El enfermero inglés está consciente
El hombre se presentó voluntario para trabajar en el hospital con más casos
El primer británico contagiado con ébola en Sierra Leona, un enfermero de 29 años, ya está recibiendo tratamiento de emergencia en un hospital del norte de Londres, después de que el Gobierno decidiera que su repatriación al Reino Unido no comportaba riesgo para otros pacientes o para el público en general.
William Pooley es un sanitario oriundo del condado de Suffolk (este de Inglaterra) que hace un mes abandonó su trabajo en un hospicio de Freetown en el que se trata a enfermos de sida para presentarse como voluntario en la atención de los infectados por el ébola en el hospital de Kenema de la misma ciudad. Lo hizo asumiendo los riesgos que ello comportaba, han subrayado sus colegas de aquel centro sobre un hombre que se presentó para ayudar “cuando otros miembros del personal huían” despavoridos.
El brote del mortífero virus, identificado el pasado marzo en Guinea y que desde entonces se ha extendido por Sierra Leona, Liberia y Nigeria, acabó infectando a Pooley, el segundo europeo en contraer la enfermedad después del misionero español Miguel Pajares. El religioso falleció días después de su repatriación a Madrid.
El enfermero inglés fue trasladado el domingo por un avión de la fuerza aérea británica desde Sierra Leona al hospital londinense Royal Free, donde permanece ingresado en una unidad de aislamiento que trata a pacientes con enfermedades altamente contagiosas y cuyos responsables la califican como una de las más avanzadas de Europa. Las autoridades sanitarias británicas han sugerido, con muchas prevenciones, que su estado no reviste por el momento especial gravedad.
El caso de William Pooley no ha desatado alarma social en el Reino Unido, donde las informaciones vienen centrándose en su periplo iniciado hace seis meses en el oeste de África, obsesionado con los estragos de la pobreza. Más que una amenaza a raíz de su repatriación ya contagiado, el enfermero encarna para el grueso de los británicos a un héroe que se sacrificó en condiciones extremas, según el perfil que proyecta la prensa local.
El enfermo evacuado a Londres por un C-17 de la RAF padece brotes de fiebre, pero está consciente y puede comer por sí mismo, lo que indica que su carga viral es baja y que se contagió hace poco tiempo. Sus familiares se han deshecho en elogios hacia la red pública británica que lo está atendiendo, con la esperanza de que Pooley logre superar la enfermedad, al igual que los hicieron los estadounidenses Kent Brantly y Nancy Writebol. Ambos fueron tratados con un suero experimental, el mismo fármaco que recibió sin éxito Miguel Pajares. Los médicos del enfermero inglés no han desvelado por el momento el tipo de tratamiento que está recibiendo.
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