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La Unión Africana pide reabrir las fronteras cerradas por el ébola

La cuarentena en Sierra Leona resulta "desproporcionada" y contraproducente, dice MSF

José Naranjo
Personal sanitario atiende a pacientes con ébola en Monrovia (Liberia).
Personal sanitario atiende a pacientes con ébola en Monrovia (Liberia).Abbas Dulleh (AP)

El consejo ejecutivo de la Unión Africana (UA) ha solicitado a los Estados miembros que levanten las medidas de cierre de fronteras y prohibición de vuelos que numerosos países han adoptado para tratar de blindarse frente al avance de la epidemia de ébola, que ya se ha cobrado casi 2.100 víctimas mortales y afecta a cinco países de África occidental. Esta es una de las principales decisiones adoptadas durante una reunión de urgencia de dicho organismo celebrada este lunes en Addis Abeba, en la que también se ha insistido en la necesidad de que los puestos fronterizos, especialmente los aeropuertos, cuenten con mecanismos de control y vigilancia capaces de detectar el menor síntoma de la enfermedad.

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En este sentido, la presidenta de la comisión de la UA, la sudafricana Nkosazana Dlamini-Zuma ha remarcado la necesidad de adoptar medidas "que no conduzcan al aislamiento o la estigmatización de las víctimas, de comunidades o de países enteros y que no tengan un impacto social y económico superior al que ya genera la propia enfermedad. Tenemos que adoptar medidas, pero también permitir la continuidad del sector agrícola y ayudar a los comerciantes".

Numerosos Gobiernos africanos han prohibido la llegada o salida de vuelos desde o en dirección a Guinea, Liberia o Sierra Leona y la mayor parte de las compañías aéreas han suspendido sus operaciones con estos tres países e incluso con Nigeria o Senegal, menos afectados por la epidemia. El último ha sido Cabo Verde que ha decidido prohibir la llegada de vuelos desde Senegal. En este último país, donde sólo se ha producido el caso de un joven guineano que contrajo la enfermedad en su país y viajó hasta Dakar, el Gobierno ha aumentado a más de 60 las personas bajo vigilancia, sin que hasta ahora se haya detectado ningún contagio.

Por su parte, las organizaciones médicas internacionales que trabajan en Sierra Leona contra la extensión del virus ébola han reaccionado con desconfianza frente a la decisión del Gobierno de confinar a toda la población en sus casas durante tres días, entre el 19 y el 21 de septiembre. Así, Médicos sin Fronteras (MSF) considera que "las medidas coercitivas a gran escala como las cuarentenas y los encierros forzosos conducen a la población a esconderse y ponen en peligro la confianza entre la gente y los agentes de salud, lo que genera ocultamiento de casos y empuja a los enfermos hacia fuera del sistema sanitario". Por su parte, Médicos del Mundo pone el acento en el impacto social que generará la cuarentena. "Esta decisión extrema solo debería adoptarse con la participación de la ciudadanía; implica una capacidad de control de los movimientos de la población que es difícil cumplir cuando se somete a un país entero", señala indica dicha organización.

La medida gubernamental en Sierra Leona incluye el despliegue de trabajadores sanitarios y de unos 21.000 voluntarios que se encargarán de realizar controles médicos puerta a puerta, así como una campaña de sensibilización que cuenta con el respaldo de Unicef, entre otros organismos.

Una respuesta casi militar parece desproporcionada. Estos voluntarios no son enfermeros ni médicos y la medida puede generar disturbios y rechazo

Luis Encinas, enfermero de MSF

Luis Encinas, enfermero de MSF que se encuentra ahora en Dakar organizando la respuesta al ébola en Senegal, considera que "una respuesta casi militar parece desproporcionada. Estos voluntarios no son enfermeros ni médicos y la medida puede generar disturbios y rechazo. Imagina que en esos tres días se detectan 300 pacientes, ¿cómo los absorbes si la capacidad de los centros está al límite? Esto pone en peligro la confianza en el sistema de salud público".

Desde dentro del país también arrecian las críticas y asociaciones de la sociedad civil han mostrado su incredulidad y preocupación ante cuestiones como el abastecimiento de agua y comida de los hogares, que en muchos casos es diario. "En muchos rincones del país sigue habiendo gente que asegura que el ébola no existe, es muy difícil que ellos acepten quedarse en casa y lo respeten", sostiene Edward Conte, de la asociación War Amputee Society.

Pese a ello, el Gobierno de Freetown parece decidido a llevar adelante su cuarentena de tres días. "Es una medida agresiva, pero necesaria", ha dicho Ibrahim Ben Kargbo, portavoz gubernamental.

La falta de plazas de aislamiento frente a la enorme dimensión de esta epidemia sigue provocando buena parte de los problemas. En Monrovia, la capital de Liberia, decenas de habitantes del barrio de Paynesville huyeron este fin de semana después de que seis supuestos enfermos de ébola se quedaran en las puertas del centro de aislamiento que existe en la zona porque no había capacidad para ingresarlos.

Mientras tanto, el Gobierno británico ha anunciado el envío de soldados y personal humanitario a Sierra Leona para construir un nuevo centro de aislamiento de 62 camas a las afueras de Freetown, la capital, que estará operativo dentro de unos dos meses.

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Sobre la firma

José Naranjo
Colaborador de EL PAÍS en África occidental, reside en Senegal desde 2011. Ha cubierto la guerra de Malí, las epidemias de ébola en Guinea, Sierra Leona, Liberia y Congo, el terrorismo en el Sahel y las rutas migratorias africanas. Sus últimos libros son 'Los Invisibles de Kolda' (Península, 2009) y 'El río que desafía al desierto' (Azulia, 2019).

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