El Congreso será desde mayo más gitano que nunca
Los partidos incluyen en sus listas a cuatro candidatos romaníes que intentarán reducir la brecha de desigualdad
El próximo Congreso tras las elecciones del 28 de abril tendrá muy posiblemente cuatro diputados gitanos que buscan reducir la brecha de desigualdad de este colectivo, que integran unas 750.000 personas en España, hasta ahora con pocos sillones en la Cámara Baja. Beatriz Carrillo (PSOE en Sevilla), Juan José Cortés (PP en Huelva), Ismael Cortés (En Comú Podem en Tarragona) y Sara Giménez (Ciudadanos en Madrid) están en puestos de salida y abrirán una ventana para que los gitanos expresen sus quejas desde la izquierda a la derecha, a excepción de Vox.
El pueblo gitano celebró ayer su día internacional y a pesar de los avances en educación y vivienda —aún con grandes carencias—, los expertos alertan de las lagunas que arrastran en salud y empleo, dos retos que dejan en mal lugar las estrategias de las Administraciones central y autonómica para paliar el desfase. Si la tasa de escolarización de niños de primaria alcanza el 97%, los asalariados gitanos solo son un 37% (el 83% en la población general), según el informe de seguimiento de la población gitana del Ministerio de Sanidad en 2017. Y el chabolismo aún afecta al 4% de los romaníes y el 44% de las niñas nunca han visitado al dentista.
“La invisibilidad es el primer reto que tenemos. Y se va a romper para que cambie la indiferencia a la que estamos sometidos”, reivindica Beatriz Carrillo, presidenta de la asociación de gitanas universitarias. Ismael Cortés apunta: “Hay una necesidad de activismo en los partidos y esa ventana de oportunidad se ha abierto también para la comunidad gitana”. Y Giménez ensalza: “Llevamos muchos años pidiendo la participación activa para incluir a las minorías. Es un momento histórico”.
Ese optimismo de los candidatos choca con una realidad del colectivo gitano que avanza a paso lento, estigmatizada y sometida tradicionalmente a la pobreza y la exclusión social. “El avance ha sido sensible pero las desigualdades hoy son tremendas. El 64% de los niños gitanos con 16 años no completan la secundaria obligatoria”, denuncia Isidro Rodríguez, presidente del Secretariado Gitano, la principal ONG que trabaja con el colectivo caló. “Una familia estándar gitana ve más aspectos disfuncionales en la enseñanza, pero eso no puede servir de coartada al Estado para no garantizar la educación”, critica.
La educación es la piedra angular que debe cimentar el progreso social de los gitanos, de ahí que sus carencias condicionen el acceso al mercado laboral, las condiciones de vivienda y salud, y por ende su percepción social. A menudo, los niños están atrapados entre las familias con mentalidad atrasada que consideran inútil la educación para sus oficios tradicionales y las Administraciones, carentes de planes de choque que logren retenerles en las aulas para formarse y prosperar, denuncian los expertos. El absentismo escolar en primaria se mantiene en el 22% y solo el 7% completa estudios universitarios o de Formación Profesional.
Andalucía acoge el 40% de la población romaní española. Juan Carlos Navarro es jefe de la Secretaría para la comunidad gitana en la Junta: “Persisten los roles de género y las familias nos dicen que las niñas deben cuidar de sus hermanos pequeños y las tareas del hogar, y los chicos deben aprender el oficio del padre”, explica sobre el absentismo escolar. A continuación, Navarro censura que el currículo escolar obvie símbolos de su cultura como la bandera o su himno y solo salga relacionado “con la marginación y el flamenco”. Sin embargo, la Junta andaluza podría introducir esos contenidos, ya que tiene potestad curricular para ello.
“Aunque trabajamos desde los años noventa, falta mucho por hacer y persisten hábitos poco saludables, tienen peor salud, y sufren una peor incorporación laboral con un modelo de economía sumergida”, admite Ana Lima, secretaria de Estado de Servicios Sociales y presidenta del Consejo del Pueblo Gitano, en cuya última reunión se debatió la segregación en los colegios.
Los prejuicios sobre el pueblo gitano están ahí. Rodríguez destaca que comunidades como Castilla y León o Cataluña han invertido fondos para reducir los problemas de segregación que sufren los niños gitanos en ciertos centros escolares.Vox ha rechazado explicar su postura respecto al colectivo romaní.
La Comisión Europea denunció el pasado viernes el aumento de los ataques racistas contra familias gitanas en Francia e Italia, así como discursos de odio, incluso entre políticos. Mientras, en España el esfuerzo legislativo se ha mostrado muy débil y la Ley de Igualdad de Trato y no Discriminación, diseñada para prevenir la desigualdad y dotar de argumentos jurídicos ante los ataques a minorías, se quedó en el tintero con el Gobierno socialista de José Luis Rodríguez Zapatero y este año ha vuelto a pasar lo mismo. Sigue atascada en su tramitación en el Congreso.
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