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CASO MEDIATOR

Arranca en París el ‘macrojuicio’ por un fármaco que causó centenares de muertes

La farmacéutica Servier y el organismo regulador francés están acusados por el caso Mediator, que se vendía contra la diabetes pero se usaba para adelgazar

Marc Bassets
Jacques Servier, fundador de los laboratorios Servier, en 2013 en el tribunal de Nanterre.
Jacques Servier, fundador de los laboratorios Servier, en 2013 en el tribunal de Nanterre. Thibault Camus (AP)

Francia ha empezado a juzgar este lunes el mayor escándalo sanitario de las últimas décadas. Causó la muerte de al menos 500 personas, aunque algunas estimaciones elevan la cifra hasta 2.100. Este caso desveló un mundo oculto de conflictos de interés entre laboratorios y autoridades reguladoras. Entre 1976 y 2009, unos cinco millones de franceses consumieron Mediator, un fármaco contra la diabetes, pero que se usaba para adelgazar. La pastilla, fabricada por la farmacéutica Servier, causaba lesiones cardiacas y pulmonares.  El macroproceso, que durará seis meses, sienta en el banquillo a 14 personas físicas y 11 jurídicas, entre ellos Servier y la Agencia nacional de la seguridad del medicamento.

El caso Mediator pone en entredicho tanto a la segunda farmacéutica francesa, un grupo familiar fundado por el ya fallecido Jacques Servier, como a los reguladores. La primera vendió durante 33 años 145 millones de cajas de un producto cuyos efectos en la salud supuestamente se ocultaron de forma consciente a los consumidores. Los reguladores, a veces con vínculos estrechos con la farmacéutica, no vieron o hicieron la vista gorda ante las advertencias que se sucedían sobre la nocividad del medicamento. Hasta el 30 de abril, los jueces tratarán de aclarar quién supo qué, y cuándo, en el mayor escándalo sanitario desde el caso de la sangre contaminada en los años noventa, cuando miles de personas se infectaron de sida y hepatitis a través de transfusiones.

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Las acusaciones son graves. Las personas físicas afrontan la acusación de “engaño agravado”. Las jurídicas, de “homicidio y heridas involuntarias”. El juicio, que se celebra en el Tribunal Correccional de París, podría aplazarse si los abogados de Servier logran que los jueces acepten varias “cuestiones prioritarias de constitucionalidad”. Esto obligaría a elevar estas cuestiones al Tribunal de Casación. Supondría un nuevo aplazamiento en un caso que estalló hace una década, cuando Irène Frachon, una neumóloga del hospital universitario de Brest, en Bretaña, hizo saltar la alarma sobre aquel medicamento quitahambre camuflado en medicina para la diabetes.

Si finalmente el juicio se celebra, es en gran parte gracias a la obstinación de Frachon. Su cruzada llegó a inspirar una película, La doctora de Brest. En 2007, Frachon observó casos de mujeres con lesiones en la válvulas cardíacas e hipertensión arterial pulmonar. Los síntomas eran parecidos a los de pacientes que en los años noventa habían tomado Isomeride, otro producto de Servier para rebajar el apetito, que se prohibió en 1997. Descubrió que estas pacientes tomaban Mediator, entonces legal en Francia a pesar de su prohibición en España o Italia. Ató cabos, preparó un estudio e infructuosamente empezó a llamar a la puerta de la agencia de la seguridad sanitaria.

“No vi mucha prisa por querer prohibir la comercialización del Mediator. Me pidieron más información. Y eso que sabían que era peligroso”, explicó Frachon en 2010 en una entrevista con EL PAÍS. Un año antes, en noviembre de 2009, Francia había prohibido el fármaco. En 2011, un informe oficial denunció que la Agencia francesa de seguridad sanitaria de productos de salud (Afssaps, antecesora de la actual Agencia nacional de la seguridad del medicamento) “se [encontraba], estructuralmente y culturalmente, en una situación de conflicto de intereses” debido a “una cooperación institucional con la industria farmacéutica que conduce a una forma de coproducción de las evaluaciones y las decisiones que de ellas se derivan”.

Las jueces de instrucción Emmanuelle Robinson y Claire Thépaut sostienen, en un documento de 677 páginas citado por Le Monde, que desde los años setenta Servier “ocultó a sabiendas las propiedades farmacológicas del medicamento Mediator”. “La pasividad de la Afssaps y su incapacidad para garantizar un control efectivo real del medicamento la condujeron a una responsabilidad notable en los homicidios y heridas involuntarias”, añaden las magistradas. “Esperemos que este proceso permita arrojar luz sobre hechos exactos y las responsabilidades múltiples en este asunto, y que restablezca la realidad de las causas que condujeron a este drama”, dijo a la entrada del juicio el actual presidente de Servier, Olivier Laureau. “Demostraremos que no hemos engañado”.

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Sobre la firma

Marc Bassets
Es corresponsal de EL PAÍS en París y antes lo fue en Washington. Se incorporó a este diario en 2014 después de haber trabajado para 'La Vanguardia' en Bruselas, Berlín, Nueva York y Washington. Es autor del libro 'Otoño americano' (editorial Elba, 2017).

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