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Cumbre del Clima
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Una COP de asimetrías

Acaba de terminar la COP latinoamericana que no pudo ser. España dio la cara y eso refuerza los afectos iberoamericanos que a veces se dan por sentados.

Protesta de Fridays for future y Extinction Rebellion, este viernes en Madrid. En vídeo, Carolina Schmidt, ministra chilena de Medio Ambiente, clausura la COP25.Vídeo: ÁLVARO GARCÍA / epv

Acaba de terminar la COP latinoamericana que no pudo ser. Primero la lectura generosa. España dio la cara y eso refuerza los afectos iberoamericanos que a veces se dan por sentados. Además, en la ministra Teresa Ribera vimos la perseverancia que infinitas mujeres queremos ver en la agenda climática. Dentro de la COP, el recinto se llenó de caras más jóvenes; una generación Greta más furiosa que nunca. Que los Gobiernos sientan esa furia fue sano porque insisten en defender la ciencia. Además, hubo gran presencia indígena en debates que de otra forma les dejaría de lado. A la vez, se acordó un programa en materia de género que culmina un arduo trabajo en un tema no siempre bienvenido. La Alianza de la Acción Climática, formada por Gobiernos y actores no estatales, fue quizás el momento más celebratorio de las dos semanas. Sin embargo, es innegable que la COP también dejó un sabor angustioso.

Primero, conducir una COP con protocolos de la diplomacia del siglo XX ha dejado de funcionar para atender las expectativas de este siglo XXI. Aunque han crecido los espacios para que “actores no estatales” participen —en eventos paralelos, pasillos y delegaciones—, es insuficiente porque esto no incide en el resultado final. La nueva generación se siente defraudada con el proceso de negociaciones y esta grieta debe abordarse abiertamente en 2020. Fue simbólico el momento en el que los jóvenes, exasperados con los Estados, tomaron la plenaria de la COP.

Segundo, en Madrid vimos tres grupos de países: los que defienden la ciencia, los que la socavan y los indiferentes. Vimos demandas de los países vulnerables al clima caer en oídos sordos. Por eso nació la campaña #MAD4Survival del Climate Vulnerability Forum, con países de Asia, África y América Latina: un llamamiento a que se tomen mejores metas climáticas para 2020. La COP aún no da respuesta a la angustia de estos países. Es una deuda que no debemos normalizar.

Tercero, acordar las reglas de los mercados de carbono era la tarea más concreta de esta COP. Pero no se podían acordar reglas a cualquier precio. Brasil, junto a aliados como Australia, mostró que la integridad ambiental no está entre sus aspiraciones. En respuesta, un grupo de 30 países liderados por Costa Rica definieron los principios de San José de integridad ambiental como punto de referencia: las reglas de los mercados deben ser compatibles con el Acuerdo de París o no hay acuerdo. No hubo acuerdo.

En la COP quedó un sabor de peligrosas asimetrías; no solo entre países, sino dentro de cada Estado. Nuestras desigualdades nos debilitan. La COP latinoamericana “que no pudo ser” debe marcar un giro para esta década definitiva que casi empieza.

Mónica Araya es una especialista costarricense en negociaciones climáticas y asesora del Climate Vulnerability Forum. 

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