Detectada la presencia de VIH en la niña estadounidense que se creía curada
Nació de una madre con el virus y tras 18 meses de tratamiento la enfermedad había remitido
Dos años ha estado aparentemente curada del VIH la llamada bebé de Misisipi (una niña que ahora tiene cuatro años). El virus ha reaparecido en unos análisis rutinarios después de que estuviera 27 meses desaparecido, según han informado sus pediatras. Con ello se desvanece la idea de que se trataba de la primera persona en el mundo que había conseguido erradicar el virus de su organismo.La noticia ha sido una decepción en el mundo de la investigación del VIH, y una confirmación de la extraordinaria capacidad de este virus para ocultarse y permanecer en reservorios del cuerpo humano (células como las de los ganglios), donde se mantiene latente hasta que se reactiva.
"Ha sido como un puñetazo en el estómago", ha dicho gráficamente la pediatra Hanna Gay, del centro Jackson de la Universidad de Misisipi, que ha seguido la evolución de la niña desde que nació.Antony Fauci, director de los Institutos Nacionales para las Enfermedades Infecciosas de EE UU (NIAID), redundó en esta queja. "Desde luego, es un triste giro de los acontecimientos, en primer lugar para la propia niña, pero también para el personal sanitario involucrado en su cuidado y para la comunidad científica dedicada al VIH/sida", dijo en la teleconferencia en que se anunció la evolución de la paciente. "Científicamente, este desarrollo nos recuerda que todavía tenemos mucho que aprender de los entresijos de la infección por el VIH y de dónde se esconde el virus en el cuerpo humano", añadió.
El caso del bebé de Misisipi, de la que no se ha dicho su nombre, había alentado la esperanza de que se pudiera revertir la infección por el VIH al menos en los recién nacidos -y, quizá, también en otros afectados- administrando un tratamiento de choque justo después de que la persona se infectara. El caso se presentó como la gran novedad en un congreso sobre enfermedades infecciosas de hace dos años, y pareció haberse corroborado al año siguiente con otro caso similar.La situación, sin embargo, era excepcional y difícilmente extrapolable. La niña se infectó al nacer porque su madre era portadora del VIH y no estaba en tratamiento, algo inusual en países desarrollados. También se la empezó a tratar nada más nacer, algo que en EE UU no es habitual (aunque sí se hace en España, por ejemplo).
Pero el descubrimiento de su aparente curación llegó dos años después. Por razones que no se han explicado, la madre suspendió el tratamiento de la niña. A los cinco meses volvió a un centro sanitario, y los análisis demostraron que no había virus circulante en su sangre y que tampoco tenía anticuerpos contra el virus, lo que indicaba que su sistema inmune no estaba en contacto con el patógeno. En esa situación se ha mantenido hasta ahora.
El optimismo no era unánime. La propia médica que detectó el caso, Deborah Persaud, siempre se negó a hablar de curación, y mencionaba el caso como remisión. Hace medio año, cuando la niña ya llevaba año y medio sin tomar medicación y sin que el virus reapareciera en su organismo, aún insistía en que había que esperar más tiempo. Y ha tenido razón. Igual que sucedió con los tres hombres que se creía que habían quedado libres del virus después de someterse a una quimioterapia y un trasplante de médula, el VIH ha reaparecido.
Además, había dudas de si lo que había sucedido no era una curación, sino otro proceso que ya se conoce: si una persona que ha estado expuesta al virus se medica justo después, puede conseguir que el VIH no se instale en su organismo. Este tratamiento, que se conoce como profilaxis post-exposición, está ampliamente demostrado y se recomienda en el caso de personal sanitario que se corta o pincha con material que ha estado en contacto con la sangre de un infectado, y también después de relaciones sexuales sin protección. En España, por ejemplo, el protocolo establece que debe ofrecerse si se han tenido relaciones anales receptivas con una persona seropositiva (que tiene el virus), y, con menor urgencia, en las vaginales.
Pese al disgusto por la noticia, también hay mensajes optimistas. "El hecho de que fuera capaz de mantener el virus controlado durante tanto tiempo sin tomar ninguna medicación es excepcional", ha dicho Persaud. Lo que no se explica es si esto se debe a algún otro condicionamiento, como una resistencia genética al virus, o a otra causa.El desengaño, sin embargo, no afecta al tratamiento estándar del VIH. La medicación actual permite alcanzar una situación similar a la que mostraba la niña cuando estaba aparentemente curada: una carga viral indetectable (no hay virus en su sangre) y un sistema inmunitario indemne. De hecho, es en la transmisión materno-filial del virus donde hay más esperanzas de cerrar una puerta al VIH. Se sabe que dar medicación a las mujeres durante el embarazo, y sobre todo alrededor del momento de dar a luz, consigue evitar que transmitan el patógeno a sus hijos.
Claro que esto no sucede en todo el mundo. En los países ricos esta forma de transmisión del virus casi ha desaparecido (en España se dan menos de 10 casos al año), y solo en mujeres que por algún motivo no han recibido una adecuada atención médica. En el mundo, sin embargo, aún son 300.000 los bebés que se infectan al año en el momento del parto porque sus madres no han tenido acceso a los antivirales.
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