‘Shootball’, un pelotazo irritante para la pederastia en la Iglesia
El primer documental sobre el caso de los maristas en Cataluña relata el silencio y el encubrimiento de dicha orden respecto a los abusos sexuales en sus colegios
"Tenía una adicción, un comportamiento distorsionado. Pero no era un pederasta, sino que actuaba como uno". Con esta frase el exprofesor Joaquín Benítez del colegio marista de Barcelona Sants-Les Corts intenta explicar las razones por las que abusó de una veintena de niños desde 1980 hasta 2016. Con mirada esquiva, Benítez aparece entrevistado el documental Shootball, el primero en tratar de manera extensa los casos de pederastia en varios colegios de la orden de los maristas en Cataluña. Su director, Fèlix Colomer, reconstruye el relato a través de entrevistas a víctimas, familiares, abogados, profesores, políticos y especialistas de cómo salió a la luz uno de los casos de pederastia en la Iglesia española más significativos de los últimos años. "No se estaba haciendo nada sobre este tema y decidimos entrevistar a Manuel Barbero [padre de una víctima] y filmar cómo llamaba a Benítez. Fue un material muy potente [el abusador reconoció los hechos y pidió perdón] y decidimos seguir investigado. Hemos estado año y medio grabado", explica el cineasta.
La cinta, que se proyecta en Madrid esta semana (días 4, 5 y 6 en la Cineteca) en el III Festival de cine y derechos humanos, ya ha sido reconocido con varios premios internacionales (como el RIFA de Canadá) y en la próxima edición de los Premios Goya compite en por el Mejor Documental. La película comienza con el caso personal de la víctima Toni Barbero. En 2010, Benítez, por entonces conocido profesor y entrenador de Shootball —una modalidad de balón prisionero— en el centro, abusó de Barbero, por entonces de 15 años, en su despacho. "Para todos era el mejor profesor del mundo y para mi era Satán. Con alas de ángel de cara al público y un demonio cuando cerraba el pestillo", cuenta la víctima en la película.
Otro de los protagonistas es Manuel, padre de Toni, que tras poner en conocimiento los hechos en el colegio y conocer que ya había otra denuncia de abusos al mismo profesor en 2011, decidió colgar carteles de aviso sobre Benítez y crear un email de denuncias (abusosmaristas@gmail.com). "Estaba seguro de que había más personas. Cuando comencé a recibir decenas de correos de víctimas sabía que estaba ante algo mucho más grande de lo que pensaba", explica Manuel.
Fue entonces cuando el caso saltó a los medios, lo que llevó a más personas a denunciar abusos. En el documental se cifra en 43 casos de abusos (muchos de ellos prescritos) de 12 profesores maristas de tres colegios en 40 años. En total, 18 personas denunciaron a Benítez, que, a pesar de haber reconocido los hechos y pedido perdón, se encuentra en libertad a la espera del juicio, el próximo marzo. "No tengo palabras para justificar qué ha pasado", exclama Benítez, de rodillas frente a las cámaras, a la vez que asegura que las agresiones sexuales siempre las hizo “con respeto” y “pidiendo permiso” a sus víctimas, la mayoría entre los 9 y 13 años. El director subraya que el motivo de dedicar espacio a un pederasta no es para "generar simpatía", sino para que el público conozca qué es lo que tiene que contar sobre lo que hizo.
Confesiones que no se hicieron públicas
El documental resume todos los capítulos de la investigación policial y periodística, entre ellas la de El Periódico de Catalunya: cómo el superior provincial de la orden (responsable de la zona), Pere Ferré, denuncia el caso a la Fiscalía de Menores sin especificar que el acusado reconocía los hechos, cómo los Mossos d’Esquadra frenaron la investigación porque el colegio se negó a colaborar o cómo la Generalitat decidió personarse como acusación popular. Además, durante el rodaje, Colomer se encontró con confesiones de varias víctimas de otros casos anteriores al de Benítez que aseguraban que el provincial de los maristas les pagó por su silencio, relatos que hasta el estreno de Shootball no se habían hecho públicos.
"Queríamos que los entrevistados, incluidas las víctimas, salieran dando la cara, con el objetivo de que los espectadores vean que es un tema real y no una simple imagen pixelada", cuenta el cineasta. Es el caso de Ferrán Baret, víctima de Feliu M. en el colegio de los Sants hace 30 años, y de su madre, Carmen, que narran cómo el colegio, tras conocer lo sucedido, les invitaron a abandonar el centro. "Me dijeron: ‘Pondrán a su hijo en un juzgado. ¿A quién creerán? ¿A un niñato o a nosotros?", asevera Carmen en la cinta.
Para Manuel, el documental es una herramienta, donde "todas las partes han sabido explicarse", que servirá para que más víctimas denuncien sus casos y para que la sociedad “despierte y se mueva” ante la situación actual de este tipo de pederastia en España. "Hemos luchado mucho contra las instituciones. No tiene sentido que el caso más grande de abusos del país haya pasado de esta manera ante la justicia", lamenta el padre de Toni.
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