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“Estos criminales son atrayentes y convincentes. Y todo eso lo trasladan a una relación más estrecha”

El forense Miguel Lorente analiza la personalidad del agresor machista y cómo puede encandilar a la gente que le rodea

Miguel Lorente Acosta, en 2014.
Miguel Lorente Acosta, en 2014.JAIME VILLANUEVA
Carmen Morán Breña
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José Javier Salvador Calvo confesó en 2003 que había matado a su mujer. No había mucho más que hablar. La abogada defensora se enfrentaba a una verdad que necesitaba mucho maquillaje para conseguir un buen resultado en el juicio. Con el tiempo, en algún momento, Rebeca Santamalia se sintió atraída por este hombre, con el que mantuvo una relación, algo que ha confirmado la Delegación del Gobierno. ¿Qué lleva a una abogada solvente a los brazos de un asesino? ¿Por qué?

Miguel Lorente es forense y experto en violencia de género. Fue delegado del Gobierno en esta materia en el Ministerio de Igualdad. Debido a su trabajo ha conocido a muchos criminales como este y asegura que no es difícil encandilarse con ellos. “Su primera característica es el narcisismo. No son psicópatas, pero sí psicopáticos, de emociones frías, altivos, seguros, sin miedo, carismáticos, se les ve en la mirada a veces cuando te hablan. En algunas reuniones, cuando ellos hablan todos callan para escucharlos, aunque digan tonterías. Se tienen en alta estima, son atrayentes y convincentes. Y todo eso lo trasladan a una relación más estrecha”, dice de algunos de estos individuos.

Uno de los que él trató le decía: “Me da igual que mi mujer se vaya con otro, ya verá usted cómo vuelve…”. Ha habido más casos. Lorente recuerda uno en Colombia, de una psicóloga de prisiones que se quedó embarazada de un asesino.

Psicólogas, abogadas. El personal que rodea a estos delincuentes está acostumbrado a ellos, casi aclimatado. Visto desde fuera es difícil entender cómo un oncólogo puede sufrir la mortalidad que le rodea, por ejemplo, pero ellos están acostumbrados. “En el caso de los abogados es parecido. Si tienen mucho contacto con gente similar quizá les parecen menos malos, ven menos contraste”. Y estos embaucadores convincentes acaban conquistando.

Una persona que cree en el derecho debe creer en la reinserción, pero con el tiempo, dice Lorente, “el oficio y la experiencia van asentando ciertas convicciones”. “Es como si por el hecho de creer en la medicina has de confiar en la sanidad pública”, añade. Pero sí ocurre que para defender a un criminal en las mejores condiciones es importante la asunción de su inocencia o en caso contrario, se buscan las razones externas que le impulsaron al delito. “En el 99% de los casos, o más, se recurre de inmediato al informe psicológico, algo que justifique que lo que hizo no fue algo frío, premeditado, sino que en esos momentos la cabeza no estaba en su sitio”, afirma Lorente.

Ellos suelen justificarse diciendo que no querían hacerlo, pero que las circunstancias les empujaron, “que fueron las víctimas las que les pusieron al borde del abismo, en una situación irreversible, sin remedio. Arrebatos, ofuscación”. ¿Cuántas de estas cosas se cree un abogado? ¿Hasta dónde puede ser convincente un asesino?

Lorente no conoce el caso concreto de Santamalia y sabe que cada uno reúne factores distintos a tener en cuenta. Que cada persona es un mundo. “Quién sabe por qué momento pasaba la víctima cuando inició alguna relación con él. Y quién sabe qué clase de relación era”. Quizá fue algo tan pasajero como fatal.

En todo caso, algunas amistades cercanas consultadas no sabían que se veía con él. Quizá la propia víctima decidió ocultarlo. La casa de José Javier Salvador, donde fue hallada muerta, estaba a tres minutos de su despacho de la abogada.

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Sobre la firma

Carmen Morán Breña
Trabaja en EL PAÍS desde 1997 donde ha sido jefa de sección en Sociedad, Nacional y Cultura. Ha tratado a fondo temas de educación, asuntos sociales e igualdad. Ahora se desempeña como reportera en México.

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