La sanidad andaluza, con respiración asistida
Las mareas blancas anuncian manifestaciones contra la Junta por la falta de profesionales y las listas de espera
La sanidad andaluza arrastra achaques graves, pero este otoño su deterioro se ha agudizado. A las protestas semanales de parte de sus 112.000 profesionales ante la precariedad laboral, se le ha sumado el grito de auxilio de miles de pacientes, que claman por las listas de espera y la acuciante falta de especialistas, sobre todo pediatras. Las mareas blancas, que salieron a la calle en 2016 contra los recortes y consiguieron la dimisión de la antigua cúpula de la Consejería de Salud, anuncian para enero manifestaciones en las ocho provincias. Esta vez, de manera preventiva y para intentar apaciguar las críticas, la Junta (PP y Ciudadanos) relevó hace tres semanas al gerente del Servicio Andaluz de Salud (SAS), Miguel Moreno. Sin embargo, el enfado y la mecha de la protesta en el movimiento ciudadano hace tiempo que han prendido. Los casos de pacientes desatendidos se multiplican.
Al hijo de nueve años de Patricia Teodoro, vecina de Algeciras (Cádiz), le diagnosticaron un tumor cerebral benigno el pasado 22 de mayo. El SAS le dio cita con el especialista el 4 de septiembre, pospuesta al 5 de octubre y finalmente anulada sin fecha. Solo cuando furiosa contó su experiencia en las redes sociales, el gerente del Hospital Punta de Europa la llamó para derivarla a Cádiz por falta de neuropediatras o neurocirujanos en Algeciras. “Nos están dejando morir y si nos callamos nos lo van a quitar todo. Vamos a luchar para que casos como el de mi niño no se repitan. Que contraten más personal y pongan más medios”, exige.
Una movilización sacó a la calle a 12.000 personas hace un mes en esa ciudad para protestar por esa falta de especialistas, las listas de espera y la precaria atención sanitaria que recibe la Comarca del Campo de Gibraltar. “Estamos al borde del desmantelamiento, vivimos algo que nunca habíamos vivido. No descartamos más movilizaciones, pero le damos un plazo de un mes a la Junta porque faltan 51 especialistas en los dos hospitales de la comarca”, denuncia Alejandra Pajares, portavoz de la plataforma por la sanidad pública en esa comarca de 300.000 habitantes.
El PP generó grandes expectativas entre los profesionales sanitarios con sus promesas para darle un vuelco a un sistema que hacía aguas, pero 10 meses después de ponerse al frente, las expectativas se han frustrado. Las protestas de los facultativos a las puertas de los hospitales andaluces se suceden cada semana, la temporalidad afecta ya al 46% de la plantilla, las bajas de profesionales no se cubren por sistema y desde octubre Salud ha vetado los nuevos contratos para cumplir con el presupuesto. Como medida excepcional, la Consejería de Hacienda controla desde julio el presupuesto de los hospitales y la carencia de pediatras se extiende como una plaga.
La inversión en sanidad de la Junta —con 1.150 euros por habitante y año— se mantiene a la cola del país pese al aumento del presupuesto un 6,1% hasta los 10.600 millones. Cada vez más expertos, sindicatos y médicos alertan de que las costuras del sistema saltarán en breve si no hay un giro de timón. "Hay que aumentar la inversión, pero no solo gastar más, sino gastar mejor", avanza Jaime Espín, economista y profesor de la Escuela Andaluza de Salud Pública, que destaca como medida prioritaria y fácil de ejecutar la mejora de los procedimientos para la compra de biosimilares.
“El deterioro ha sido progresivo desde hace 12 años, pero el sistema andaluz se mantenía, no había cuestionamiento de su modelo. Sin embargo, ahora está en riesgo la universalidad y el PP va a aprovechar para una reconversión al modelo público-privado, solo hay que leer entre líneas sus declaraciones sobre cómo la colaboración con lo privado es imprescindible”, critica Antonio Vergara, médico y portavoz de la Marea Blanca en Cádiz.
Mientras, el sindicato mayoritario Satse cifra la carencia de enfermeros en 35.000 para igualar la tasa europea y el éxodo de médicos —con los peores sueldos del país— a otras regiones y al extranjero es un hecho: de los 919 facultativos que finalizaron este año su formación como residentes, solo 341 (un 37%) aceptaron contratos semestrales para quedarse. Andalucía necesita con urgencia 1.800 facultativos, reconoce la Junta. Faltan anestesistas, pediatras, urólogos y médicos de familia.
Los 500 niños de Hinojos (Huelva) llevan desde julio sin pediatra ni previsión de que llegue un sustituto. “Mi hijo está sordo de un oído porque sigue con un tapón que le tiene que extraer un otorrino. La médica de familia que le vio me dijo que no era urgente”, protesta Fátima Camacho. Los padres de Hinojos y del municipio vecino Chucena deben optar entre la sanidad privada o trasladarse hasta Bormujos (Sevilla). Se manifestaron tras comprobar que la Junta ignora sus centenares de hojas de reclamaciones, sin resultados. “Esto es inaudito. No es solo la falta del pediatra. Nos gastamos 25.000 euros en dos consultas dotadas de equipamiento básico para médico y enfermera tras pedirlo la Junta, y ahí siguen, vacías y nuevas. Mañana podrían entrar si quisieran”, lamenta el alcalde de Hinojos, Miguel Ángel Curiel (PSOE), desesperado ante el silencio de la Junta sobre los plazos para enviar un nuevo pediatra y el estreno de las consultas.
