El desafío de cerrar la brecha tecnológica en el mercado laboral
Una mesa redonda de las jornadas sobre educación e innovación enlightED debate cómo formar a los nuevos profesionales que demandan los empleadores
Con asiduidad se repite que las escuelas y universidades son esos lugares "que no acaban de cambiar nunca". Una afirmación muy discutible que cada vez se encuentra vinculada con más intensidad a una aparente oferta laboral para la que las empresas, especialmente las que más se preocupan por la tecnología, no acaban de encontrar los candidatos idóneos. Esta panorámica de la realidad resulta sin duda controvertida, y muchos dirían que no se compadece con las nuevas generaciones, cada vez mejor formadas, pero ofrece la oportunidad de repensar la formación bajo nuevas luces: las de la creatividad, la tecnología y el aprendizaje autónomo.
Sobre estos y otros temas debatieron este jueves en Madrid el responsable de Educación de Facebook, Adam Seldow; Andrew Meltzoff, uno de los codirectores del Instituto para el Aprendizaje y las Ciencias del Cerebro de la universidad de Washington (Seattle, EE. UU.); y Gonzalo Manrique, CEO de la escuela de programación Ironhack. En una mesa redonda celebrada durante la segunda edición de enlightED, ¿Debería la alta formación STEM ser la prioridad educativa?, los tres ponentes abordaron si los contenidos de los campos de conocimiento —ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas— que se esconden tras esas siglas inglesas deben ser considerados los motores de la formación del futuro.
El diálogo se centró en las metas que se deberían alcanzar a medio plazo, pese a que se presentó un panorama en el que la falta de formación STEM ya merma las posibilidades de los jóvenes. Lucía Figar, jefa de Innovación Corporativa de la International University (IE) y exconsejera de Educación madrileña, actuó como moderadora y defendió esta visión. Aportó para ello datos de una agencia que elabora informes estratégicos para el Gobierno australiano, la principal organización empresarial británica y la Comisión Europea, que afirma que un 75% de los trabajos del futuro requerirán habilidades STEM, que un 40% de los empleados no encuentran hoy trabajadores con este perfil (en Reino Unido), y que en el quinquenio 2015-2020 se podrían haber creado, en toda la Unión Europea, 750.000 empleos para jóvenes con esta formación.
Los participantes coincidieron en que existe un déficit en el mercado laboral de profesionales STEM, y que para revertirlo es necesario desprenderse de falsas creencias. "No hacemos lo suficiente para que los jóvenes se crean que pueden ser Bill Gates o Mark Zuckerberg, de los que siguen pensando que han llegado alto porque eran brillantes de forma innata. Debemos convencerles de que no es así", aseguró Meltzoff, quien se refirió también a una segunda percepción errónea que apresuró a combatir: "Los estudiantes tienden a pensar que las STEM son disciplinas que requieren muchísimo conocimiento y que únicamente son aptas para ellas las personas más bien retraídas. En realidad, ocurre lo contrario: lo fundamental es la comunicación y el trabajo en equipo".
En esa idea profundizó Seldow, el representante de Facebook, que cree que bajo la etiqueta STEM se debería incluir a todos los jóvenes en proceso de formación. "Debemos asegurarnos de que los estudiantes ven ejemplos de lo que es un estudiante STEM, ya que es, básicamente, cualquier estudiante que adopte una determinada forma de trabajo, más allá del campo al que se dedique".
Manrique, que además de CEO de Ironhack es socio fundador de la prestigiosa factoría de programadores, apuntó aún una tercera creencia falsa, que consiste en creer que el gusto por las artes plásticas está reñido con la posibilidad de convertirse en un profesional con habilidades STEM. "Cambiar esta mentalidad es parte de lo que debemos hacer a partir de ahora", apuntó, y aseguró: "Las corporaciones tienen en esta tarea una gran responsabilidad".
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.