Una comisión revisará el contenido y la forma de corregir la selectividad
Gobierno, autonomías y rectores debatirán tras años de polémica. El Ejecutivo no se plantea una prueba única de acceso a la universidad pero sí más homogénea
La prueba que da acceso a la Universidad, la selectividad, va a ser revisada desde mediados de noviembre por una comisión técnica. Es la primera vez que ocurre desde que se instalase hace un lustro el debate sobre si los bachilleres españoles compiten en igualdad de oportunidades por una plaza. El Gobierno en funciones no quiere que exista una prueba única para toda España —eso exigiría una reforma de los planes de estudios que dan margen a las autonomías para decidir parte del temario—, pero sí certificar que hay homogeneidad en los contenidos y los criterios de corrección de las cuatro asignaturas obligatorias y la penalización de las faltas de ortografía. A la mesa se sentarán los rectores, los ministerios (Educación y Universidades), las comunidades autónomas y los estudiantes.
Este junio se habló de homologar los criterios de corrección de la ortografía de la prueba, que se celebra desde 1986, pues las faltas bajan la nota de forma muy distinta. “Esto es lo que tiene que trabajar la comisión”, remarca José Manuel Pingarrón, director general de Universidades. “Queremos que sea una mesa técnica para, por ejemplo, analizar si las horquillas altas de clasificación son diferentes entre comunidades y sugerimos, en la medida en que se pueda, que los coordinadores de las cuatro asignaturas grandes consensúen unos contenidos comunes y unas formas de corregir comunes. Pero eso es precisamente lo que se tiene que tratar en la reunión”.
Es decir, el Ejecutivo quiere que tengan un temario parecido los exámenes de las tres materias troncales —Lengua y Literatura Española, Historia de España y primera Lengua Extranjera— y la obligatoria de cada rama —Matemáticas (Ciencias), Matemáticas Aplicadas a las Ciencias Sociales (Sociales), Latín (Humanidades) o Fundamentos de Arte (Artes)—.
En torno al 90% de los bachilleres aprueba la Evaluación para el Acceso a la Universidad (EVAU, la antigua selectividad) en todas las regiones, pero el meollo de la polémica está en las notas altas que determinan la entrada a grados muy demandados (Matemáticas y Física, Medicina o Fisioterapia). La diferencia entre comunidades en la prueba obligatoria de la EVAU es mínima. No llegó a un punto la media en 2018: Baleares (6,84) y Extremadura (7,64). Pero los detractores del modelo plantean por qué dos regiones mal posicionadas en las pruebas de calidad PISA (Canarias y Extremadura) tienen la mejor media y aducen que hay comunidades donde la prueba es más fácil en contenidos y laxa en la corrección.
“Sacar el tema de la selectividad es meter ruido al sistema. Son ganas de crear mayor crispación”, se quejó el presidente de la conferencia de rectores (CRUE), José Carlos Gómez Villamandos, en este diario en junio. Pero finamente esta entidad propuso antes del verano crear una comisión que revisara el modelo. El Gobierno socialista, que ya estaba en funciones, recogió el guante, pero pospuso a septiembre el encuentro, con la esperanza de que para entonces hubiese Ejecutivo. No fue así y, como el tiempo apremia —en junio se celebra la primera convocatoria de la EVAU—, las partes han decidido sentarse.
Por el lado del Ministerio de Universidades estarán los representantes de la conferencia de rectores (CRUE), dos o tres directores generales y el presidente de la Coordinadora de Representantes de Estudiantes de Universidades Públicas (CREUP). El 12 de noviembre se celebrará la conferencia general de directores generales de universidades y ellos elegirán a sus comisionados.
“¿Un test como el del MIR mide destrezas?”
El rector de La Rioja, Julio Rubio, concluye en su argumentario contrario a la EVAU única que habría unas grandes dificultades técnico-administrativas para instaurar el examen. Porque hoy las preguntas las deciden las universidades y los centros de bachillerato “con un sistema bien organizado durante años de intensa coordinación”, por no hablar de la custodia, el mantenimiento del secreto o la fecha y hora elegidas para apertura de pliegos. Y se pregunta: “¿Alguien piensa que exámenes tipo test como en el MIR miden las mismas destrezas y capacidades que los exámenes actuales?”.
