Irlanda estrena su ley más permisiva con la interrupción del embarazo
El riesgo de que la madre muera, incluido el suicidio, se acepta como supuesto para abortar Pese al cambio, la norma es la segunda más estricta de la UE
La muy cristiana isla de Irlanda camina en dirección contraria a la España del PP en materia de aborto. La República comenzará a aplicar su nueva y más permisiva legislación desde el 1 de enero, después de que fuera firmada el pasado día 19 por el ministro de Sanidad, James Reilly. En paralelo, la provincia británica de Irlanda del Norte abrirá una consulta oficial para decidir si su legislación —mucho más restrictiva que la del resto de Reino Unido— debería permitir el aborto en casos graves de malformaciones y en embarazos consecuencia de una violación.
El cambio en la normativa de la República de Irlanda, donde la Iglesia católica sigue teniendo un poder y una influencia enormes y el aborto es un tema extraordinariamente conflictivo, estaba pendiente desde 1992. En aquel año, el Tribunal Supremol condenó al Estado por impedir que una mujer viajara al extranjero para abortar, aunque existía riesgo de suicidio.
El fallecimiento de una mujer gestante de un feto inviable aceleró la reforma
En diciembre de 2010, el Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo dio la razón a una mujer irlandesa que se quejaba de que en 2005 se vio obligada a viajar a Inglaterra para abortar porque en Irlanda se le negó la interrupción del embarazo, a pesar de estar enferma de cáncer. La sentencia volvió a poner de relieve la confusión de la legislación irlandesa, que en su Constitución consagra por igual el derecho a la vida de la madre y del nasciturus.
Aunque el actual Gobierno —una coalición de los conservadores del Fine Gael y el Partido Laborista, en el poder desde principios de 2011— había empezado ya las discusiones para cambiar la ley, la reforma tomó un impulso imparable tras la muerte en octubre de 2012 de Savita Halappanavar. A pesar de las malformaciones del feto y de tener la seguridad de que este no podría sobrevivir fuera del útero materno, los médicos del hospital Universitario de Galway le negaron varias veces a Savita, de 31 años y embarazada de 17 semanas, el aborto que reclamaba. Los médicos sostenían que la ley no dejaba claro si era legal practicarlo si el feto está aún vivo.
La nueva ley establece ahora de forma clara que el riesgo de muerte de la madre, incluido el riesgo de suicido, es uno de los supuestos por los que se puede permitir la interrupción del embarazo. En casos de urgencia, la decisión de abortar puede ser tomada por un solo médico. Si el riesgo de muerte de la madre no es inminente, han de decidir dos facultativos. La nueva normativa, sin embargo, sigue prohibiendo la interrupción del embarazo en casos de violación, incesto o malformaciones fetales que no pongan en riesgo la vida de la mujer.
A pesar de esas limitaciones, la norma ha recibido la bienvenida de la diputada laborista Anne Ferris, que durante años hizo campaña por la reforma: “Las irlandesas han tenido que esperar 22 años para ver respaldados por la ley los derechos constitucionales que les reconoció el Supremo en 1992. Es un buen día para las mujeres irlandesas y para los profesionales de la medicina que cuidan en nuestros hospitales de las mujeres embarazadas”.
Sin embargo, Niall Behan, director de la Asociación Irlandesa de Planificación Familiar, lamenta que la nueva legislación no clarifica de forma cristalina situaciones como la que llevó a la muerte a Savita Halappanavar. “El problema para las mujeres y los médicos es que, cuando se presenta un riesgo serio para la salud, han de esperar a que la situación se deteriore hasta el punto de ser un riesgo para la vida de la madre. Realmente no sabemos si la nueva ley habría salvado la vida de Savita, porque es muy restrictiva”, dice.
Cora Sherlock, del grupo antiabortista Pro Life Campaign, opina lo contrario. “Todo el mundo sabe en el Gobierno que esta legislación no era necesaria para salvar la vida de las mujeres. Por eso ha tenido que intimidar a los miembros del Parlamento para que voten a favor de su partido y en contra de su conciencia”, declaró al ser aprobada la ley.
También en el norte de la isla pueden llegar pronto cambios que hagan más fácil el aborto. Aunque pertenece a Reino Unido, en Irlanda del Norte las leyes son mucho más restrictivas que en Inglaterra, Gales y Escocia: el aborto solo es legal si corre peligro la vida de la madre o corre el riesgo de daños graves su salud física y mental. A principios de diciembre, el ministro de Justicia, David Ford, propuso plantear antes de Semana Santa un proceso consultivo de 12 meses para estudiar la conveniencia o no de ampliar esos supuestos. Ford es del llamado Partido de la Alianza, el único del complejo arco parlamentario norirlandés que no se define por su adscripción religiosa o su apoyo a la unión con Reino Unido o con Irlanda. Y es favorable a que puedan también abortar las mujeres cuyos fetos sufren malformaciones graves que impidan al futuro bebé llevar una vida viable y las que estén embarazadas como fruto de una violación.
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