“El templo da un servicio más, como la cafetería o reprografía”
María Fernández, estudiante de Arqueología de la Complutense, defiende la permanencia del oratorio
María Fernández, de 21 años, estudiante de 4º de Arqueología, era una de las asiduas a la capilla de la Complutense que ayer quedó clausurada para su traslado a otra aula de la Facultad de Geografía e Historia. “El templo da un servicio más a los alumnos, profesores y al personal, como la cafetería o la reprografía”, defiende. “Es como si me dijeran ‘vete a la cafetería de Caminos’. A veces sí lo hago, pero prefiero comer aquí, porque pierdo menos el tiempo”, añade la estudiante, que la noche del lunes al martes durmió a las puertas de la facultad en una acampada de protesta. “Estoy en contra del traslado porque el aula que nos proponen a cambio es vergonzosa, tanto para dar clase como para capilla. Di un curso de Fenicio ahí y fue insoportable. No hay ventilación”.
Esta universitaria no comparte el argumento de que en la universidad falte espacio. El decanato, que ha ofrecido una nueva aula más amplia y con ventanas para la capilla, defiende desde 2010 que les falta espacio. La previsión es reconvertir la capilla y ganar también sitio para ampliar el museo de Historia de América situado al lado. El problema de espacio, según Fernández, “se arreglaría con horarios racionales”. Asegura que “se pierde mucho tiempo en grupos pequeños “que desesperan a los profesores y luego deja días enteros en blanco”. Se siente molesta por que les relacionen con algún partido. “Yo no soy de derechas y no me gusta que la gente nos identifique con los de derechas; somos de izquierdas, de derechas, nacionalistas, pacifistas...”
La idea de que abran centros ecuménicos (compartidos por distintas religiones) tampoco le convence. “El decano no ha planteado esa opción. A mí me parecería bien que cada credo tuviera su espacio si hubiera, por ejemplo, suficientes alumnos musulmanes”, dice. Pero compartir el espacio no le parece viable porque “el concepto de iglesia no existe ni en judaísmo ni en el islam, que los conciben como espacios de reunión, no como lugares sagrados”.
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