Y, por parte de Educación, además de sus representantes, habrá participantes del Consejo Escolar del Estado. El listado está por cerrar.
El Gobierno de Castilla y León (PP y Ciudadanos) es el principal abanderado de la Selectividad única. “Es una petición basada en la constancia acreditada de las diferencias de los resultados que se obtienen en la EVAU en las diferentes comunidades autónomas”, sostiene Banca Ares, su directora general de Universidades e Investigación. La región no entra en comparaciones, pero sí lo hace Ciudadanos a nivel estatal. Castilla y León, la mejor en PISA, solo presentó un 9,5% de alumnos con sobresaliente a selectividad, cuando en 14 de las 17 regiones el porcentaje fue mayor.
Ares dice ser “consciente” de la dificultad de organizar, con carácter inmediato, una EVAU única: “Ha comenzado el curso, los centros trabajan en base a una planificación aprobada, la comunidad educativa cuenta con unos contenidos y criterios fijados...”. Por eso, como mal menor, la directora no critica esta mesa técnica: “Sería una forma inmediata de evitar las enormes diferencias de los resultados obtenidos en la EVAU en las últimas convocatorias, y es acogida con satisfacción por la Administración educativa”.
Marta Martín, portavoz de Educación de Ciudadanos, lleva cuatro años reclamando una selectividad única y cree que el Gobierno llega “tarde y mal” con esta mesa. Recuerda que los socialistas votaron en contra de su propuesta para que la sectorial de Educación —en la que están presentes los consejeros del ramo de todas las comunidades— abordase el tema de los criterios de corrección y el contenido. “Es de perogrullo que, si hay un distrito único universitario, la prueba debe ser igual. No puede ser que en Historia en una región tengan 15 temas y en otra 35”. Martín cita también las fechas, que no son coincidentes. Hay aún comunidades con repescas de EVAU en septiembre, cuando ya están cerradas muchas matrículas.
Ricardo Rivero, rector de la Universidad de Salamanca, cree que lo “perfecto” sería una Selectividad única. Los cuatro rectores de Castilla y León así lo demandan. Pese al recelo, él no ve con malos ojos la comisión. “Es una primera aproximación para garantizar la igualdad de oportunidades. Hay la percepción social de que no existe y creo que no es subjetivo. Hay que esperar a ver los resultados”. Rivero rehúye la controversia por lo que esquiva citar su grado de Medicina. Extremeños y andaluces, según La Gaceta de Salamanca, ocupan un tercio de las plazas y solo un 13% los castellanoleoneses. “La competencia social para acceder a un grado ha crecido mucho y en los últimos años no se han corregido las divergencias entre comunidades”.
El rector de La Rioja, Julio Rubio, presentará hoy un documento a ocho universidades con el que quiere echar por tierra la opción de una prueba centralizada. “Esta tiene todas las características de la demagogia partiendo de un mal diagnóstico de la situación. Generaría mayores dificultades que las que se pretende resolver”, opina.
En la nota final para ingresar en una carrera pesa un 60% la calificación de bachillerato y un 40% la EVAU. Por eso se pregunta por qué no se pone el foco en ese 60% evaluado por los profesores de los alumnos. Recuerda que hay una brecha, incluso de puntos, entre las notas que reciben en su centro los escolares de la privada y de la pública, menores en este caso y por el código postal. Diferencias entre ricos y pobres.
“Se exacerban los sentimientos localistas y nacionalistas en las comunidades con los consiguientes listados de agravios comparativos. Y se consigue ocultar la influencia de las desigualdades sociales y económicas en el acceso a la Universidad”, plantea en su texto Rubio.
La CRUE, en un comunicado, sostuvo el mismo argumento del rector de La Rioja: “Las diferencias que pueda haber en los resultados no se explican por la mayor o menor dificultad de las evaluaciones, sino por otro tipo de condicionantes socioeconómicos”.
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