En la Alpujarra granadina, Sonia Bueno dio a luz a una niña en Órgiva el pasado 22 de noviembre y para un análisis porque padece de tiroides, tiene cita para el próximo 10 de diciembre con el médico de cabecera, casi tres semanas de espera. “Tampoco hay pediatra y somos la población principal de la Alpujarra. Se fue hace un mes y no se cubre pese a ser una baja programada. Los médicos de cabecera dudan mucho para las dosis para niños, tienen que llamar a Granada para informarse”, lamenta.
Sin embargo, esta falta de pediatras no es exclusivo del ámbito rural, la capital andaluza sufre esta carencia en barrios obreros como Pino Montano, Palmete y Torre Blanca. “La Administración mueve los pediatras y viste un santo desvistiendo otro, va parcheando, pero el problema de fondo persiste”, protesta Juan García, de la plataforma Barrios Hartos Ya. Para echar sal a la herida, esta Navidad 23 centros de salud sevillanos cerrarán por las tardes, decisión de la Consejería que augura un colapso de las urgencias de los hospitales y que el Defensor del Paciente ha denunciado ante la fiscalía. El consejero de Salud, Jesús Aguirre, rechazó opinar para este reportaje.
En paralelo, las listas de espera son un quebradero de cabeza cuya gravedad persiste después de un plan de choque anunciado por la Junta a bombo y platillo tras denunciar 500.000 pacientes ocultos por el anterior Gobierno, pero con efectos muy limitados, según los sindicatos. Y la previsión oficial es que la demora, que desespera a la población, vaya a peor, según refleja el Presupuesto para 2020: el retraso para las intervenciones quirúrgicas pasa de 62 a 85 días, la de consultas externas de 45 a 60 días y las de pruebas diagnósticas de 18 a 30 días.
El enfado de las batas blancas va en aumento tras el impago por las horas extra empleadas en operar para reducir las listas de espera. “El Gobierno entró como un soplo de aire fresco, pero estamos esperando. Hace falta muchísimo más dinero”, opina Emilio Manuel García, presidente del Consejo Andaluz de Colegios de Médicos.
En paralelo al declive de la sanidad pública y los recortes, los seguros de salud privados han aumentado desde los 1,2 millones en 2013 hasta 1,4 millones en 2017, que costaron 1.048 millones de euros a los andaluces en 2017, según datos de la patronal de la sanidad privada. Frente a los 47 hospitales públicos, en la comunidad hay 64 privados, aunque representan el 27% de las camas hospitalarias, según datos del Ministerio de Sanidad.
El presidente del Sindicato Médico Andaluz, Rafael Carrasco, se muestra perplejo por la falta de previsión desde la Junta: “Tras más de 30 años gobernados por gente ajena, este Gobierno estaba perdido. Y 10 meses después, siguen perdidos. Más allá de la falsedad de la lista de espera anterior, el plan de choque no ha sido eficaz y las cifras actuales están infladas (…) Ya sabemos por las cifras que en seis años, más del 30% de los médicos de familia se jubilarán. Alguien tendrá que sentarse a pensar, ¿o es que solo lo veo yo?”.
Aguirre, el consejero del PP más cuestionado
Tras superar el mayor brote de listeriosis en España con cuatro muertos, siete abortos y 222 casos, y protagonizar polémicas declaraciones —tildó el aborto de "chupetón"—, el consejero andaluz de Salud, Jesús Aguirre, es el flanco más cuestionado del Gobierno autodenominado "del cambio" que forman PP y Ciudadanos. La oposición ha pedido en varias ocasiones su dimisión por su gestión, de momento sin éxito.
El presidente, Juan Manuel Moreno, ha defendido con la boca pequeña a Aguirre: “Estoy satisfecho con la labor del consejero de Salud, pero en Sanidad y en Educación tenemos un problema. Las reivindicaciones de los profesionales de salud son justas, porque venimos de 10 años en donde no se han hecho inversiones. Los profesionales tienen que ser pacientes. Se está haciendo una mejora gradual”, ha afirmado.
“La gestión del PP en salud es tan nefasta que necesitarían casi 2.000 millones para terminar el año sin recortes y cumpliendo sus compromisos (…) No hay dinero para nóminas y en consecuencia los centros de salud atienden como pueden a la población, sin sustituciones. Están desmantelando los servicios en las zonas rurales”, censura el portavoz de Salud del PSOE, Jesús María Ruiz.
Inmaculada Nieto, portavoz de Adelante Andalucía, incide en la crítica: “La sanidad está en llamas y el Gobierno actual ha errado en sus compromisos como la precariedad de los contratos, que han vuelto a ser de cuatro meses, no ha pagado a los médicos las intervenciones del plan de choque contra las listas de espera y encima los tiempos de demora se prevén superiores en 2020”. “No hay conspiración para cargarse la pública, pero sí una obcecación para fortalecer un modelo que ya ha fracasado en Madrid y Valencia”, añade.
“No habíamos visto jamás una situación de tal colapso. Existe una convulsión en la calle que el consejero califica de demagogia”, censura Ángela Aguilera, de Podemos.
A pesar del deterioro progresivo del sistema sanitario y las sucesivas protestas de las mareas blancas en las ocho capitales, la expresidenta Susana Díaz repetía en 2016 que la sanidad se mantenía como "la joya de la corona". El consejero Aguirre insiste este otoño en repetir el mismo superlativo pese al declive, los incumplimientos y las denuncias de sindicatos, oposición y colectivos ciudadanos.
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