmente y colectivamente a la altura del momento”, ha dicho Macron. “Se, queridos compatriotas, que puedo contar con vosotros”.

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