“Estoy muy deprimido, pero intento cuidarme y comer sin apetito”
Un sacerdote y una religiosa españoles están aislados en Liberia por el ébola
Miguel Pajares, sacerdote de la orden de San Juan de Dios y superior del hospital católico de San José de Monrovia (Liberia), manifestaba este lunes a este diario encontrarse “mal, muy deprimido” desde su aislamiento en el centro hospitalario. El religioso, de 75 años, natural de La Iglesuela (Toledo) padece los síntomas del virus del ébola y comentaba, con voz cansada, que intenta cuidarse. “Procuro beber té y comer algo, aunque no tengo apetito”, trasladaba por teléfono. Pero lo que más le preocupaba era que después de haberle tomado muestras por la mañana, aún no sabía el resultado de los análisis: “La ignorancia de no saber aún qué dicen las pruebas [de detección de la enfermedad] nos tiene en vilo”. Según una portavoz de la ONG Juan Ciudad, entidad vinculada a la orden de San Juan de Dios, el estado de salud del religioso había empeorado respecto al domingo.
El hospital en el que permanece el religioso está cerrado. Además de Pajares, hay otras cinco personas en aislamiento, según la ONG. Solo una de ellas presenta “algunos síntomas” de la enfermedad. Se trata de Chantal Pascaline, congoleña, de la orden de las Misioneras de la Inmaculada Concepción. Junto a ellos, se encuentran otras dos religiosas de la misma congregación: Paciencia Melgar, de Guinea Ecuatorial y Juliana Bohi, del mismo origen pero nacionalidad española. Ambas, junto a otro religioso, el ghanés George Combey, y el administrador del hospital, están bien de salud.
La ONG señala, además, que los ministerios de Sanidad y Asuntos Exteriores de España se han interesado por el estado de las personas que se encuentran aisladas en el hospital. La colonia española en Liberia ronda las 30 personas, en su mayoría religiosos y cooperantes.
El sacerdote español atendió al camerunés Patrick Nshamdze, director del centro hospitalario, hasta que el sábado falleció de ébola. Las pruebas de detección del virus practicadas a Nshamdze en un principio resultaron negativas y descuidó las medidas de protección. Ahora es él quien se encuentra aguardando el resultado del análisis para saber si el motivo de la fiebre y el cansancio que padece tiene el mismo origen que la enfermedad que causó la muerte de su compañero.
El tratamiento que está recibiendo se limita a paracetamol para la fiebre y los dolores, y combatir la deshidratación. La entidad Juan Ciudad envió el viernes dos cargamentos aéreos con productos hospitalarios para la protección y el aislamiento del personal, que están llegando esta semana.
“Mi primo no responde a los mensajes electrónicos”, “Con 75 años que tiene, iba a venirse ya en agosto para quedarse, y mira lo que ha sucedido”, comentaba el lunes a este diario Begoña Martín Villergas, que ha visitado a su familiar varias veces en Liberia.
Cientos de tropas han sido desplegadas en Sierra Leona y Liberia como parte de los planes de emergencia para luchar contra el peor brote de ébola de la historia, que ha infectado a 1.603 personas, de las que 887 han muerto, según el último recuento de la OMS.
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