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“I am president but no hablo inglés”

Ana Botella, Mariano Rajoy y José Luis Rodríguez Zapatero suspenden en esta asignatura

Ana Botella ante el Comité Olímpico Internacional el pasado septiembre.
Ana Botella ante el Comité Olímpico Internacional el pasado septiembre.EFE

Pocos pueden presumir de tener 24.000 seguidores en su perfil de Twitter, ser parte del guión de una película y aparecer en los rankings de una afamada revista americana. Una sola frase ha revolucionado el mundo.

Desde aquella memorable recomendación de la alcaldesa de Madrid Ana Botella, muchos se han acercado a la Plaza Mayor de Madrid con el objetivo de comprobar la relajación que proporciona un café con leche en ese típico lugar madrileño. Y es que aquel “relaxing cup of café con leche” que pronunció en Asamblea del Comité Olímpico Internacional no solo tiene su propio perfil en Twitter, sino que la publicación Time la ha situado en el séptimo puesto de las meteduras de pata políticas de 2013 y aparece en la película infantil recién estrenada ‘Lluvia de albóndigas 2’.

El discurso de la alcaldesa fue tachado de teatral, inverosímil y vergonzoso. Para su interlocutora, sin embargo, supuso su "mejor campaña de comunicación” y reconoció que, a raíz de aquella frase, la conocen mejor en toda España. La presidenta del Partido Popular (PP) de Madrid Esperanza Aguirre, que sabe inglés por haber estudiado en el Instituto Británico, opina todo lo contrario: “Yo creo que Botella habla inglés. Otra cosa es que el asesor le recomendara según qué cosas, no siempre hay que hacerles caso”.

Profundizando más allá de la anécdota, se ha reabierto el debate sobre la preocupante formación en idiomas que tienen los políticos españoles. Si bien Celestino del Arenal, catedrático de Relaciones Internacionales de la Universidad Complutense, opina que no se puede exigir este conocimiento a personas cuyo papel es el resultado de unas elecciones democráticas, cree que es responsabilidad del político. “Es poco comprensible que políticos que no saben inglés aspiren a cargos públicos. Debe ser algo asumible para embajadores, presidentes y cualquier que ocupe un alto cargo en la administración”, explica.

Varios son los resbalones idiomáticos que han protagonizado los presidentes de nuestro país en los últimos años. Sin importar el dónde ni el con quién. A la pregunta del primer ministro inglés David Cameron sobre si había dormido bien la noche anterior, y con su correspondiente traducción al español por parte del traductor, el actual presidente Mariano Rajoy espetó un alegre “sí, sí, five hours” y un preocupante “it´s very difficult todo esto”. Ocurría en una charla informal en el marco de la cumbre del Gobierno de la Unión Europea en 2012, donde se pretendían pactar los presupuestos junto al presidente francés François Hollande y el neerlandés Mark Rutte.

Por su parte, el expresidente socialista José Luis Rodríguez Zapatero no supo contestar en varias ocasiones a periodistas extranjeros y retrasó diez minutos el inicio del Foro Económico Mundial en Davos al solicitar unos auriculares para seguir la reunión. Era el único participante de la mesa redonda que no hablaba inglés. “La imagen de un país está relacionada con la de sus políticos y que éstos tengan que disponer de un traductor da la sensación de que no puede relacionarse con otros cargos”, afirma el catedrático.

Si bien es cierto que las relaciones entre los políticos del más alto nivel ya están asentadas, hay flecos que se definen en la cumbre final. Estrechar lazos entre países depende de ellos. Como apunta Del Arenal, “los intereses no se defienden bien si no se pueden vender las posiciones propias, las cuales ayudan al resultado final de las negociaciones”. Lo adecuado, por tanto, es que el presidente pudiera hablar con sus homólogos en dichas reuniones. “En los Consejos Europeos vemos que tardan horas en definir los términos concretos de los acuerdos. Ahí es clave la política entre bambalinas”, añade el experto.

No saber inglés, sin embargo, no representa un problema para Rodríguez Zapatero. Considera que es muy habitual “en países con un idioma muy poderoso” y que hasta hace pocos años, su aprendizaje en la escuela de España “no estaba tan extendido". Para el catedrático, los políticos no pueden seguir defendiéndose con este argumento: “si uno aspira a ser político, tiene que ser plenamente consciente de que debe aprender, al menos, a hablar inglés”, dice con rotundidad al otro lado del teléfono.

Cuando los políticos de ahora eran niños, el segundo idioma que se aprendíaen las escuelas  era el francés pero desde hace más de dos décadas el inglés se presenta como la indiscutible lengua franca y se ha convertido en un requisito indispensable para la mayor parte de los empleos en España y en el extranjero. De hecho, el 45% de los españoles cree tener un nivel superior de inglés que Rajoy, según la editorial Cambridge University Press. Algo obvio según Del Arenal, por cuestiones “generacionales”. Algunos políticos ya son conscientes de ello e invierten parte de su tiempo en clases de inglés.

Otros, previendo su carrera profesional, se formaron antes de ejercer un alto cargo y aportan una buena imagen de España en este aspecto. Es el caso del ministro de Exteriores Miguel Ángel Moratinos que sabe cuatro idiomas; el eurodiputado del PP Jaime Mayor Oreja que habla inglés y francés ; la vicepresidenta y portavoz popular Soraya Sáenz de Santamaría y el exportavoz socialista José Antonio Alonso que hablan inglés. Parece que la simbiosis sí es posible.

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