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España y otros siete países llaman a Europa a liderar la lucha contra el cambio climático

Los ocho Estados firman una declaración conjunta llamando a actuar "ahora"

Barranco de las Penitas en Fuerteventura, Islas Canarias.
Barranco de las Penitas en Fuerteventura, Islas Canarias.Vittorio Zunino Celotto (Getty Images)
Álvaro Sánchez

Un grupo de ocho países de la Unión Europea unen fuerzas para que la lucha contra el calentamiento global pase a ocupar una posición prioritaria en la acción política futura. España, Francia, Bélgica, Dinamarca, Luxemburgo, Holanda, Portugal y Suecia han firmado una declaración conjunta, a la que ha tenido acceso este diario, en la que llaman a actuar "ahora". El documento, que aparece un día después de un alarmante informe que advierte del peligro que corren un millón de especies en todo el planeta, evoca la preocupación de la comunidad científica y las movilizaciones de los jóvenes en las calles de toda Europa, e insiste en situar 2050 como el plazo máximo para alcanzar el objetivo de que se emita la misma cantidad de gases de efecto invernadero que se pueden absorber, lo que se conoce como neutralidad climática.

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"La UE se convertirá en un ejemplo a seguir por otros países demostrando que una transición ambiciosa y eficiente a una economía de cero emisiones netas puede ir de la mano de la prosperidad y de calidad de vida para sus ciudadanos", concluye el texto, inspirado por Francia. La llamada de atención llega en un momento de reflexión sobre hacia dónde debe caminar el proyecto comunitario. Este jueves, los líderes de los Veintisiete se reúnen en Sibiu (Rumania), para afrontar la hoja de ruta que debe seguir el continente. Durante la cumbre se discutirá la agenda estratégica para los próximos cinco años, que incluye cuatro capítulos, uno de ellos dedicado al medio ambiente.

"El cambio climático es un reto global con profundas implicaciones para el futuro de la humanidad y nuestro planeta. Su impacto se siente ya por toda la UE, por ejemplo con las olas de calor y los incendios abrasadores del pasado verano", avisan los ocho países. 

El presidente francés, Emmanuel Macron, ha convertido el asunto en una de las batallas de su mandato, y tras el boicoteo de la Administración Trump al acuerdo climático de París, encabeza la lucha. En febrero recibió en el Elíseo a la sueca Greta Thunberg y la belga Anuna De Wever, las activistas estudiantiles que han comandado la revuelta en los institutos, un movimiento sin precedentes que ha sacado a las calles a centenares de miles de alumnos, profesores o padres.

En esa pelea Macron cuenta con los nórdicos Dinamarca y Suecia, los países del Benelux, gobernados por los liberales —la cuestión salió este lunes durante su reunión con el primer ministro holandés Mark Rutte, con el que existe plena sintonía en este ámbito— y los Gobiernos de izquierda de la península ibérica como grandes aliados para hacer frente a las reticencias de Estados como República Checa o Polonia, todavía muy dependiente de las minas de carbón. Alemania, que cuenta con una potente industria automovilística e importantes intereses mineros también, está meditando si se suma más adelante al grupo de Estados miembros más ambiciosos, igual que Eslovenia y Grecia. Fuentes francesas destacan que la iniciativa ha atraído el interés de Ejecutivos de todos los colores políticos.

La propuesta de los ocho países hace una lectura transversal del combate contra el calentamiento global: exige que el próximo presupuesto europeo esté orientado a reforzar la transición ecológica, pide que al menos el 25% del gasto se destine a proyectos de lucha contra el cambio climático, incluidas medidas para descarbonizar la industria, y plantea que el Banco Europeo de Inversiones (BEI), que otorga créditos en condiciones ventajosas, convierta la financiación verde en su mayor prioridad.

Sobre el papel sobrevuela la advertencia del IPCC, el grupo de científicos asesores de la ONU en materia de cambio climático. "Su informe muestra los efectos devastadores de que la temperatura suba dos grados, y señala que limitar el calentamiento global a 1,5 grados solo es posible con ambición y acción climática urgente", dice la declaración. En el horizonte está la cumbre climática de septiembre de este año organizada por la ONU, un evento que los ocho países creen que la UE debe aprovechar para hacer anuncios más ambiciosos.

Los riesgos están también sobre la mesa. Sus promotores insisten en que el cierre de minas o fábricas debe ir acompañado de planes para los trabajadores más vulnerables. Y en sus dos páginas se incluye una referencia a que se debe evitar que la transición ecológica provoque una pérdida de competitividad de la industria y eso derive en la importación de bienes de otros países con requisitos climáticos más laxos. A la vez, ven llegado el momento de que la UE se suba con decisión a un tren tecnológico que puede crear empleo y crecimiento.

Más de 200 alcaldes firman una carta conjunta

Mientras en el seno de la UE empieza a conformarse una vanguardia de Estados dispuestos a ir un paso más allá en materia climática, en los Ayuntamientos también hay movimientos hacia la misma dirección. 210 alcaldes de ciudades europeas como París, Londres, Sevilla, Estocolmo, Ámsterdam y Oslo han firmado una carta conjunta dirigida a los dirigentes de la UE en la que les instan a comprometerse con la propuesta de la Comisión Europea de que las emisiones netas de dióxido de carbono sean nulas en 2050.

Capitales como Londres, París y Madrid han actuado en los últimos tiempos por su cuenta para mejorar la calidad del aire imponiendo restricciones de tráfico y anunciando futuras prohibiciones a la circulación de vehículos diésel. Y si Macron ha asumido el mando en la UE, la alcaldesa de la capital francesa, Anne Hidalgo, ha hecho lo propio entre las ciudades. "Los dirigentes europeos deben dejar de lado sus diferencias para tomar las decisiones ambiciosas y valientes", demanda en la misiva.

Los europeos, preocupados por la contaminación de aire, suelos y agua

Según el último eurobarómetro publicado por la Comisión Europea, un 96% de los ciudadanos europeos cree que es responsabilidad del ser humano cuidar la biodiversidad del planeta. Los encuestados apuntan a la contaminación del aire, los suelos y el agua como las mayores amenazas, seguidas de las catástrofes de origen humano y el cambio climático. Bruselas apunta a que los factores más perjudiciales para la biodiversidad, como la agricultura intensiva, la silvicultura intensiva y la sobrepesca, no están todavía en el radar ciudadano.

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Sobre la firma

Álvaro Sánchez
Redactor de Economía. Ha sido corresponsal de EL PAÍS en Bruselas y colaborador de la Cadena SER en la capital comunitaria. Antes pasó por el diario mexicano El Mundo y medios locales como el Diario de Cádiz. Es licenciado en Periodismo por la Universidad de Sevilla y Máster de periodismo de EL PAÍS.

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