El Vaticano crea un grupo de apoyo a las conferencias episcopales para combatir los abusos

El Papa Francisco ha dado un paso más para combatir los casos de pederastia en el seno de la Iglesia, una lacra que amenaza con asfixiar este pontificado y ha creado un grupo especial de trabajo para ayudar a las conferencias episcopales de todo el mundo a prevenir y erradicar los abusos a menores. Se trata, como señala la Santa Sede en un comunicado, de un equipo especial formado por expertos en diversas materias y de diferentes nacionalidades. Su cometido será prestar asistencia a las conferencias episcopales y a las comunidades religiosas, a petición suya, para preparar las actualizaciones obligatorias de los protocolos para proteger a los menores y combatir los abusos dentro de la Iglesia. Las recomendaciones se centrarán fundamentalmente en la escucha a las víctimas, la formación del clero para prevenir abusos y en cómo responder a las denuncias.

La medida confirma, por tanto, el papel fundamental de las conferencias episcopales para frenar la hemorragia que arrasa a la Iglesia católica. Sobre estos organismos locales formados por los obispos de cada país sigue recayendo la responsabilidad de establecer sus propias directrices de prevención. Como primer eslabón en la lucha contra la pederastia, deben hacerse cargo de renovar las “líneas guía” para tratar los casos de abuso sexual de menores por parte del clero, que son obligatorias desde 2011. Y podrán pedir ayuda si lo necesitan a este equipo de técnicos del Vaticano enviando un correo electrónico a una dirección específica.

Como señaló en la presentación de la iniciativa en el Vaticano el jesuita Federico Lombardi, que fue moderador de la cumbre antipederastia de febrero del año pasado, esta iniciativa es “un primer paso” para iniciar un proceso de ayuda a las Iglesias locales. “Algunas conferencias episcopales carecen de recursos para elaborar planes de actuación o en otras aún no ha aparecido este problema, por lo que no pueden estudiar este tema o profundizar en él”, señaló.

El grupo, que estará activo dos años, contando desde el pasado 24 de febrero, será supervisado por el sustituto para los Asuntos Generales de la Secretaría de Estado, Edgar Peña Parra. Y contará con otras figuras relevantes de la Curia como el arzobispo de Malta, Charles Jude Scicluna, el hombre fuerte de la Iglesia en la lucha contra los abusos a menores y que ya lideró la purga a los Legionarios de Cristo cuando se destaparon las atrocidades cometidas por su fundador, el Padre Marcial Maciel. Andrew Azzopardi, responsable de la comisión para la tutela de los menores y de los adultos vulnerables de la provincia eclesiástica de Malta, coordinará las respuestas de los expertos y enviará informes trimestrales de sus actuaciones a la Secretaría de Estado. Un fondo de benefactores sufragará los costes de este equipo especial de asesores.

Esta nueva medida, que permitirá además al Vaticano conocer mejor la forma de proceder de cada lugar, es un paso más en la respuesta del pontificado de Francisco al grave problema de los abusos a menores en el seno de la Iglesia. Fue también una de las sugerencias que se puso sobre la mesa en la cumbre dedicada al asunto el año pasado y que el Pontífice argentino se comprometió a llevar a cabo.

Los representantes de la Iglesia en distintas partes del mundo se afanaron en decir entonces que aquella histórica asamblea sobre antipederastia, que duró cinco días y que decepcionó a las víctimas, fue una etapa de un largo camino que no terminaba ahí. En este año, el Papa ha introducido cambios normativos para combatir y prevenir los abusos y erradicar el patrón extendido de encubrimiento por parte de obispos y superiores. Las leyes recientes se suman a los códigos ya existentes de pontificados anteriores, que las víctimas, que reclamaban medidas concretas, siempre habían considerado insuficientes.

La primera decisión que tomó Francisco fue endurecer las leyes contra los abusos dentro de la Ciudad del Vaticano, para dar ejemplo a las diócesis del mundo y lanzar un mensaje de cooperación con los Estados y la justicia civil. Después publicó un importante documento con rango de ley que obliga a la Iglesia de todo el mundo a actuar con decisión e impone el deber de denunciar a los clérigos pederastas. Además, la norma equipara el delito de encubrimiento al de abuso y obliga a las diócesis a establecer mecanismos para gestionar las denuncias.

Por último, el Papa argentino levantó el pasado diciembre el secreto pontificio en los casos de abusos a menores por parte de miembros de la Iglesia, que representaba el subterfugio por excelencia sobre el que durante décadas se edificó el muro de silencio en torno a los casos de pederastia. Era además una de las iniciativas más demandadas por los afectados.

Tras la cumbre antipederastia, el Vaticano se comprometió también a crear un “vademécum práctico”, más centrado en los aspectos jurídicos y que establezca claramente los pasos que las autoridades eclesiásticas deben seguir tras una denuncia y en el que aún se está trabajando.