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La droga de la risa que no hace gracia en Europa

Holanda prohíbe el uso recreativo del óxido nitroso y Francia quiere vetarlo en menores. El consumo provoca un colocón rápido y fugaz, pero es residual en España

Un grupo de jóvenes inhala óxido nitroso en el festival de Glastonbury, en 2015.
Un grupo de jóvenes inhala óxido nitroso en el festival de Glastonbury, en 2015.Getty Images
Pablo Linde

En los alrededores de ciertos festivales musicales no es raro ver un reguero de globos de colores vacíos y cartuchos metálicos. Atestiguan una fiesta de risa y mareo, de colocón rápido y fugaz, de droga barata y legal. Son los restos que dejan los consumidores de óxido nitroso, una sustancia empleada en farmacia y repostería cuyo uso recreativo están comenzando a prohibir algunos países de Europa, pero que en España solo asoma muy tímidamente.

Es el gas de la risa, un fluido cuyas propiedades analgésicas e hilarantes descubrió en el siglo XIX el dentista Horacio Wells. Observó cómo, tras su consumo, un individuo sufría un ataque de risa y un importante traumatismo sin mostrar señales de dolor. En ese momento la sustancia comenzó dos caminos: como anestésico en clínicas odontológicas —y como coadyuvante para algunos medicamentos— y como psicotrópico en contextos lúdicos.

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Como droga recreativa es la séptima más usada del mundo, según la Global Drug Survey, una encuesta global que se hace cada año a través de Internet entre decenas de miles de consumidores. Aunque es mucho más segura que otras su consumo comienza a preocupar en los países en los que tiene más éxito: Alemania, Reino Unido, Holanda... El Gobierno de Países Bajos anunció a principios de diciembre que prohibiría su uso recreativo y que lo introducirá en su lista de sustancias ilegales; y, este mismo mes, el Senado francés ha aprobado una propuesta de ley para prohibir su venta a menores, ante la alarma que generaron algunos casos de trastornos neurológicos por su inhalación.

En España es una sustancia legal, cuyos cartuchos se pueden comprar por menos de un euro. Aunque la policía se incauta de pequeñas cantidades de vez en cuando, puesto que su venta para el consumo humano está considerada un delito contra la salud pública, su uso es anecdótico. Entre los usuarios habituales de sustancias psicoactivas que responden a la Global Drug Survey (se puede completar en línea) su prevalencia fue de un 2,5% y de un 4% respectivamente en 2017 y 2018. En los últimos cinco años, el Instituto Nacional de Toxicología y Ciencias Forenses recibió tan solo nueve llamadas relacionadas con esta droga.

David Pere Martínez Oró, de la Unidad de Políticas de Drogas de la Universitat Autònoma de Barcelona, explica que en España se toma fundamentalmente en festivales y en zonas turísticas (como las Baleares y la Costa del Sol), pero casi siempre por parte de extranjeros. “Los fiesteros españoles prefieren otras drogas que dan otras prestaciones farmacológicas, sobre todo éxtasis, y en menor medida, coca. El óxido nitroso aporta unos segundos de colocón y risa, no genera la empatía que tanto nos gusta a los españoles, donde el componente grupal de la marcha es muy distinto al del norte de Europa”, reflexiona este investigador.

“Es muy residual y no comporta excesivos riesgos para la salud, así que ni siquiera se incluye en las encuestas oficiales”, explica Fernando Caudevilla, del Grupo de Intervención en Drogas de la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria. “Cuando un estupefaciente triunfa es porque sus efectos molan. En el caso del gas de la risa, probar de vez en cuando puede tener su gracia, pero no tiene potencial de abuso, porque a la tercera bomba te duele mucho la cabeza y lo dejas. Y por su farmacología tampoco presenta gran adicción”, continúa.

¿Y por qué se prohíbe en otros países? Porque, pese a ser más segura que otras sustancias, no hay droga inocua. El Ministerio de Sanidad explica que, como su uso conlleva una alteración del umbral del dolor, del grado de alerta y consciencia, puede resultar en un marcado incremento en el riesgo de sufrir lesiones o accidentes. Se asocia con alucinaciones, confusión, entumecimiento persistente y lesiones. Además, el gas presenta efectos adversos significativos cuando se administra durante periodos largos o de manera repetida, fundamentalmente asociados a sus efectos sobre el metabolismo de la vitamina B12 y del folato. En casos extremos, puede dar lugar a la muerte, si se ingiere en enormes cantidades que conduzcan a la asfixia, si bien esto sucede muy raramente.

Celia Prat, jefa de equipo de formación de Fundación de Ayuda contra la Drogadicción, cree que su incidencia en España no hace necesarias medidas adicionales. “Hay que estar atentos a su evolución, porque su reducido coste y su disponibilidad hacen que sea potencialmente fácil consumirla”, resume.

En un contexto en el que la juventud “cada vez rechaza más las drogas”, en palabras de Martínez Oró, el óxido nitroso tiene la ventaja de ser “limpio y no estar sometido al mercado negro”. Por ahí, explica el investigador, podría llegar un repunte de su consumo, aunque considera que el “miedo visceral” a las drogas que existe en España desde los ochenta deja poco margen a su crecimiento.

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Sobre la firma

Pablo Linde
Escribe en EL PAÍS desde 2007 y está especializado en temas sanitarios y de salud. Ha cubierto la pandemia del coronavirus, escrito dos libros y ganado algunos premios en su área. Antes se dedicó varios años al periodismo local en Andalucía.

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